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‘Cause if I could see your face once more
I could die as a happy man I'm sure
— All I Want

Era el día, un día en dónde ambas pandillas se enfrentarían, dos dúos de amigos tenían un objetivo, los que vestían aquel uniforme negro era llevar devuelta con ellos a su amigo de la infancia y su amigo de peleas, debían regresar a un castaño von...

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Era el día, un día en dónde ambas pandillas se enfrentarían, dos dúos de amigos tenían un objetivo, los que vestían aquel uniforme negro era llevar devuelta con ellos a su amigo de la infancia y su amigo de peleas, debían regresar a un castaño von una rubia que había perdido la sonrisa después de la última visita a la casa de él.

Y así la pelea inició, golpe tras golpe, pasaron minutos casi horas, no fue hasta que el dúo de cabellos oscuros se separaron para dar inicio al plan, y cuando estaba el castaño por llegar al rubio de lentes un jalón lo llevó al suelo viendo al dueño que le provocó un dolor de muerte por una semana, un gancho al hígado y casi ni podía hacer nada sin sentir el dolor y en los brazos que habían sido su escudo vaya sorpresa que se llevó al ver cómo estos no se le caían del dolor.

— Reacciona Kōji, volvamos juntos, deja de ir por Mikey. – Había algo que desconocía aquel rubio y era el verdadero objetivo de esos dos, y no espero un nuevo golpe, así que tomó impulso dando una patada en el abdomen del rubio con los pies juntos. — Maldita sea Mikey aceptó la pelea para recuperarlo.

— Ni que fuera un pinche tesoro perdido, supéralo Draken esto no tiene sentido. – Y ahora él era el que golpeaba aquella protección del rubio. — Sabes me dolieron los malditos brazos cuando me golpeabas y ese gancho al hígado, ¿Cuánto enojo guardaste hacía mí? – Una patada doble llegó a la cabeza del tatuaje. — ¿Por qué no me demuestras cuánto me odias ahora Draken?

Ahora ambos compartían golpes, ninguno dejaba que el otro tomará ventaja, solo una cabellera hizo que el de ojos amarillos grisáceos se distrajera, siguiendo la trayectoria de aquel amigo y un brillo hizo que se diera cuenta de la locura que iba a hacer, cómo pudo evito el golpe y corrió hacía su amigo del tatuaje de tigre, cuando esté iba a enterrar aquella navaja en la espalda de aquel pelinegro cómo pudo el castaño saltó sobre su amigo de cabellos de plátano.

Ahora ambos compartían golpes, ninguno dejaba que el otro tomará ventaja, solo una cabellera hizo que el de ojos amarillos grisáceos se distrajera, siguiendo la trayectoria de aquel amigo y un brillo hizo que se diera cuenta de la locura que iba a...

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— Maldita sea Kazutora, no debes de jugar con esto. – Había recibido un corte por parte de su acción, quien demonios se aventaría a un demente con arma blanca nadie excepto él. — Muévete Baji que no sé cuánto mantenga a Kazutora.

𝐂𝗁𝗈𝖼𝗈𝗅𝖺𝗍𝖾 𝐂𝗂𝗀𝖺𝗋𝖾𝗍𝗍𝖾𝗌 [𝗘𝚖𝚖𝚊 𝗦𝚊𝚗𝚘] #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora