IX. Solo dices mentiras.

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Gill

Regresamos al campus, Eddie lleva su guitarra es bastante evidente que la cuida como a nada, estando junto a los ascensores me pregunta:
—¿Quieres que te acompañe? — acepto de inmediato a su petición, subimos al ascensor mi habitación es la B606 oprimo el piso que corresponde, toma mi mano para llevarla a sus labios y besar el dorso, sonrió como tonta.

—Bueno, te traje sana y salva — sonríe, puedo ver que está nervioso.

—Gracias — al abrir la puerta nos quedamos mirando.

—La pase muy bien, ¿quieres desayunar conmigo más tarde? — me reí, es pronto la hora del desayuno.

—Si, estaré a las diez de la mañana en la cafetería — asiente tomando mi mano de nuevo.

Se acerca despacio a mi rostro para besarme, sus labios son perfectos me encanta sentir como choca el aire de su nariz en mi rosto, luego de unos minutos nos separamos sonriendo como idiotas.

—Descansa — da la vuelta dirigiéndose a los ascensores, me quedo viéndolo, cada vez me parece más hermoso.

Casi no puedo dormir, no puedo creer que sea tan dulce, quiero hacer muchas cosas con él, mi mente juega conmigo, me lleva escenarios que por ahora solo puedo imaginar, por fin duermo un poco para levantarme a tiempo e ir a la cafetería, sé que es tonto es solo desayunar como todos los días, pero quiero hacerlo con él.

Me visto con un Hoodie gris y ato mi cabello, pongo mis audífonos de siempre, no sé si Eddie ya esté allí, me pregunto porque no le pedí su número de teléfono, estaba tan perdida que lo básico lo olvidé.

Al entrar observo todo el lugar y aun no ha llegado, tal vez sigue dormido fue una noche pesada, me preparo un café frío, enciendo la maquina y espero, estoy sumida en mis pensamientos, siento que me abrazan desde la espalda por mi cintura, por un momento pienso que es Eddie, pero no, su contacto no se siente así, es Nate apretándome fuerte, da unos besos en mi cuello e intento alejarme.

—¡Suéltame! — exijo mientras él se ríe, finalmente se aleja un poco.

—Hermosa ¿Cómo estás? — sigo preparando mi café.

—Bien — respondo con simpleza.

—¿Estás enojada por lo de ayer? — ni siquiera recordaba que lo vi besando a Lexi.

—Ya te he dicho que puedes hacer lo que quieras, tú y yo no tenemos nada — lo veo a la cara mientras revuelvo mi café.

—Te vi bailando con el nuevo, Munson— me preocupa que lo empiece a molestar, Nate es ese tipo de persona que puede amargarle el día a cualquiera solo por diversión propia.

—¿Y qué pasa? Es mi amigo y yo puedo bailar con quien quiera — tomo un poco de café.

—No creo que él quiera ser tu amigo, se le nota por encima que solo quiere sexo contigo ¿sabes que sale con Marilyn? — no digo nada, mi enojo empieza a crecer.

—¿Acaso te molesta que Marilyn salga con alguien? — le sigo el juego, él se metió con ella también hace un tiempo y estoy casi segura de que lo que dice es para molestarme.

—Ella misma le contó a Lexi que el nuevo le coquetea todo el tiempo, se besaron y fueron más allá, creo que se gustan — no sé porque las palabras de Nate me duelen y me hacen dudar, de alguna manera tuvieron que interactuar para que terminaran cogiendo en los vestidores, intento disimular mi frustración.
Vienen preguntas a mi mente ¿Y si no ha sido solo esa vez que han estado juntos? ¿y si hay más chicas?

—Ven vamos a desayunar — estoy en shock. Nate me abraza, luego toma mi cara para darme un pequeño beso en los labios no se porque lo permito, cuando se separa toma mi mano y me guía a la mesa, solo lo sigo, pienso en Eddie, no ha llegado a la cafetería. Pasa el tiempo y jamás llega.

DEIMOS - Eddie Munson +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora