"La única cosa que podía destruir la casa del dragón era esta misma.
Aemma Targaryen sabía que solo nació
como un recordatorio a su madre que su padre nunca la amaría.
Es por ello por lo que hizo todo para proteger a su familia, a sus hermanos.
Se c...
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"Por favor, no me dejes al final
Hay oscuridad en la distancia"- Daylight, David Kushner.
Aemma siempre mantenía sus promesas, algo que su madre le había enseñado desde demasiado pequeña. Así que cuando Aemond decidió ir con Sir Borros para tener una esperada alianza, ella decidió acompañarlo como reina consorte, no tenia mejor cosa que hacer en la capital, todos sus hermanos habían vuelto a Kings Landing, sus hijos estaban cansándose de su sobreprotección y ella creía que si seguía encerrada se volvería malditamente loca.
Habían llegado a un acuerdo con el hombre, una de sus hijas seria su doncella, aunque probablemente lo que deseaba era que aquella jovencita se volviera la amante de Aemond. No le importaba del todo, últimamente ya nada le importaba realmente. Era como si estuviera viviendo en un constante bucle, debido a que nadie le daba a conocer el siguiente paso luego de que Aegon interceptara la carta enviada a Daemon. Sus hermanos lo habían tomado como una traición, como si defender a sus hijos cambiara algo realmente.
En aquella guerra habría muchas bajas y ella no deseaba que sus hijos murieran. No de una forma cruel y despiadada, no cuando ella podía protegerlos.
- Es usted realmente hermosa, mi reina- dice Lord Borros viéndola.
A Aemma no le agradaba el hombre, no le agradaba nada de aquel maldito lugar, pero como nueva reina tenia que fingir, algo que estaba acostumbrada a hacer, día a día.
- Es un placer para mi ser recibida de esta forma Sir- sonrie ella acariciando su vientre de casi siete meses.
Aemma bebe su copa de agua mientras vuelve a perderse en sus pensamientos, sabía que Aegon era débil, como también sabia que había intentado huir, pero por obra de Sir Criston y Aemond había vuelto para tomar su corona.
Aegon apenas la miraba y ella estaba tan cansada todo el tiempo. No sabia como su madre, había aguantado tanto tiempo en la sombra, ocultando los errores de los hombres, vivir bajo ese manto de rectitud, ella solo deseaba tomar a sus hijos y huir para siempre, pero sabía que, si no ganaban aquella guerra, ella nunca estaría a salvo.
Sonrie de forma fingida cuando Sir Borros dice un comentario de Rhaenyra mientras vuelve a beber un poco de agua de su copa, hasta el sabor al agua del lugar le da nauseas, pero recuerda que solo deben esperar que la tormenta termine.
- El príncipe Lucerys Velaryon, hijo de la princesa Rhaenyra Targaryen- anuncia uno de los escuderos del Baratheon, haciendo que rápidamente las hijas del hombre se pusieran en su lugar y ella mirara todo desde un asiento de pieles mientras acaricia su vientre.
