Página 0 - Ashura

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Rojo.. ésto era lo único que podía ver, solo el rojo intenso de la sangre correr por la fría hoja de su katana, o más bien su Nagakiba.

-¡¡Alejate Demonio!!

Volteando su rostro, un rostro cubierto por la sangre de todos a los que mató, observando como una mujer abrazaba a un bebé en sus brazos, un bebé que no paraba de llorar... Ese sonido, ese molesto sonido lo irritaba, debía detenerlo, acercándose a la mujer lentamente, la cual solo podía temblar ante su presencia, sus ojos eran totalmente rojos, borrachos por la sangre, solo pedían más.. y más.

-¡Por favor!.. - Dijo la mujer llorando mientras sujetaba aún más fuerte a su bebé. -¡Se lo suplico!.. Haré lo que sea.. ¡¡¡en serio...!!!

El seguía acercándose, no le importaba nada, ya no tenía nada, solo quedaba su sed de sangre, al estar ya frente a frente con la mujer comenzó a levantar su arma, sujetándola con ambas manos, la mujer sujetó al bebé y se colocó entre aquel demonio y su hijo, el cual no había cesado su llanto.

Por un instante aquel demonio parecía dudar, sus brazos temblaban, sus ojos volvieron a su verdadero color, eran de un verde esperanzador, pero, tan pronto regresaron, se volvieron a perder, y su mirada llena de sangre tomó su lugar.

-Silencio...

Esas fueron sus únicas palabras, la mujer las escuchó, por un instante que no tenía explicación su mente solo pudo pensar.

-[Que voz tan... relajante]

Acto seguido la Nagakiba bajó en un movimiento demasiado rápido, fue algo apenas visible para alguien normal, la hoja de la misma estaba totalmente limpia, no había ni una sola gota de sangre, acto seguido la guardó en su vaina y la colocó en su espalda, para así continuar con su camino hacia el castillo, cuando aquel ser ya estaba a varios metros de la mujer, esta cayó al suelo, su cuerpo partido en dos ni se había separado, pero aún así, la sangre no tardó en brotar fuera de este, y al igual que la madre, el hijo, había dejado de llorar, y sus telas, manchadas en sangre.

En todo el lugar se escuchaban gritos ahogados de dolor, los cadáveres inundaban las calles, la sangre manchada en las paredes, y los techos de las casas ardían en un violento fuego, al parecer las personas de este lugar no tenían suerte, habían sido atacados por un gran número de bandidos, por esta razón sus defensas estaban débiles, y no pudieron hacer nada ante la llegada de aquel demonio, estaba a pocos metros de su destino, solos debía cruzar un puente que conectaba la ciudad con el castillo, con lo que no contaba era que uno de los bandidos estaría esperándolo en el puente, este poseía una gran lanza y unas túnicas moradas, y su rostro cubierto por vendas, notando su presencia se acercó al recién llegado.

-Mucho gusto.. quisiera que me entregué todo lo que tenga de valor, así le perdonaré la vida. - Tras sus palabras extendió el brazo en señal a que hiciera lo que el decía, no se podía notar pero bajo sus vendajes este sonreía enormemente.

-No... no llevo nada de valor... solo debo llegar al castillo. - El demonio volvió a hablar, está vez no era una voz relajante, sino una más desgarrada, como si llevara tiempo sin usarla.

-Tienes razón, no tienes pinta de tener algo de dinero pero.. esa katana que llevas.. será un buen pago por tu vida.

-No...

𝚈𝚘𝚞 𝚌𝚊𝚗'𝚝 𝚋𝚎 𝚂𝚑𝚞𝚛𝚊...!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora