"La única cosa que podía destruir la casa del dragón era esta misma.
Aemma Targaryen sabía que solo nació
como un recordatorio a su madre que su padre nunca la amaría.
Es por ello por lo que hizo todo para proteger a su familia, a sus hermanos.
Se c...
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"Creía que habíamos construido una dinastía que nunca se podría separar"- Dinasty, Miia.
Aemma miraba a sus hijos jugar en la habitación de su madre, había discutido con Aegon a los gritos por la nota enviada a Daemon, sus hijos no estarían más seguros en Kings Landing, por mucho que su esposo se lo prometiera. Los hijos de Haelena tampoco lo estarían no cuando sus esposos se negaban a decir que Luke seguía con vida. Como si aquella simple acción de salvarle la vida los hiciera débil, cuando era todo lo contrario, mostraba humanidad.
La reina miraba a sus niños jugar, incluso como Jaehaera con cuidado carga a Maelor el hijo de su hermana Haelena, el cual juega con su cabello pálido mientras balbucea como cualquier bebe de dos años lo haría, sabía que algo malo ocurriría mientras bebe un poco de su té, lo siente en el aire es aquella incomoda sensación de calma antes de una tormenta.
- Madre- dice Jaehaerys caminando hacia ella- ¿Qué ocurre?
- Nada amor mío- sonrie ella besando su frente con dulzura.
- Maelor es bonito- susurra el niño - ¿Nuestro hermano luciría igual si hubiera nacido?
La reina le sonrie a su hijo menor mientras acaricia su mejilla, su hijo no nato había tenido un funeral preparado por las septas, su pequeño dragón. Los maestres habían dicho que no podría procrear más hijos y Aegon no había dicho nada. Como siempre lo hacía. Sabia que su abuelo estaba buscando esposas para Aegon, la verdadera descendencia Hightower, como si ella y sus hijos no valieran absolutamente nada.
- Esta mejor madre- sonrie el niño secando una lagrima que corre por su mejilla- el esta mejor donde quiera que este.
- Lo sé, mi amor- sonrie ella besando su frente- los dioses lo desearon así.
El niño asiente, como si esas palabras cobraran sentido para él aunque no fueran realmente así, la reina mira a sus hijos mientras se coloca de pie y va hasta ellos uniéndose a sus juegos infantiles.
Como siempre Maegor se sienta en sus piernas mientras besa sus mejillas escuchando como sus hermanos hablaban sin parar de parlotear intentando capturar la atención de su madre. Su hijo era todo lo contrario, el mayor de esto era silencioso, pero siempre estaba para su madre, como si quisiera protegerla como ella una vez lo hizo con Alicent.
- Su majestad- saluda Sir Harry viendo a la joven reina- el príncipe Lucerys se niega a comer, desea verla.
- Todos los días hace lo mismo y luego come- sonrie la reina sin dejar de acariciar el cabello de Jaehaera que pide mimos mientras Maegor juega con Jaehaerys con unos dragones de madera que le regalo su padre.
