Te paraste en la cocina buscando en los gabinetes el cereal que Taylor había comprado ayer. Era tu favorito y Taylor lo sabía.
Ella también era consciente del hecho de que odiabas pedir ayuda cuando no podías alcanzar algo y ella lo ponía a propósito en un estante alto solo para que le pidieras ayuda. La hizo sentir bien cuando le pediste que te trajera y siempre fuiste tan linda y con pucheros después, simplemente eso la hizo derretirse.
Te quejaste cuando buscaste en todos los gabinetes que pudiste alcanzar y te diste cuenta de que no estaba allí.
Suspiraste y entraste en la sala de estar donde Taylor estaba con Olivia sentada en su regazo mientras cambiaba los canales de televisión.
Te acercaste a ella y te sentaste a su lado, poniendo tu cabeza en su hombro y haciendo pucheros. Ella te miró y se rió, con una pequeña sonrisa en su rostro.
"¿Todo bien, ___?"
"No, otra vez escondiste el cereal"
"Claro que lo hice. ¿Lo quieres, cariño?"
Asentiste con la cabeza y te quejaste haciéndola sacudir la cabeza y reír. Se levantó y agarró tu mano llevándote a la cocina y levantándose con facilidad para agarras el cereal del gabinete superior.
Sonreíste y fuiste a tomarlo de sus manos cuando ella lo levantó sobre su cabeza, con una sonrisa burlona en su rostro.
"¿Cual es la palabra mágica?"
"Taylor" te quejaste, solo para que ella negara con la cabeza cuando arrastraste su nombre, apoyándote en las puntas de tus pies solo para que ella lo mantuviera más alto sobre su cabeza.
"¿Por qué tienes que ser tan alta? ¡No es justo!"
Ella se rió cuando intentaste saltar para agarrarlo antes de rendirte. Hiciste pucheros y cruzaste los brazos sobre el pecho.
"La palabra mágica, mi amor, entonces es todo tuyo"
"Por favor"
"Lindo, pero no. Eso fue incorrecto"
"¿Qué?"
"Está bien, solo dime mis dos palabras favoritas y es todo tuyo, lo prometo"
"¿Te amo?"
Ella sonrió y te entregó la caja de cereal, besando tu mejilla suavemente antes de ir a buscar una botella de agua para ella en la nevera.
"Eres tan linda y pequeña. Te amo" Ella te palmeó el trasero antes de regresar a la sala de estar mientras comías tu cereal, riéndote de lo dulce que es tu novia.
375 palabras