the sex therapist next door | Samo

Capítulo Tres

Momo estaba cometiendo un gran error, y lo peor era que ya lo sabía.

Un gran error, se lamentó antes de que su culpa mordaz desapareciera casi por
completo al primer toque tentativo de la lengua de Sana contra sus labios vaginales. Gimiendo, Momo usó la mano que no estaba enredada en los brillantes
mechones castaños de Sana para apoyarse contra el borde de la plataforma sobre la que se arrodillaba sobre la cabeza de su asistente temporal.

Colocó su peso más pesadamente en la boca sexy de Sana, moviendo las caderas mientras se deleitaba con los puños blancos de los nudillos de la chica y los pezones increíblemente rígidos y muy chupadores que parecía no poder dejar de tocar. Ella es tu vecina de al lado, por el amor de Dios. Tu vecina demasiado joven, más que probable emocionalmente inmadura.

¿Qué pasará cuando este pequeño arreglo acabe mal? Momo echó la cabeza hacia atrás y quedó sin aliento, asombrada por la rapidez con que Sana la había convertido en un estado de pura y desesperada necesidad. Ella no rogaría, por supuesto. Incluso si quería.

¿Y si ella pide sexo fuera de clase? Momo normalmente no era del tipo presumido, pero tuvo la clara impresión de que Sana realmente había disfrutado su orgasmo.
Viviendo tan cerca, parecía inevitable que Sana pudiera solicitar otro encuentro en algún momento. Uno privado, en su propio tiempo.

Eso sería un desastre. Momo estaba a solo tres meses de cumplir cuarenta años, demasiado vieja para una jovencita ansiosa, follamiga en medio de una etapa tan diferente de su vida.

Concedido, Sana era muy buena para comer vaginas incluso mejor de lo esperado. "¿Cómo voy a aprender a menos que me enseñes?"

Momo gimió ante el recuerdo de la seductora súplica de Sana y su propia respuesta aguda. "No puedo creer que ya no conozcas tu camino alrededor del cuerpo de una mujer. De hecho, estoy segura de que lo haces. He oído tanto a través de la pared de nuestra habitación."

Sana le había dado la mejor sonrisa, una que hacía imposible que Momo dijera que no. "Califícame, entonces. Dame tu examen final."

Así que ahora aquí Momo se cernía, desnuda de cintura para abajo, sobre la boca ocupada de la joven y animada seductora que de alguna manera había borrado todo su buen sentido con un solo batir de sus pestañas. Esas tetas impecables tampoco habían ayudado, ya que eran las más bonitas que Momo  había besado una distinción impresionante dada su abundante historia sexual. La siempre cambiante lista de invitadas de Sana le recordó a Momo su propia juventud despreocupada, antes de que tomara la tonta decisión de comprometerse con una mujer que continuaría tratándola
como una mierda absoluta durante casi cinco de los seis largos años que estuvieron juntas. Su ex novia, Dahyun, le había enseñado el valor de la precaución en sus enredos interpersonales, una lección importante que se volvió más complicada y menos relevante con cada caricia de la lengua entusiasta de Sana.

No era como si no hubiera notado a Sana en el último año. Incluso había fantaseado con follarla, más de dos veces, durante algunas de las más solitarias de sus noches cada vez más solitarias en casa. Ella era solo humana, después de todo. Sana no solo tenía una apariencia innegablemente voluptuosa, sino que también era la orgullosa dueña de un abundante apetito sexual uno que había inspirado las sesiones de placer de Momo desde su primera noche en el edificio. Incluso si ella hubiera querido ignorar a la chica de al lado, hubiera sido imposible. Sana se había convertido en un espectáculo semi-frecuente durante los viajes de Momo dentro y fuera del edificio donde vivían sus vidas lado a lado, siempre con una sonrisa en la cara y un saludo cálido e informal para ofrecer.

Sus breves interacciones le habían proporcionado a Momo material más que suficiente para reunir la fantasía ocasional de ‘mentora sexual con una mujer más joven’. También eran la razón por la que inmediatamente pensó en Sana después de la llamada de Nayeon. Así que ... sí. Ella había tenido curiosidad por un tiempo. Al menos ahora esa curiosidad estaría satisfecha incluso si hubiera arruinado su relación educadamente cordial como resultado.