El día de ayer, Luz me había dicho que hoy podríamos ir a la escuela en su bicicleta eléctrica, yo obviamente; no pude rechazar tal propuesta. Y como jamás lo había hecho en mi anterior colegio, me peiné el cabello con crema, aprendí a seleccionar colores para combinar mi ropa, y para terminar de retocarme, me puse perfume con aroma a lavanda.
No sabía de donde salió aquel atisbo de motivación para arreglarme hasta quedar más que satisfecha al reflejarme en el espejo.
El aire matinal era más frío que el de la tarde, pero para mí, el hacerme temblar la mandíbula no fue un obstáculo para quedarme viendo los rasguños que yo misma me hacía en las costillas, o que me tomase el tiempo de jugar a hacer constelaciones con mis pecas, así como se sentía la mirada de Luz en mi rostro.
A veces, eso solía inquietarme un poco, y todo por aquel temor de que ella se asqueara de mí, de mis manos largas, las heridas en mi cuerpo o de aquella forma en la que se me marcaba una pequeñita manzana que hacía levantar la piel de mi garganta. Pero su mirada decía lo contrario al quemarme la carne de una forma indescriptible, y que se sentía incluso peculiar.
Terminé por atarme las botas de cuero y bajé con mi mochila para posteriormente darle los buenos días a mi madre, sentarme en la mesa y que ella me reprendiese después de servir un plato de Fruity Pebbles* en vez de los huevos estrellados y salchichas que ella estaba preparando —Amity —yo le respondí en un tarareo con la boca llena de aquellos coloridos cereales que probablemente me harían despertar hasta por veinticinco horas seguidas.
—Aún es muy temprano, ¿Por qué no desayunas de lo que estoy preparando?
—No gracias, amanecí con poca hambre —ella no siguió preguntando, pero igual le dije que olía realmente delicioso. Seguramente mi padre y hermanos despertarían hipnotizados por el olor de la carne y especias haciéndolos llegar como títeres hasta la cocina.Miré la hora en el reloj de la sala, el cual apenas marcaba las 7:12, así que me lavé los dientes y puse una ligera capa de bálsamo de fresa en mi boca. Me senté en el sofá para esperar a que sean las 7:25 porque Luz me dijo que pasaría por mí cuando tales minutos estuviesen marcados en el reloj.
Escuché que mamá había apagado la estufa y tapado los sartenes con el desayuno, para luego acercarse hacia mí y sentarse a mi costado —Amity, ¿Cómo te has sentido con Luz? —preguntó —Creo que... Bien — le respondí, analizando y pensando en mi propia respuesta —. Ella me ha hecho sentir como una amiga más, incluso en su grupo de amigos —mamá no disimuló el pequeño jadeo ahogado en sorpresa tras haber dicho aquello último.
Yo sabía que iba a preguntarme acerca de aquel "grupo de amigos" pero el sonido agudo y metálico de la campanilla de una bicicleta cortó todas las preguntas casi tal cual una navaja a un listón —Ya llegó Luz —le dije levantándome y tomando la mochila de inmediato. Mi madre asintió en respuesta y me acompañó hacia la puerta —Te amo, que te vaya muy bien el día de hoy —dijo antes de llenarme la cara de besos y apretarme las mejillas. Pude oír a Luz reír por lo bajo cuando comencé a gruñir.
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𝘖𝘭𝘰𝘳 𝘢 𝘓𝘢𝘷𝘢𝘯𝘥𝘢 [Lumity Fanfic]
Fanfiction"Luz contaba e ilustraba los días de otoño como gélidos y muy anaranjados; con olor a chocolate, canela y tarta de calabaza. Hasta que Amity, una joven que para todos era vista con ojos curiosos y especiales; por diversas y necesitadas razones se ha...