Capítulo VIII:
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CRÓNICAS DE UN SUICIDIO ANUNCIADO
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Placer.
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―¿Qué le hiciste? ―
―Ay, por favor― Se queja Sasori desde el sillón ―Te consigues uno peor que el otro― Murmura.
―Ya, Itachi ― Lo calmas y tiras de su mano para que ingrese al departamento de tu primo.
Eran cerca de las siete de la tarde. Habías pasado todo el día allí. Ya le habías avisado a tu madre para que no se preocupará que hayas huido otra vez y ella respiro más tranquila al saber que estabas con tu primo. Habías llamado a Itachi hacia una hora y le habías contado todo y él como siempre había venido a salvarte.
Llevabas puesta una sudadera color bordo de tu primo sobre aquel vestido negro.
―¿Me llevas a casa? ―
Él asiente aceptando, como siempre y tu te colocaste las botas antes de irte.
―Te la devuelvo luego― Murmuras haciendo referencia a la holgada sudadera, el sonríe ―Gracias, Sasori―
Y lo abrazas. Itachi bufa desde la puerta.
―Llámame si me necesitas― Asientes.
En veinte minutos estabas en tu casa. Sentada en la sala con tu madre y tú padrastro. Ella lloraba pero al menos ahora te despedías en la cara.
―No me voy a ir― Susurras y la abrazas ―Itachi vive cerca, los visitaré todos los días ― Prometes.
Y sabes que es mentira porque lo único que quieres es salir de esa casa cuanto antes y no cruzarte con Gaara o Karin.
―Bien― Acepta y te abraza con fuerza ―Por favor no vuelvas a irte― Te ruega.
Y se te parte el alma pero sabes que irte a vivir con Itachi es lo mejor.
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―Sakura―
― ¿Qué haces aquí?― Preguntas dándole la espalda.
Tiemblas porque aún no estás preparada para enfrentarlo.
―¿Qué haces?― Pregunta ingresando a tu dormitorio.
Tú no quieres que este allí, tú no quieres que avance aún más. Le das la espalda y continuas doblando y guardando tu ropa en la maleta.
Otra vez estás huyendo.
―Me voy― Sentencias al ver que él no tiene intenciones de irse.
―No te puedes ir― Murmura con desesperación.
― ¿Ah no?― Preguntas con ironía ― ¿Crees que puedo seguir viviendo bajo el mismo techo que la zorra que se acostó con mi novio?― Dices enojada y clavas tus ojos verdes en él.
Es un desastre. Tiene el pelo revuelto, los ojos rojos e hinchados y la piel pálida.
―Eso ocurrió hace cinco años― La justifica.
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Crónicas de un suicidio anunciado.
RomansaEsta es la historia de mi muerte. De todos los pequeños detalles que me llevaron a suicidarme ese día.