7

329 80 9
                                    

Me desperté con el sonido del timbre. Tardé unos instantes en darme cuenta de dónde estaba, así que hice una rápida comprobación mental.

¿Todavía me sentía dolorido y cansado por la imprudente huida del día anterior? Sí.

¿Aún no recordaba nada? Exacto, no.

Cuando mi mente y mi cuerpo estuvieron en la misma página, me levanté de la cama.

Vislumbré otra pila de ropa en el banco al final de la cama, y al instante supe que Jake había estado ocupado haciendo sus cosas humanitarias de nuevo. Elegí algunas prendas al azar de la pila, y me coloqué una sudadera sencilla con cordón y una camiseta. Froté la mano por la parte delantera de la camiseta; la tela era suave y de alta calidad, lo que mi maltrecho cuerpo -aún en proceso de curación- agradeció.

Una vez vestido, bajé las escaleras y me dirigí a la cocina. Jake ya estaba allí, empujando unos huevos con una espátula, vestido con una bata.
Se notaba que se había afeitado recientemente, lo que le daba un aspecto suave y cuidado a su bello rostro. Verlo me recordó que yo también necesitaba afeitarme.

Me miró de arriba abajo cuando se giró. Claramente, él estaba pensando lo mismo que yo.—Te he dejado un kit de afeitado en el baño. Ya sabes, en caso de que quieras hacer algo con lo que sea que esté pasando en tu rostro.

Fruncí el ceño, aunque ya había tomado la misma decisión.—Puedo dejarme crecer la barba como es debido—ante su mirada escéptica, hice una pausa—. ¿No me crees?

—No.

—¿Nunca?

Su boca se crispó mientras negaba con la cabeza.—Nunca.

Olfateé.—Me afeitaré, pero sólo porque quiero. No porque tú lo digas.

Rodó los ojos.—¿Cómo has dormido?

—Como un bebé grande y amnésico—los huevos revueltos tenían un aspecto esponjoso y mantecoso, y mi estómago gruñó al notarlos—. Tu madre solía hacerlos en el brunch de los domingos.

Jake se rió.—¿Por qué todo lo relacionado con la comida lo recuerdas?

—Mi estómago no tiene intención de esperar a mi cerebro—dije mientras lo veía espolvorear ciboulette por toda la sartén, dejando que las bonitas motas verdes flotaran suavemente sobre los huevos—. Tu madre debe estar muy orgullosa de que aún te acuerdes de su receta. Supongo que todas esas veces que te obligó a entrar en la cocina no fueron en vano, después de todo.

El rubio guardó silencio durante unos instantes mientras apagaba el fuego.—Mi madre ha fallecido...

Mi mirada se dirigió a la suya, asombrado.—¿Cuándo?

—Hace tres años. Fue atropellada por unos tipos cuando cruzaba la calle.

Abrí la boca y la cerré, porque no se me ocurría nada que decir. Al menos, no nada significativo. Esta era otra cosa más que le había dejado para que enfrentara él solo. ¿En qué mierda había estado pensando? No conocía al Viejo Yo, pero realmente quería insultarlo.

Viejo Yo, reúnete con el Nuevo Yo a las tres en punto. Voy a patear tu trasero... el cual también es mi trasero. Probablemente va a ser muy confuso, pero hagámoslo de todos modos.

—Lo siento—dije finalmente. Era inadecuado, pero era todo lo que tenía en ese momento. Cuando él se encogió de hombros, me esforcé por encontrar más palabras—. Era muy buena...

—Está bien—dijo bruscamente.

Jake repartió los huevos en dos platos y añadió un par de tostadas en ellos. Cuando me acercó uno de los platos, tomé asiento ansiosamente en la isla de la cocina. Me observó dar unos cuantos bocados, sonriendo ante mi zumbido de aprobación. Entonces, procedí a hacer mi mejor imitación de una aspiradora de comida.

✧ Danaus- heejake ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora