Capítulo tres:

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Una alarma empezó a sonar ruidosamente, una mano pálida rápidamente la apagó haciendo que el ruido parara. Victor abrió sus ojos perezosamente, sus ojos negros se dirigieron a su reloj que estaba en su mesita de noche, eran alrededor de las 7:00 am, faltaba una hora para su primera clase. Se levanto de su cama y se dirigió a su baño, no era ni grande, ni pequeño, su baño era a la medida perfecta.

Cambien nomás el color café de la estantería por un color gris oscuro

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Cambien nomás el color café de la estantería por un color gris oscuro.
Y el lavamanos está del lado izquierdo pegado a la pared, color blanco.

Se quitó su pijama, abrió la manija de agua fría. Varias gotas de agua helada caían deslizándose por su cuerpo palido, Víctor se sentía tranquilo al sentir como se mojaba su cabello negro largo. Le encantaba bañarse en la mañana con agua fría, lo despertaba y hacia que de algún modo su cerebro trabajara mejor, relajándose.

Cuando termino de bañarse agarro su toalla color negro y se lo puso alrededor de su cintura, saliendo de su baño y dirigiéndose a su cama, en donde ya se encontraba su uniforme de esgrima. Ya que su primera clase le tocaba en las mañanas era esgrima, todos los grados en esa clase la compartía, así que significaba que vería a su hermana. Su uniforme era completamente negro, se lo puso con calma, menos el casco. Eso ya se lo pondría cuando estuviera en clases.

Cerro la puerta de su habitación y bajo las primeras escaleras bajando al segundo piso, llegó a la habitación de su hermana y antes de tocar ella salió. Victor le sonrió.

—¿Lista?—le pregunto Victor.

—Yo siempre estoy lista—contesto Merlina con un tono arrogante, pero aún sin ninguna emoción alguna en su rostro.

Merlina cerro la puerta de su habitación y juntos se fueron al pasillo bajando las últimas escaleras en silencio. Se dirigieron en la parte de atrás de la academia, dieron la vuelta a la izquierda y se encontraron con dos puertas grandes y cerradas, en donde arriba decía "Esgrima". Victor agarró la manija de está y la empujó abriendo la puerta—Primero las damas—. Siempre dándole permiso a su hermana de que pasará ella primero, después de el. Algo que le enseño su padre, siempre ser caballeroso con las mujeres, y más con su madre y hermana. Cuando entraron, ya vieron a varios peleando con sus espadas, moviéndose con dificultad y otros perdiendo el equilibrio, Merlina y Víctor caminaban a la par mirando a cada uno de ellos. Ambos hermanos pasaban en medio, haciendo que algunos pararan su pelea en espadas y se les quedará viendo. Hasta que se pararon a ver una pareja en particular. Victor sentía que algo les seguía, pero decidió no comentar nada.

—Entrenador, ella me empujo—se quejaba un chico que se cayó al piso de aquella pareja que peleaban con sus espadas, ganando la mujer.

—Fue un ataque limpio, Rowen—contesto el entrenador que les vio como luchaban con sus espadas.

—Si te quejabas menos y practicaras más, no serías tan malo—dijo la mujer, quitándose su casco de protección.

Era una chica morena, parecía que no tenía cabello, pero lo poco que tenía resaltaba al ser de color negro. La chica tenía unos ojos cafés muy claros, pareciendo a los de un águila o eso le recordó Víctor cuando la miro.

My Secret Love | Larissa W.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora