Apoyó su mejilla sobre el cristal y observó los árboles desaparecer entre los bordes de la ventana, difuminándose a la vez que el coche avanzaba.
Minho había conseguido mudarse durante tiempo indefinido a los alrededores de Seúl. Su padre le había dejado el dinero suficiente para poder disfrutar un poco las vacaciones y también conseguir algún trabajo estable.
Y lo hizo.
Al parecer una tienda de conveniencia cercana a su nuevo apartamento buscaba personal para el turno de noche y además prometían una cantidad generosa de dinero.
Minho no tenía problemas con trabajar durante unos meses y luego volver a mudarse. Él siempre lo hacía así.
Simplemente no soportaba sentirse encadenado a un lugar fijo, él necesitaba viajar. Es lo que había estado haciendo desde que terminó los estudios.
Normalmente lo hacía por trabajo. Había veces que le contrataban en las cocinas de personas ricas e importantes, así que se consideraba chef doméstico privado.
Por el momento nadie realmente le necesitaba y es por eso que se conformó con trabajar de dependiente en una tienda veinticuatro horas. ¿Cómo iba a rechazarlo? Apenas se encontraban tiendas así, generalmente no tenían personal.
Se acomodó lo más rápido que pudo en su one room y al llegar la hora acordada se dispuso a asistir a la entrevista que le había ofrecido su ahora nuevo jefe. ¿Por qué tan siquiera tendría que responder a unas cuantas preguntas absurdas cuando ya estaba contratado?
—Hola.— Habló enfrente de quien parecía ser su superior.
—¡Hola! Adelante, pasa.— Era una mujer de avanzada edad, quizás demasiado mayor como para manejar el negocio por su cuenta.
La tienda no era especialmente diferente a las otras de la misma zona. No muy grande, tampoco demasiados pasillos, estantes repletos de comida y productos de higiene, y un almacén trasero tampoco muy espacioso.
La mujer amablemente se limitó a explicarle un poco por encima su trabajo diario en la tienda, de qué se encargaba y cómo manejar diferentes tipos de situaciones, el código de caja registradora y cambio de divisas, pues en Corea y más específicamente Seúl, estudiantes universitarios extranjeros iban a parar a tiendas de conveniencia como esa.
Minho asintió a todo lo que le dijo y tras su primer turno del día siguiente asumió que se podría acostumbrar a eso.
Llegó a casa agotado, ¿quién diría que levantar cajas y reponer estantes sería tan pesado? Mínimo le debería de subir el sueldo.
De camino a casa, unas cuantas manzanas calle arriba, le sorprendió ver un pequeño y lindo gatito de color anaranjado y manchas blancas, justo como su Soonie, un gato que adoptó en su época de secundaria.
Se acercó lentamente pero el gato, aparentemente arisco, se distanció lo suficiente como para perderse entre las sombras del callejón vecino, oscuro por completo al esconderse de la luz de la farola.
"Qué curioso" Pensó "Parecía tan blandito como un bizcocho"
N/A:
HOLAAAAA.
Quería escribir algo lindo y terminé con esto: pastelería y gatos.
Algunas cosas que quizás os interesa saber antes de seguir leyendo: ⚠️⚠️
・Capítulos cortos.
・Minsung únicamente, nada de ships secundarios o idols que no sean Straykids.
・No hay híbridos ni cosas como esa, el gato es solo una pequeña pieza de la historia.
・Solo Fluff y softSi has llegado hasta aquí es porque no te aburriste tan rápido, muchas gracias 🙏
3・🐱
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Entre dulces y Merengue || Minsung
FanfictionLee Minho era un simple chef doméstico incapaz de sentirse sedentario, trasladándose constantemente debido a su trabajo. Pero en una de sus mudanzas a Seúl conoce a un pequeño gato de pelaje suave y blando, casi comparable a un trozo de bizcocho. ...