Me estiré en mi silla al escuchar el timbre que indicaba la última clase del día. Cerré mis ojos por un momento y volteé a ver hacia Amity, quien estaba jugueteando con sus bolígrafos. Sonreí al ver la concentración en su rostro, entonces decidí levantarme de mi pupitre y acercarme hacia ella.
—Hola —volteó hacia mí de inmediato y sonrió como si fuese una reacción natural en su cuerpo —Hola —me respondió con una sonrisa tan amplia como la mía —¿Cuál es la siguiente clase? —preguntó —Química —le respondí, recordando que tenía un pendiente con la señorita Clawthorne en el laboratorio.
Mierda. Tenía planeado llevar a Amity a ver los preparativos de la fiesta de este sábado.
—¿Qué pasa? —preguntó logrando sacarme de aquel hipnótico limbo en el que mi mente se había estancado. Uno de sus suaves brazos se había estirado hasta que su palma alcanzó mi mejilla. Suspiré al sentir que me acariciaba con la delicadeza de una pluma —Tranquila —le dije al ver su rostro preocupado —, No es nada; solo tengo que ir al laboratorio después de...
Unos tacones en el suelo me habían cortado la frase.
—Buenas tardes —dijo una voz ronca resonando por las paredes y zumbando en los oídos —¿Qué tal su día, chicos? — ella preguntó y yo miré a Amity —En un momento te explico. —le avisé antes de irme a mi pupitre.
Abrí mi cuaderno y anoté lo que la señorita Clawthorne escribía en la pizarra. Mi concentración iba a la par del gis, hasta que me puse a pensar en que tenía que hablarle de esto a alguien; de lo que pasaba en mí y la necesidad de sacarlo porque sentía que se me envenenaban las entrañas.
Una idea me bombeó la mente cuando recordé el buen trato que tenía la profesora conmigo, entonces mi estómago ardió en emoción cuando me puse a pensar en aquello que tanto necesitaba conversar con ella.
La clase había pasado de forma rápida; y tal vez era porque yo disfrutaba bastante de la elocuencia con la que Clawthorne hablaba.
—¡Luz! —la llamada de mi nombre y el ruido del timbre me habían despertado los sentidos. La profesora me había hablado, y pude ver que hacía un gesto con su mano que me indicaba el querer hablar conmigo.
De inmediato volteé hacia Amity, quien estaba en la silla de Willow junto al resto de mis amigos; entonces asentí en mi mente con la seguridad de que ella estaba bien y me acerqué hacia la señorita Clawthorne —¿Pasa algo? —le pregunté con extrañeza —Sí —acomodó su maletín y torció su boca —, Verás; tendremos que mover la fecha de la práctica de laboratorio.
Dijo eso y yo maldecí por lo bajo. Sentía un poco de inquietud por aquel bagaje de emociones atorado en mi corazón, así como la misma necesidad de deshacerlo con alguien. Aquel sentimiento de temerle a tus propios amigos podía ser de lo más doloroso, incluso cuando tu subconsciente te dice que ellos te podrían acompañar hasta el infierno solo por deseo tuyo.
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𝘖𝘭𝘰𝘳 𝘢 𝘓𝘢𝘷𝘢𝘯𝘥𝘢 [Lumity Fanfic]
Hayran Kurgu"Luz contaba e ilustraba los días de otoño como gélidos y muy anaranjados; con olor a chocolate, canela y tarta de calabaza. Hasta que Amity, una joven que para todos era vista con ojos curiosos y especiales; por diversas y necesitadas razones se ha...