Concurso Literario [Cerrado]

Pobreza.

Pobreza, por Anna.

En época remota vivía en una pequeña localidad un herrero sumamente pobre; por tal causa sus semejantes lo llamaban Pobreza. En su casa no tenía más muebles que una silla y su taller carecía a menudo de material para el trabajo. Tenía algunas pocas herramientas, combos y yunques, etc.

Pasaba el pobre una vida de penurias y sufrimientos; vivía solo y había días que hasta le escaseaba el pan.

Cierto día que andaba Cristo por el mundo deseando poner a prueba la bondad o maldad de los hombres, eligió a Pobreza para experimentarlo y reconocerlo.

Iba Jesús conduciendo un caballo y llamo a la puerta de la herrería pidiendo a Pobreza le hiciera el bien de colocarle herraduras a su cabalgadura, pero advirtiéndole que no tenía dinero para pagarle el precio de su trabajo.

Pobreza le contesto que no tenía herraduras ni fierro para fabricarlas, pero iba a transformar en ellas un martillo grande, a fin de atender su solicitud. Puso manos a la obra y después de un rato el caballo estaba bien herrado.

Deseando Jesús premiar el desinterés del herrero, le dijo que él era Dios y que podía solicitarle 3 dones, que se los concedería. Pobreza quedo atontado y no acertó a pedir más que lo siguiente:

1. Quien se sentara en su silla no se levante sin orden suya.

2. Quien se sentara en su yunque no se levante sin orden suya.

3. Que quien se suba a un naranjo que tenía en su casa, no se baje sin orden suya.

Consintió el Señor en otorgarle lo solicitado y se marchó.

Una vez más sereno, Pobreza medito con pesar y se dio cuenta d que había estado muy poco cuerdo al solicitar los dones; se contempló tan pobre como antes, y pensó que más le hubiera convenido pedirle al Señor que lo colmara de riquezas.

Pensando en ello le vino a la mente una idea maléfica: venderle el alma al diablo. Este, al sentirse evocado por el herrero, no tardo en estar en su presencia.

Entre ambos hicieron un pacto, mediante el cual Pobreza recibió una fortuna colosal, en cambio de un compromiso por escrito en que se hacía constar la venta del alma, que debía cumplirse una vez vencido el plazo fijado.

Transcurrió el tiempo y el herrero disfruto de una existencia regalada, que contrastaba con sus anteriores privaciones.

Un día se venció el plazo del contrato, y no tardo en presentarse en la herrería un diablo joven, que traía la misión de llevar a Pobreza al infierno.

El herrero lo recibió y lo invito a tomar asiento. El demonio se sentó la silla, y cuando Pobreza le comunico que ya estaba listo para el viaje, el diablo noto con sorpresa que no podía levantarse, a pesar de los esfuerzos que hacía.

El herrero aprovecho la situación diciéndole que solo le permitiría retirarse a condición que no volviera más por su alma y lo dejara en paz. El diablo acepto y Pobreza lo dejo partir, ordenando le que se levante de la silla.

El demonio contó el caso en el infierno, y entonces un diablo viejo determino ir personalmente a buscar el alma que les pertenecía.

Se presentó ante Pobreza y este lo invito a sentarse en el yunque, mientras se preparaba para acompañarlo. Y le ocurrió lo mismo que al anterior, el diablo viejo, cuando quiso marcharse, no pudo levantarse del yunque, en donde parecía haber echado raíces.

De nuevo el herrero aprovecho la ocasión para proponerle su visitante que lo dejara en paz, y no volviera a molestarlo, como condición para dejarlo partir.

El demonio viejo acepto y el herrero le ordeno que se levante del yunque y se valla, y así lo hizo.

El diablo viejo llego al infierno contando estas novedades, y los demonios pensaron que era mejor ir varios de ellos juntos, pues no querían perder un alma que les pertenecía.

Por tercera vez fueron a casa de Pobreza. Este los recibió y les dijo que mientras él se alistaba para acompañarlos, podían subirse al árbol y comer cuantas naranjas quisieran, pues bien maduras estaban.

Inmediatamente los visitantes se treparon al naranjo y empezaron a comer naranjas. Más tarde vieron que no podían bajarse, cuando el herrero vino a avisarles que estaba listo para ir con ellos. Entonces Pobreza les dijo que si lo dejaban definitivamente en paz, les permitiría bajar del árbol.

Los diablos tuvieron que aceptar, y el herrero les ordeno bajar del naranjo. Los demonios se fueron aterrorizados, porque comprendieron que Pobreza tenía una gran fuerza misteriosa.

Pasaron muchos años sin que los demonios volvieran a molestar al herrero, hasta que por fin le llegó el momento de morir.

El alma del herrero se dirigió al cielo, mas San Pedro, que estaba en la puerta no quiso recibirlo porque no llevaba muy bien arreglados sus asuntos.

Entonces el alma se encamino al infierno, y llamo a sus puertas. Cuando los demonios reconocieron a Pobreza, le dijeron que se mandara mudar de allí, pues con el no querían tratos de ninguna clase.

Al no ser recibido ni en el infierno ni en el cielo, Pobreza tuvo que volverse a la tierra, donde sigue perdurando hasta hoy.

Gracias a Anna por prestarnos su historia y participar de este concurso. Muy linda historia.

Jurado numero 1, Damian: La historia esta muy bien escrita, sin bien la trama no fue mi favorita la gramática es perfecta. Me gusto tu manera de expresar, pero la historia me parece poco creativa y aburrida. Del uno al diez, cinco.

Jurado numero 2, Amelia: Esta es una historia poco esperada, nunca había leído algo de este estilo, nunca me intereso demasiado el tema de los demonios. Desde mi punto de vista fue creativo, me gusto y escribes fabuloso. Me gusta tu capacidad de variación de puntuación que pocos utilizan hoy en día, muy linda. Del 1 al 10, 7.

Jurado numero 3, Paula: La historia se me hace conocida, no se de donde exactamente. Esta temática esta buena, es una historia corta, simple y dice mucho a la vez. La léxica esta bastante bien conformada, sin embargo no pude comprender mucho la moraleja del final. Si alguien puede explicármela mejor.(jejexd) ¿Tal vez tiene finales a la perspectiva de cada uno? En fin, historia bonita, del uno al diez, ocho.

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