Bonus 1/2

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Aquino acababa de escribirle a Duxo, avisándole que ya había llegado y ahora el castaño esperaba paciente fuera del apartamento a que su cita saliera, bastante nervioso a decir verdad. Desde que se paró en la puerta no dejaba de peinarse o acomodar su ropa, ahora estaba revisando por doceava vez el pequeño ramo de flores que le iba a regalar a Duxo. Se había decidido a causar una buena impresión, una más decente diferente a la que dio en el... contexto en el que se conocieron.

Poco tiempo pasó para que la puerta se abriera, dejando ver al pelinegro, muy, muy bien arreglado. Duxo traía parte de su cabello recogido con un par de pinzas ya que lo tenía un poco largo, traía ropa casual pero que lo hacía ver esbelto y bastante guapo y se había maquillado levemente con un labial rosado que a Aquino se le hizo de lo más atrayente (o tal vez eran los labios del muchacho lo que le atraía), no pudo evitar notar la radiante sonrisa en el más bajo, que se le hizo la más bella.

Realmente esperaba disfrutar de esa sonrisa por el resto del día.

-Hola -Duxo saludó un poco nervioso por la mirada de Aquino.

-A-ah, hola -dijo el más alto saliendo de sus pensamientos- lo siento, es que... te vez muy bien. -se disculpó sonriendo cálidamente.

-Oh, gracias -Duxo se sonrojó un poco por el cumplido sintiendo pequeñas maripositas en el estomago. Dios, la cita ni siquiera había empezado y ya se sentía como un puberto enamorado- Tú también estás muy guapo.

Y ahora Aquino era el que sentía mariposas- gracias, gracias... -ambos se sonrieron un momento, algo tímidos- Mira, son para ti -le tendió el ramo de lilas a Duxo que las tomó con sorpresa e ilusión en sus ojos.

-¿Es en serio? -vio a Aquino asentir, ensanchando aún más su sonrisa. El pelinegro escondió su rostro coloradísimo detrás del ramo y riendo emocionado, nunca le habían dado flores antes, y aunque no era un enorme ramo de rosas, para él era más que perfecto- Muchas gracias- dejó un besito en la mejilla del más alto- me fascinan.

-Supuse... que te gustarían -murmuró Aquino tocándose la mejilla en la que había recibido el beso.

Tan temprano y su corazón ya estaba latiendo como loco, genial.

-Bien, vámonos, no quiero desperdiciar ni un minuto -Duxo tomó emocionado la mano de Aquino, saliendo así de la zona residencial del barrio.

Aquino solo se dejó guiar de Duxo, el pelinegro le había dicho que tenía el sitio perfecto para empezar la cita, cosa que le causaba curiosidad al menor, aunque claro, también algo de ansiedad, porque era la hora en que ya estaba caminando por las calles de la mano de Duxo y aún no estaba seguro de a donde llevarlo luego. Claro, tenía un par de opciones, no era tan idiota como para ir sin un plan, pero lo que tenía en mente no se le hacía tan especial como le hubiera gustado.

Duxo por su parte estaba ansioso de llegar a su primer destino: la tienda de malteadas. El pelinegro pensó al instante que Aquino amaría ir ahí, no solo por que el lugar era super cursi y romántico (igual que Aquino), sino por que las malteadas y batidos eran realmente deliciosas.

Y tal y como lo sospechó, al entrar al lugar Aquino no hacía más que mirar a todos lados con sus ojos radiantes. El lugar estaba decorado con todo tipo de animales de peluche, las paredes y las mesas irradiaban colores pasteles y los centros de mesa tenían pequeñas flores y figuras de origami, mismas que también colgaban del techo y ventanas dando un aspecto adorable al sitio.

Ambos se formaron en la fila para pedir- ¿Te gusta? -preguntó un poco irónico Duxo.

-Me fascina -Aquino apretó la mano de Duxo con ilusión- Nunca había visto un local tan adorable.

~Un Extraño Cliente~ [Duxino +18] |OneShot|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora