La vida del matrimonio Potter RIBA viendo en popa.
La última semana el feliz matrimonio se había dedicado a alistar la casa para la llegada de su bebé. La habitación contigua a la suya sería la habitación Del bebé Conectada a la suya por una puerta haciendo así más fácil el llegar.
La cuna y los muebles habían llegado hace dos días y ambos estaban formando un equipo maravilloso Donde Draco leía las instrucciones y Harry armaba las cosas.
La parte más dulce de la preparación del cuarto fue la ropa, cientos de prendas diminutas que encongian el corazón de Harry.
— Solo un poco más amor y por fin podrás estar con nosotros — le hablaba a la pancita de Draco — No prometo ser un padre perfecto pero puedo jurar que lo intentaré.
— Serás el mejor padre alfa — la mano de su Omega acariciaba sus cabellos — te amará más que a mi.
— Eso es imposible Omega — Dejó un beso sobre su ombligo dónde su bebé estaba presionando su piecito — es imposible no amarte.
Lamentablemente Harry había tenido que volver al trabajo y es que entre tantas buenas noticias llegó la mejor de todas, el fin de la guerra, las tropas ha Ian logrado desmadre el ejerito del señor oscuro y el muy cobarde se había suicidado antes de aceptar su castigo. Harry había celebrado y llorado aquella tarde, las calles estaba llenas de algarabía pues el fin de la guerra significaba el retorno de todos esos hombre, padres, hijo, esposo, novios que habían defendido con valentía.
Draco estaba feliz de ver algunos de sus vecinos recibiendo a sus hijos que llegaban maltratados por la guerra pero Draco siempre tenía una posion medicinal para ellos, en algún momento su casa se convirtió en un pequeño hospital y Harry era feliz de ver cómo su omega se sentía útil.
— Harry quería preguntarte algo — le dijo una noche mientras estaban en su alcoba
— ¿Que pasa cariño?
— Bueno, vez como todos vienen a mi por pociones medicinales — Harry asintió — pues, quisiera retomar mis clases como pocionista medicinal.
Draco esperó una negativa, eran pocos los alfas que dejaban a sus omegas estudiar, ahora, un Omega con cachorro era casi imposible.
— Es maravilloso Dragón — Harry rápidamente lo beso dicipando así todas sus dudas — creo que es una exelente idea, si quieres puedes hacerlo ahora mismo, aprovechando que el bebé aún no llega.
— No, no, quiero pasar un tiempo con él y cuando deje de amamantar podré estudiar.
— Me parece excelente — Harry lo abrazó y dejo un suave beso en sus labios — serás el mejor pocionista del mundo amor.
Draco en definitiva había conseguido al mejor alfa del mundo, un alfa que lo amaba y amaba a su cachorro aún cuando esté no llevaba su sangre, lo amaba tanto, tanto.
Los días siguieron pasando, el vientre de Draco crecía cada día más así que su cuñada decidió organizarme un baby shower, invitó a su hermana, su madre y padre también a toda la familia de su esposo así que su casa estaba llena de niños y la tensión entre su padre y su esposo.
Pero aún así estaba feliz, hasta que hablo con su cuñada en la cocina.
— Draco, ayer me encontré con la señora Dolores de la agencia de correspondencia — la vio rebuscar algo en sus bolsillos — me dijo que te llegó esto.
Draco no tuvo ni que mirar el sobre, el olor que desprendía era tan fuerte que sabía de quién era, Blaise.
— Quemarla Hermione, mi vida es aquí con tu hermano, el padre de mi cachorro es Harry.
Hermione se sintió orgullosa de aquel omega que por fin se había dado una oportunidad en la vida para ser feliz, que había aceptado a sus destinado.
Durante el Baby Shower, Draco disfrutó de torturar a Harry, lo vió comer con biberón, le dió papilla con una venda en los ojos manchando lo todo, hicieron una carrera de poner pañales dónde sorprendentemente su padre ganó.
— que les puedo decir, mis dos niños eran unos inquietos a la hora de cambiarlos — respondió con su aristocrática voz.
— créame, no ah cambiado mucho señor — Harry le respondió abrazando a su muy embarazo y refunfuñon esposo
El resto del día se desarrolló en una cena bastante amena dónde todos parecieron disfrutar felices, incluso Harry tras las amenazas de su padre de no hacer sufrir a su hijo o lo mataría. Su familia se quedaría esa noche a dormir en su casa por eso cuando Draco se despertó a media noche a comer algo se encontró con su hermana en la isla de la cocina.
— Hola cariño — le dijo la rubia — por fin estamos a solas.
Draco amaba a su hermana, las conversaciones con ella siempre estaban llenas de desvaríos curioso pero que la hacían única. Se preparó una taza de chocolate caliente y se sentó junto a ella escuchándola hablar de los cientos de animales que había visto en la universidad.
— Soy tan feliz por ti luna, Harry apoya mi idea de volver a estudiar cuando el bebé este un poco más grande.
— Eso será maravilloso hermano pero ....
— ¿Pero qué?
— Eso quiere decir que te mudarías a la capital — no había pensado en eso — dejarías tu vida de campo.
— Si bueno, sería solo unos años y en vacaciones volveríamos aquí.
— ¿Te gusta esta ...? — Luna podía ser distraía a veces.
—zn ecn¿Vida? Me encanta, ver el campo, la tranquilidad y lo amistosa que es la gente del pueblo, es perfecto.
—Sacrificar todo por estudiar — murmuró su hermana
— No sabes la falta que hace un pocionista por estos lados, incluso mis pociones prenatales las deben pedir de la capital.
— Bueno, si eso te hace feliz no soy quien para impedirlo — se quedaron en silencio un rato y única como era La gritó de la nada — ¡LE VOY A REGALAR UN CABALLO A TU HIJO!
Esa noche Draco volvió a su cama feli y contento soñando con su pequeño bebé montando a caballo.
Una semana después las cosa seguían extrañamente bien, demasiado bien para su gusto pero su burbuja de felicidad se reventó cuando Harry le notifico que debería ir de viaje a la capital por unos temas del ejército, si bien la guerra habia acabado aún había papeleo por terminar y Harry como un general condecorado tenía que ir.
Decir que esa noche Draco se enojó es poco, era un Omega embarazado con las emociones a flor de piel, pero poco o casi anda podía hacer él en contra del gobierno así que dos días después ayudó a su alfa a alistarse para salir de viaje.
Al pobre alfa le partía el corazón ver tan decaído a su Omega, por eso dejó todos los antojos posibles de Draco en la casa, gomitas, chocolates, donas y rollos de canela, aromatizo el nido y varias de sus prendas las dejo en bolsas herméticas para evitar que su aroma desapareciera.
Con el corazón en mano partió camino al tren que lo llevaría a la capital.
Draco pasó su día entero extrañando a su alfa, jugando con sus sobrinos, los hijos de Hermione y comiendo mucho dulce mientras veía telenovelas.
Se sentía tan agusto, aún que triste, que no fue capaz de percibir ese pequeño sexto sentido que le advertía la tormenta que se avecinaba. Una que tocó a su puerta durante una mañana enfundado en un traje militar algo roido y una brillante sonrisa.
— Hola Draco, eh vuelto cariño —
— Blaise...
ESTÁS LEYENDO
La magia de la vida
Fiksi PenggemarDraco Malfoy es un joven omega que, tras un amor de verano con un soldado, se encuentra en la espera de su primer cachorro ¿El problema? Es que el padre de su cachorro lo a abandonado. Cuando Lucius se entera del desliz de su hijo decide evitar más...