Cuando te despertaste esa mañana, instantáneamente lo sentiste. Tu cuerpo estaba adolorido, definitivamente tenías fiebre y había un dolor innegable en tu oído derecho.
Te diste la vuelta para encontrar a Taylor ya levantada y vistiéndose. Ella tenía una sesión de estudio hoy y era muy importante para ella, así que no querías que supiera que estabas enferma porque cancelaría para cuidarte en un abrir y cerrar de ojos.
Te sentaste y fuiste al baño a cepillarte los dientes, todo el tiempo tu cuerpo dolía y te sentías completamente exhausta, queriendo nada más que arrastrarte debajo de las sábanas.
Taylor entró al baño sonriendo cuando te vio, pero un ceño fruncido pronto reemplazó su sonrisa.
Ella caminó detrás de ti y colocó sus manos en tu espalda para frotarte suavemente.
"Buenos días cariño. ¿Te sientes bien?"
"Sí, ¿por qué?"
"Te ves enferma. Estás muy pálida"
Terminaste de cepillarte los dientes y te diste la vuelta, el dorso de su mano instantáneamente en tu frente que ahora ardía.
"¡Oh, Dios mío, te estás quemando! ¿Te sientes enferma, cariño?"
Negaste con la cabeza y trataste de disimular, actuando como si fueras a tener un día de descanso mientras te acurrucas con los gatos mientras miras un nuevo programa en Netflix.
Ella frunció el ceño pero asintió con la cabeza, agarró su teléfono y su bolso antes de besarte mientras intentaba verificar si tu temperatura había subido.
"Taylor, solo vete. Cariño, estaré bien"
Ella suspiró, sintiéndose culpable por haber tenido que dejarte cuando sabía que definitivamente estabas enferma, pero estuvo de acuerdo y pronto salió por la puerta para ir al estudio.
Pasaron un par de horas y solo te sentías peor.
Sabías que tu fiebre había subido y apenas tenías energía para siquiera levantarte para ir al baño.
Eventualmente te levantaste de la cama y agarraste el termómetro del mueble del baño antes de sentarte en los fríos azulejos.
Te hizo suspirar mientras hacía que tu cuerpo se sintiera más fresco, el termómetro sonó un minuto después: 38,8ºC.
Te levantaste con cuidado y llenaste una de las tazas en el lavabo del baño con agua fría antes de volver a la cama y recostarte para tratar de dormir un poco. Pero no pudiste.
No podías ponerte cómoda y no estabas segura de si tu cuerpo estaba caliente o frío. Cada vez que te tapabas sentías calor, pero cuando te las quitabas de tu cuerpo, te daban escalofríos que te hacían alcanzar las mantas para cubrir tu cuerpo helado.
El dolor en tu oído se estaba intensificando y estabas empezando a sudar, también se desarrolló una pequeña tos que solo empeoró en cuestión de lo que parecieron minutos. Cada vez que tosías, sentías que ibas a sacarte los pulmones al toser. Fue horrible y te sentiste tan enferma.
No podías negar el hecho de que no había manera de que pudieras hacer algo por ti misma con lo mal que te sentías y todo lo que realmente querías en este momento era que Taylor te abrazara, frotara tu espalda y te diera un pequeño pero dulce beso en la frente.
Te sentías extremadamente culpable pero sabías que tenías que hacerlo. Cogiste tu teléfono y fuiste al contacto de Taylor. Ella respondió al segundo timbre, su voz llena de preocupación.
"¿___? ¿Estás bien?"
"Taylor, ¿puedes volver a casa, por favor? Estoy enferma y realmente te necesito aquí conmigo"
"Estoy en camino ahora mismo ___. Estaré allí en unos minutos"
Suspiraste y pusiste tu teléfono en la mesita de noche antes de girar sobre tu lado derecho, alcanzar una de las almohadas de Taylor y enterrar tu rostro en ella.
Siempre fiel a su palabra, unos minutos después, Taylor estaba a tu lado, agachada en el suelo junto a tu lado de la cama y mirándote detenidamente.
Parecías miserable y eso le rompió el corazón. Estabas más pálida que cuando ella se fue, estabas muy sudorosa y te veías tan miserable.
"Hola cariño. ¿Estás bien?"
"No me siento bien Taylor"
"¿Por qué no me dijiste la verdad antes?"
"Porque no quería que te perdieras esta sesión de estudio. Era importante para ti"
"Sí, pero sabes que eres mucho más importante que una maldita sesión de estudio. Está bien, olvidémonos de eso. ¿Cuál es tu temperatura?"
"La última vez que verifiqué 38,8ºC"
Ella suspiró y agarró el termómetro antes de volver a colocarlo debajo de tu lengua.
"Veamos qué es ahora. Voy a traerte un poco de agua fría"
Te beso en la mejilla y se metió en el baño con la taza de tu mesita de noche para llenarla de agua fría.
Cuando escuchó el pitido del termómetro, apagó la luz del baño y salió corriendo con cuidado.
Te pasó la taza de agua fría y te quitó el termómetro de la boca, observándote mientras tomabas unos sorbos de agua.
"39,2. Muy bien, pongámonos cómodas para que puedas dormir un poco"
Te quitó el agua y con cuidado la volvió a colocar en la mesita de noche antes de meterte debajo de las sábanas mientras gemías, el dolor de tu oído se hizo notar una vez más.
Se acercó a su lado de la cama, una pequeña sonrisa en su rostro cuando notó que tu cabeza descansaba cómodamente sobre una de sus almohadas.
Con cuidado lo apartó de debajo de tu cabeza y rápidamente reemplazó el lugar con su hombro.
"Está bien ___, estoy aquí ahora. Duerme un poco, ¿de acuerdo? Si te sientes peor cuando despiertes, te llevaré a urgencias"
Asentiste y ajustaste tu cuerpo para que tus piernas se enredaran con las de ella, tu cabeza descansaba cómodamente sobre su hombro mientras respirabas su suave aroma lo mejor que podías.
Sentiste sus manos en tu espalda mientras aplicaba una ligera presión con sus uñas haciendo que tu piel hormigueara.
"Gracias por venir a casa a cuidarme, Tay. Te amo mucho"
"EN cualquier momento hermosa. Te amo mucho más"
Ella beso tu sien y vio cómo tus ojos se cerraban mientras te dormías. Era lo que necesitabas y merecías, y ella estaría allí para abrazarte y cuidarte siempre que la necesitaras.
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