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Los dos se encontraban en la cocina, él cortando unos alimentos mientras ella en la estufa, ambos estaban en su burbuja, no fue hasta que el timbre de aquella casa se escuchó, haciendo que él se limpiará las manos y le mencionara que iba a ver de quién se trataba, ella acabo con lo él hacía, y dejando que esto hierva por unos minutos se asomo viendo como una chica abrazaba al castaño mientras él solo daba palmaditas en la cabeza de ella.
Minutos pasaron y ella se separó de él pidiendo perdón por haber ensuciado de maquillaje la camisa que llevaba, él solo le resto importancia y sin más aquella presencia algo desagradable para la rubia se retiró, dejando nuevamente a ambos solos en casa, él cerró la puerta asegurando que ella no volviera, viendo su prenda que si estaba sucia del maquillaje que ella llevaba.
— Sabes que cuando te enojas parece que estás llevando al infierno a la persona. – Mencionó ese jóven para caminar a las escaleras e ir a su habitación. — Me voy a cambiar, ya vuelvo.
Ella solo vió como en las escaleras él se quitó aquella camisa y escuchó las quejas de él, llenando de orgullo que él odiaba ensuciar sus ropas con maquillaje, ahora él en lo que se cambiaba se preguntaba porque mantener un contacto con su ex, era una buena pregunta, que idiota creería que se podía volver su amigo cuando hubo algo entre ellos y que al final él era el cuernadeo, con pesar bajo las escaleras viendo como aquella rubia que se había ganado el corazón de él acomodaba las cosas en la mesa.
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— ¿Nos sentamos a comer Kōji? – Él asintió tomando asiento al lado de ella. — No quiero sonar grosera o chismosa pero – Le daba vergüenza decir esa pregunta sin sonar celosa.
— ¿Quién era ella? Es lo que quieres preguntar, ¿No? – Ella asintió viendo como él servía un poco de curry sobre el cuenco de arroz que ella tenía. — Que no te de pena Emma, y es una ex, hace años que terminó de nosotros pero no sé si bebió o algo porque ella siempre se arrepiente cuando se pasa de copas. – Dejando el cuenco enfrente de la rubia, ella bajó la mirada, al parecer él seguía recordando detalles de ella cuando no debía. — Pero si te molesta o algo puedo terminar cualquier contacto con ella y evitar abrir la puerta si se trata de ella, solo tienes que decirme que te molesta y lo cambiaré Emma, no es necesario que te desanimes. – Él tomó asiento viendo a la rubia que tenía a su lado cabizbaja.