Capítulo X

245 32 5
                                    

Capítulo X:

.

.

CRÓNICAS DE UN SUICIDIO ANUNCIADO

.

.

Luz.

.

.

A veces desearías que todo fuera un simple juego, esos que entretienen a los niños, esos que acabas cuando ya no te gustan, esos que reinicias y vuelves a comenzar, desde cero.

Pusiste un pie delante del otro, avanzando segura y con lentitud, como cuando eras pequeña y tu madre te enseñaba a caminar. Tus pies desnudos cada vez quedaban de un color más pálido y hasta azulado al pisar la congelada nieve, ya hasta podías jurar no sentir los dedos de los pies. Estabas desnuda y solo una camisa masculina color negro cubría tu frágil y magullado cuerpo, la nieve se amontonaba sobre tus cortos cabellos rosados formando una delgada capa color blanco, blanco inmaculado, el color de la pureza, de la salvación, el color que debería poseer tu alma pero no era así, esta estaba machada, destrozada, herida.

Respiraste profundo y el aire helado congelo tus pulmones. Subiste despacio al barandal de mármol, evitando perder el equilibrio, no miraste hacía abajo, solo al frente, observando desde arriba las luces de la ciudad, como estás contrastaban con el oscuro cielo.

Estiraste los brazos intentando volar, miraste los copos blancos caer y querías ser como ellos.

Todo se repetía como en tu sueño.

Tu sueño.

.

―Siempre fuiste tú―

Él  miró la caja musical sobre la cama, la melodía seguía sonando, la bailarina seguía bailando.

―¿Por qué?― Preguntaste en voz baja ―Me viste crecer― Susurraste.

Y recuerdas como de niña jugaban con Karin y Sasuke e Itachi siempre los cuidaba. Lo conocías desde pequeña. Desde que se mudo a unas casas de la tuya cuando apenas tenías siete años. Él te vio crecer, creció contigo, se llevaban nada más que cuatro años.

¿Cómo pudo hacerte algo así?

―No se de lo que hablas― Murmuro y avanzo unos pasos hacia ti ingresando al dormitorio.

―No te acerques―  Le gritaste y cruzaste la cama corriendo cuando él avanzo hacia ti.

―Hablemos― Te ordeno desde el otro lado del dormitorio, tu habías quedado del lado de la puerta.

―¿Cómo pudiste? ― Susurraste dando unos pasos hacia atrás.

Estabas anestesiada, atontada, perdida. No podías entender como alguien que te ayudó, te protegió, te cuido durante tantos años había sido capaz de hacerte algo así.

―Estas muy nerviosa― Dijo y levantó las manos despacio avanzando unos pasos hacia ti ―Cálmate y hablemos― Dijo aproximándose más.

―¿Por qué me hiciste eso? ― Susurraste y él frunció el ceño enojado ―Me conoces desde que era una niña― Dijiste llorando.

―Y también te vi elegir a mi hermano antes que a mi ― Murmura ―Porque si no eras mía, no ibas a ser de nadie― Dijo enojado y apretó los puños con fuerza.

Crónicas de un suicidio anunciado. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora