Capítulo 3

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Jungkook se despertó. Sus ojos parpadearon con suma pesadez. 

Cada vez que veía la luz del día se preguntaba qué hacía allí aún. ¿Por qué seguía vivo aún?

O mejor dicho, ¿para qué?

Sintió un dolor fuerte en lo bajo de su abdomen. Las necesidades básicas llamaban, su vejiga se sentía como si estuviese por explotar. Intentó despegarse de su colchón, irguiéndose con dificultad y poniéndose de pie, no sin antes tambalearse. Sus movimientos eran lentos, así que caminó despacio y arrastrando sus pies entre las latas y botellas de alcohol de su habitación. A pesar de que hacía frío él sólo llevaba unos bóxers puestos.

Cuando salió de su habitación la casa estaba milagrosamente silenciosa, buena señal de que su madre se había ido, tal vez a buscar droga o algo así.

Empujó la puerta del baño y entró, sin preocuparse por volver a cerrarla. Caminó hacia el inodoro, se giró, bajó su ropa interior y se sentó, no tenía fuerza en las piernas para orinar de pie. Soltó el aire en sus pulmones cuando se relajó lo suficiente para comenzar a orinar, y cuando lo logró, un gemido de dolor salió de su garganta. Primero comenzó como un dolor punzante desde su vejiga y se expandió por toda su uretra, invadiéndole un gran ardor.

Apretó los dientes y se inclinó hacia delante, apretando sus manos contra su vientre. Aquellos segundos donde estuvo orinando hasta vaciarse se sintieron como los más eternos y dolorosos de su vida. Cuando Jungkook miró hacia abajo, notó que entre parte de lo que había orinado también había sangre. No sabía bien cómo ni por qué.

Se secó y se puso de pie con molestia, sentía que sus entrañas estaban aún prendidas fuego. Se levantó los bóxers y se acercó al lavabo. Abrió el grifo de agua fría y puso su rostro bajo la columna de agua helada. Levantó la cabeza y se miró al espejo. Su rostro estaba pálido y en las esquinas de sus ojos yacían rojas, sus ojeras moradas, sus labios incoloros.

Caminó fuera del baño y fue hacia la sala. Miró hacia su alrededor, su casa siempre se veía como si hubiese pasado un huracán, con desorden y suciedad por todos lados. 

La pequeña mesa frente al malogrado sofá tenía sobre sí un conjunto de pastillas y bolsitas con droga de todo tipo. Se acercó y hurgó entre todas las cosas de la mesa hasta que encontró unas pastillas que sabía eran opioides. Tomó dos, las colocó sobre la superficie de madera y las aplastó con el mango de un cuchillo que había allí, hasta hacerlas polvo. Se inclinó, colocando su cara sobre la mesa para aproximar su nariz lo más posible e inhaló el polvo profundamente. La molestia le generó picazón y tosió por reflejo. Siguió inhalando y luego el resto lo tomó con la yema de su dedo índice y se lo colocó en sus fosas nasales para inhalar lo último que quedaba.

Tosió varias veces más, su garganta y nariz se sentían secas e irritadas. Tomó más alcohol para humedecer un poco su garganta y que las pastillas golpearan más fuerte y rápido. Con eso sería suficiente para que el dolor en su abdomen mermara.

Se recostó en el sofá, aunque no era buena idea quedarse allí, pero sus músculos no estaban en condiciones para llevarle a ningún otro sitio.

Cuando Jungkook se despertó nuevamente fue porque sintió un fuerte tirón en su brazo. Sus ojos se abrieron de golpe y cayó directamente sobre el suelo de madera, golpeándose parte de sus brazos y el costado de su cara. Se quejó con un gruñido por el golpe en su mejilla al aterrizar.

- No duermas en mi sillón, rata – dijo Jungjae, pateándole con el pie sobre su costado para que se quitara del camino. Se tiró de culo sobre el sofá y prendió la televisión, con intensión de quedarse allí mirando la pantalla como un idiota, bebiendo cerveza y comiendo cosas que eran más basura que propio alimento, como snacks y pizza recalentada.

• Falling for you  ~ [KOOKMIN] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora