XXV. La familia Quinn.

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Gill

Llegamos a una boutique donde mi madre compra la mayoría de sus vestidos costosos, si quisiera solo se vestiría con la etiqueta del precio para que todos sepan que se puso encima, yo solo dejo que ella tome las decisiones.

—Giselle este vestido queda bien con tu cuerpo, es obvio que deben ajustar el largo, vamos a ver que más debemos ajustarle — nos dirige al vestidor y entra conmigo, pienso en que mi mamá puede ver las marcas en mi cuerpo a causa de Eddie, pero a ella lo que menos le importa es eso.

—¿Te hiciste más tatuajes, Giselle? Perderá elegancia el vestido —resopla mientras me observa.

—Los hice en las vacaciones, pero no te diste cuenta porque no necesitabas que usara tus vestidos — mi tono es sereno, ella simplemente me ignora.

Janeth le indica a la chica que nos atiende los ajustes que debe hacerle, yo solo me quedo ahí como si fuera un maniquí más de la boutique, elije unos zapatos para mí, subimos a la camioneta y me lleva de regreso al campus.

—¿No iremos a casa, no voy a saludar a mi papá? — pregunto y ella niega con su cabeza.

—No, tenemos varias cosas que arreglar para el evento del fin de semana, el viernes iras a casa — responde con total normalidad, no digo nada más.

No es importante ir a ver a Jim, sin embargo, dentro de mi espera que algo importe, crecí con niñeras y empleadas de servicio, he tenido todo, menos su atención.

Eddie y yo practicamos Mastermind de Megadeth, me muestra como la toca en su guitarra y yo escribo las notas en la partitura, las toco en mi piano encontrando el sonido correcto, Eddie la sabe de memoria, me encanta la pasión con que lo hace.

—¿Ya te sientes mejor preciosa? — el domingo cuando regresé de la boutique con mi mamá le conté la fabulosa vida que tengo por pertenecer a la familia Quinn, él me escuchó todo el tiempo, no hizo preguntas incomodas ni juzgo mis opiniones y sentimientos, me conto varias cosas de su vida también, entiendo muchas cosas de la suya y porque es importante para él estar en Deimos.

Mi teléfono suena, es mi madre, contesto para saber el milagro de que me llame antes del viernes.
—Hola — mi tono es suave.

—Hola Giselle, pasaré a recogerte en dos horas para ir a cenar con tu papá — habla rápido como siempre.

—Está bien ¿debo usar algo en específico? — siempre pregunto, con ellos nunca se sabe.

—No, es algo íntimo, nos vemos en dos horas en la entrada del campus — termina la llamada rápidamente.

—Adiós — digo a la nada.

—¿Todo bien? — cuestiona Eddie.

—Si, en dos horas viene mi mamá, iremos a cenar — no hay nada de emoción en mis palabras.

—Comerás algo diferente hoy, eso es bueno — su pequeña broma me hace reír, aunque la comida en la universidad no es mala, si es repetitiva.

—No todo es malo — reímos mientras salimos del auditorio.

Le pido que sostenga mi estuche con el teclado mientras entro al baño, él se queda afuera esperándome, al entrar me encuentro a Nina lavando sus manos y su boca, sé exactamente lo que acaba de hacer y porque viene a este baño que es alejado del gimnasio donde ella hace sus talleres.

— Nina, deja de evitarme ¿qué te está pasando? — se ve mal, tiene ojeras y está demasiado delgada.

—Estoy bien, solo me hizo daño algo que comí — me cruzo de brazos.

DEIMOS - Eddie Munson +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora