Extra 3: Merengue nocturno

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La noche trajo consigo una lluvia de estrellas que acabó decorando el firmamento, dejándolo tan precioso como siempre

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La noche trajo consigo una lluvia de estrellas que acabó decorando el firmamento, dejándolo tan precioso como siempre.

Minho se levantó a mitad de la madrugada, viéndose incapaz de poder conciliar el sueño. Allí, en la cocina, se apoyó en la ventana y dejó que el aire fresco, producto de una noche fría, entrara y llenase sus pulmones. Miró entonces la ventana del edificio continuo, observando en este una habitación cualquiera de un apartamento cualquiera.

Los recuerdos no tardaron en invadirle. Aquel primer día que por casualidad del destino, o vete tú a saber qué, conoció a un pequeño y arisco gato llamado Merengue. Así, también vio por primera vez a su dueño, igual de mono que él.

Y entonces, al pensar en Jisung, apareció por la puerta de la cocina, como si hubiese estado leyendo sus pensamientos.

—Perdón, ¿te he despertado?—Minho se acercó a Han y dejó un cálido beso sobre su frente.

—No. Yo tampoco puedo dormir.

—¿Y eso? ¿Quieres que te prepare algo? ¿Leche con miel?

—No, está bien. Estoy contigo.—Minho frunció un poco el ceño pero todas sus dudas se disiparon cuando el menor se acurrucó junto a él.—He estado pensando mucho.

—¿Sobre qué?—Minho llevó su mano al pelo de su novio y le acarició allí, durante un buen rato, hasta que Jisung volvió a hablar.

—¿Y si no me dan el puesto?

Jisung había encontrado trabajo en una cafetería, pero al mudarse de nuevo junto a Minho, esta vez, de vuelta a Seúl, tuvo que dejar el puesto.

Ahora que sabían que se quedarían allí por un largo tiempo, Jisung se presentó a una entrevista de trabajo en una empresa, algo en lo que él había estado estudiando tantos años.

—Si no te lo dan, entonces buscas otro.

—No es tan fácil, es una oportunidad que no se presenta todos los días.

—Hay oportunidades en cualquier lado, Hannie.—Y no pudo resistirse más. Pronto, la cara de Han fue llenada de besos del mayor, haciéndolo reír en voz baja, recuperando ese aura que le caracteriza.

—¿Recuerdas el día en el que viajé a Jeju?

—¿Ese día donde me dejaste a cargo de Merengue sin previo aviso?

—Sí. Realmente fui porque... bueno, mi abuelo había fallecido.

—Oh, eso...

—Pero volví porque sabía donde debía de estar.

—¿Con Merengue?

—Con Merengue y contigo.—Jisung se aferró más a él, abrazándolo como nunca antes, como si, en algún momento, Minho desapareciese de allí para siempre. Como si fuera el último que le daría.—No me dejes.

—No voy a dejarte.—Minho le correspondió el abrazo.—Si algún día ya no estamos juntos... no es, definitivamente, porque yo haya querido.

—Yo tampoco querría.

—Entonces, no hay razón para ello.

—Pero, ¿y si...? ¿Y si ocurre algo en mi familia que haga que tengas que irte lejos? ¿Y si mi padre no apoya nuestra relación y me obliga a sentar cabeza? Ya sabes... a dejar de viajar contigo.

—Creo que tenemos diferentes conceptos sobre "dejarlo".

—¿Uh?—Han le dio una mirada confundida.

—Que nos separemos no significa que lo dejemos. Que no estemos juntos no significa que ya no seas mi novio. Que tu padre no acepte nuestra relación no significa que no sea válida. O, ¿crees que tu padre pueda hacer que rompamos?

—¿Y si te manipula para que lo hagas? Verás, como estás a punto de conocerlo después de tanto tiempo que hemos estado saliendo... y él ni siquiera sabe que eres un hombre... todavía... entonces, podría cabrears-

—No estabas pensando en el puesto, ¿verdad?

Han bajó la mirada apenado. Se sentía un tonto después de haber pasado la noche sin dormir por tales pensamientos intrusos que no llegaban a ningún lado.

—Ven aquí.—Minho le agarró, sorprendiéndole, y lo colocó sobre la encimera.—Tengo que confesarte algo.

—¿Oh?

—La verdad es que...—Jisung le miró preocupado.—Merengue se escapó.

—¡¿Qué?!—Han gritó tan fuerte que Minho tuvo que sisearle para que bajase la voz—¿Qué?—Volvió a repetir, esta vez susurrando, pero igual de desconcertado.

—El día que viajaste a Jeju. Merengue se escapó de casa. Dios, lo estuve buscando por tanto tiempo...

—¡¿El Merengue que tenemos es una copia?!

—¡Claro que no! Volvió a casa cuando tú lo hiciste. Es como si... te hubiera estado buscando, o supiera en el momento exacto que volverías.

—Entonces, ¿Merengue está bien?

—Sí, Merengue es Merengue, ¿no ves que está igual de arisco?—Han carcajeó.

—Sí... oh, ya está saliendo el sol.

—¿Sabes qué día es?

Jisung le sonrió y contestó.

—Sí, es San Valentín.

Entonces Minho se acercó, posó sus labios sobre los de Jisung y habló.

—Feliz aniversario, lindo.

—Ay, eres tan dulce... y empalagoso.—Se empezó a quejar cuando Minho cambió de rumbo los besos de sus mejillas hacia su cuello.

—Estoy seguro de que tú lo eres más, ¿o es que no ves que cuando estoy contigo, estoy también entre dulces y merengue?

—Estoy seguro de que tú lo eres más, ¿o es que no ves que cuando estoy contigo, estoy también entre dulces y merengue?

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N/A

Muchas gracias por leer esta historia hasta el final. No sabéis lo mucho que me alegra que haya gente a la que le guste lo que escribo ♥︎

Ahora sí, adiós a esta historia 👋

3・🐱

Entre dulces y Merengue || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora