Goodbye Clouds of Gray

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El regreso a clases suele ser un sufrimiento para muchos.

Pero no tanto como lo fue para Roier.

El pobre chico creía que el poco tiempo que quedaba de las vacaciones de verano haría que todos olvidaran lo que pasó en aquella fiesta. Pero lamentablemente no fue así.
La mitad del instituto aún recordaba la situación de Roier, y si eso no fuera lo suficientemente mortificante, algunos tenían las agallas de molestarlo con eso.

Al principio no podía evitar sentirse horrible cada vez que se lo recordaban o hacían alguna tonta broma llena de estereotipos homosexuales. Algunas veces los chistes pasaban a ser un poco más denigrantes que hacían que Roier se preguntara si realmente estaban en el siglo XXI. Sino no podía entender el nivel de homofobia.

Pero en algún punto las bromas se calmaron. Bueno, en realidad a Roier comenzó a importarle menos a tal punto de que llegaba a responder de una forma poco amable a aquellas personas.

— ¿Se les perdió algo?

Cómo pasaba en ese mismo momento.

Un grupo pequeño de alumnos se encontraban frente a su casillero murmurando entre risas hasta que escucharon la voz del chico.

Roier estaba detrás de ellos esperando a que se alejaran para que pudiera tomar sus libros sin problema. Y cuando lo hicieron entendió el por qué estaban allí.

"Maricón"

Eso estaba escrito sobre el metal.

No iba a enojarse, no era nada nuevo. Últimamente encontraba esa palabra en cada lugar que ocupaba.
Así que solo suspiró y se acercó a su casillero para finalmente abrirlo a pesar de las personas a su alrededor.

— Oye Roier ¿Es verdad que sales con el profesor de Matemáticas para mantener tus notas?

Ah, y como olvidar los ridículos rumores que se creaban con una inspiración digna de algún escritor de fantasía.

Roier ni siquiera intentó contestar la pregunta. En realidad alguien más lo hizo por él.

— ¿Y es verdad lo que dicen sobre ti? —Preguntó Mariana el cual recién había llegado. El chico que había hecho la pregunta lo observó confundido.— Que hay que buscarte el pene con Microscopio. Vete a la verga.

El estudiante abrió la boca a punto de responder ante la broma pero sus amigos se lo llevaron antes de causar un problema.

— No es necesario que hagas eso. —Dijo Roier a su amigo, intentando restarle importancia al asunto.— Ya se van a aburrir.

El chico de gafas bufó apoyándose en el casillero junto al suyo mientras Roier terminaba de sacar los libros y apuntes que necesitaba para su siguiente clase.

— Eso dijiste la última vez. No puedo creer que sigan haciendo éstas mamadas a mitad de año.

Se quejó el más alto cuando Roier cerró su casillero mostrando nuevamente la palabra escrita en él.

Y el más bajo volvió a suspirar.

Roier había tenido la esperanza de que en algún punto esas personas se cansaran de ese tipo de bromas o encontraran a otra pobre víctima para molestar. O eso lo había dicho Robleis.

Cuando comenzaron con todo eso, el más joven habló con su compañero de teatro para que le de consejos. Porque Robleis había pasado por lo mismo cuando salió del closet unos años atrás. Pero éste le dijo que era inevitable y que solo debía esperar a que se cansaran.
Roier pensó en hablar con algún profesor o el mismo director pero Rob le dijo que era una perdida de tiempo.

I Don't Dance | SpiderBearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora