No obstante, a que mi cuerpo y todas mis características fisicas me permitían vestirme de mujer, aún me daba cierto miedo salir vestida así a la calle, lo que pasa es que mis vecinos me conocían bien y sabían que supuestamente era hombre y de mis actividades, por lo cual no podía hacerlo libremente, ese fue por mucho tiempo uno de mis frenos que me impedían el desarrollarme como mujer al 100%.
Al cumplir los 18 años, y estando yo con un cuerpo de mujer hecha y derecha sin necesidad de hormonarme como hacen los transexuales, tenía senos bastante bien desarrollados, mis pezones estaban lindos, suaves y sensibles, mis caderas eran evidentes y mi cintura breve y presente, sin cirugías ni nada, pero con un rol social aun masculino, viviendo una doble vida, pues bien justo ese día y después de una borrachera que yo sola me puse, decidí hacer cambios radicales en mi vida, ya no más esconderse ni llevar dobles roles de vida.
Así que para empezar decidí cambiarme de casa, ahí en la casa de mi madre ya estaba obsoleta mi vida y quienes me rodeaban (vecinos, cosas, recuerdos). Con la venta de mi casa me dieron muy buen dinero, decidí rentar un departamento mientras decidía que tipo y condiciones de casa compraría. Alquile un departamento en una zona muy buena, tenía dos recamaras, una de ellas con baño vestidor, una sala muy linda que daba a la calle y con grandes ventanales por donde se podía observar la ciudad, la cocina y segundo cuarto estaban muy modernos y bonitos. Decore mi departamento nuevo creo que, con muy buen gusto, muy moderno y práctico, mi recamara era grande y el vestidor también, no tenía tina, solo una regadera, así que remodele el baño y le mande poner un jacuzzi y quedo muy confortable, ese sería mi refugio por el resto de mi vida. En el vestidor acomode toda mi ropa, separada la masculina y la femenina, como si vivieran un hombre y una mujer en ese departamento, aunque las masculinas eran mucho menos.
Mi ropa femenina completa, zapatillas, zapatos, tenis, accesorios, maquillajes, perfumes y mis cositas sexuales y ropita íntima estaban en un lindo closet, ya no tenía que ocultar nada, así que todo lo tenía muy limpio y ordenado. Mi departamento estaba en el 5to piso, la verdad es que ahí nadie se hablaba, cada quien su vida, casi ni se saludaba la gente. El elevador llegaba directamente a mi cajón de estacionamiento, así que fui muy afortunada y no tenía que andar exhibiéndome mucho para entrar y salir de mi casa. Era el departamento ideal, fue ahí precisamente en donde empecé a darle unos cambios a mi vida. Finalmente compre ese departamento con un buen trato financiero porque el dueño anterior se vio en un apuro con uno de sus hijos y yo le compre el departamento a un precio muy bueno.
Así que como ya tenía la edad, tenía cuerpo de mujer y me sentía bonita pues empecé a dar rienda suelta a mi vida.
En una ocasión, sin mayor mortificación y sin meditarlo mucho decidí salir de casa vestida de mujer, era un sábado a pleno medio día, me solté el cabello, me puse unos lentes obscuros, una gorra y me puse unos pants, blusa muy delgada con sostén que elevaba mis bubis aún más, tenis, una cola en el pelo y me salí, simplemente a caminar. Cuando subí al elevador, se subió una vecina ya bastante mayorcita, me miro y me saludo, me pregunto que como me llamaba y si era nueva en el edificio, le dije mi nombre y le dije que vivíamos ahí mi hermano y yo. Le dio gusto conocerme, me invito a tomar café a su casa, le dije que uno de estos días aceptaría su invitación. Al llegar al estacionamiento estaban unos niños jugando, solo me saludaron y siguieron en lo suyo, yo a decir verdad iba completamente tranquila, les juro que mi cuerpo es como el de cualquier mujer así que sabía lo que tenía y la verdad es que no tenía nada que ocultar, seguí caminando por el sótano donde estaba el estacionamiento, subí con por una rampa y finalmente el sol me dio de frente, estaba finalmente en la calle a pleno luz del día y aparentando que era un día ordinario por el que no pasaba nada.
Me acomodé la gorra, me puse los lentes y empecé a caminar sin un rumbo fijo. A mí alrededor no pasaba nada, todo era de lo más normal, nadie volteaba a mirarme, si acaso captaba la mirada de uno que otro hombre, mi blusa, la gorrita y los lentes hacían que usando ropa deportiva me viera bien. Yo a pesar de llevar toda la presión del mundo, me sentía de lo más tranquila y feliz, ese simple hecho de la simplicidad me hacía sentir plena, llena de felicidad. Me detuve en un supermercado, tomé un carrito, compré algunos víveres, compre una botella de vino, y otras cosas. En la fila del súper, increíblemente seguía pasando desapercibida, como una mujer más, como una mujer con ocupaciones y necesidades, como una mujer normal en un día normal. Pague, y la cajera me dijo: “señorita, su pago será en efectivo o con tarjeta”, efectivo, le conteste; y el chico empacador me dijo “gracias señorita, que tenga usted un lindo día”, tome mis cosas y emprendí mi regreso, pase por una nevería y me compre un cono con nieve de fresas, caminando con mis cosas en una mano, y en la otra mi helado, a nadie importaba, a nadie le interesaba yo, estaba caminando en la ciudad vestida de mujer, aparentaba una mujer y finalmente me sentí toda una mujer. Llegue a mi departamento, entre por la puerta principal del edificio, salude a algunas personas en el elevador y finalmente casi desmayada llegue a la puerta de mi departamento, finalmente esa había sido mi primera incursión en el mundo exterior, en el mundo real vestida de lo que más anhelaba, de mujer, además había pasado desapercibida, no pase discriminaciones ni rechazo de nadie.
Ya en mi departamento abrí la botella de vino, y casi tomé dos copas de un sorbo, estaba feliz, me sentía orgullosa. ¿Acaso ese era el comienzo de una nueva vida?
Y pues ahí estaba yo, soltera, sobra decir que, con una apariencia y cuerpo totalmente femeninos, viviendo sola, con un buen soporte económico, estudiando una carrera universitaria. Con libertad total para hacer lo que yo quisiera, con mucho potencial sexual, sumamente caliente, pero faltaba algo, yo a pesar de todo aún seguía siendo virgen a los 20 años de edad.
Tenía todo para el desenfreno total, pero después de todo tenía mis principios y temerosa a Dios, o si gustan llámenle miedo, vergüenza o inseguridad en mi misma, pero ahora con esta experiencia siento que me he liberado un poco y me siento mucho más segura de mi misma.
En realidad, en la universidad no tenía grandes nexos de amistad, de mis compañeros no me gustaba nadie, o por lo menos no me llamaba la atención nadie, y de mis compañeras, pues tampoco, no me incluían en su círculo de amistades, la relación con mis compañeros era solo eso, de compañerismo sin llegar a mas ni con hombres ni con mujeres, así que seguía dedicándome a mí misma en la forma más responsable que podía.
Durante el día acudía a mis clases vestida estúpidamente de hombre, ya no tenía ninguna necesidad de seguir haciendo eso, pero legalmente yo seguía siendo hombre. Había decidido terminar mi carrera universitaria de esa manera. Mi carrera proyectada para 9 semestres la hice en 3 años.
Por las tardes noches me recluía en mi casa, me quitaba la máscara de hombre y seguía siendo mujer, y hacia todas mis actividades en mi casa, cuando tenía tiempo libre me vestía muy bien, me peinaba y maquillaba, aunque no saliera a ningún lado, y obviamente independientemente del lugar de mi casa en el que me encontrara y la hora, pues si me daban ganas, pues hacia mis cositas sexuales conmigo misma, ustedes saben. Mi vestimenta de hombre en realidad era muy poca, se limitaba a unos 2-3 pantalones de mezclilla, un par de zapatos, unas cuantas camisas y una chamarra. Nada más, el resto de mi ropa era femenina, incluyendo mi ropa interior que era exclusivamente femenina-.
Al día siguiente mi rutina, me bañaba, me ponía mis cremas, me vestía, y usaba unas prendas muy ajustadas que ocultaba mis senos y mis caderas, ya luego me ponía la ropa de hombre convencional y salía a la calle, por supuesto comportándome lo más varonil posible, y lo cual lo realizaba bien, porque igual, creo que no se notaba mucho. Ocasionalmente salía por las noches yo sola, vestida de hombre a tomar alguna cerveza y a ver gente. Y en ocasiones hacia lo mismo vestida completamente femenina.
Fue precisamente en una visita a un bar de la ciudad en donde mi vida daría un giro muy importante, y sin duda era el despertar de una sexualidad, como les comenté antes, totalmente reprimida.
En ese lugar conocí a una persona muy interesante, y no se trataba precisamente de un galán, o alguna mujer, conocí a una travesti. Sucede que esta persona estaba esperando a otra persona sentada en una mesa, yo solo disfrutaba de una bebida porque hacía mucho calor, al estar ambos sentados y solos, indudablemente nos tocó cruzar la mirada en repetidas ocasiones, ella supongo que pensó que yo era un hombre en busca de conquista y finalmente decidió acercárseme, me pregunto que si estaba solo y si se podría sentar. Yo le dije que si, después de la clásica platica de reconocimiento empezamos una muy bonita platica, yo estaba ávida de saber muchas cosas sobre ella de cómo vivía, de sus relaciones sexuales, de su transformación, absolutamente de todo. Ella amablemente acepto y contesto todas mis preguntas, mientras siguiera invitándole los tragos, así estuvimos hasta muy tarde, cuando ya iban a cerrar el bar. Pero incluso seguimos platicando en el estacionamiento en mi carro casi hasta el amanecer, obviamente ella empezó a tener dudas hacia mí, debido a la insistencia de mis preguntas, y pues yo tuve la intensión de soltarle también toda la sopa sobre mi ridícula historia, pero como ya estaba amaneciendo y yo tenía que ir a la escuela ese día, pues nos despedimos, pero con el compromiso de seguir nuestra platica por la tarde noche. Durante ese día no sé porque motivo yo me sentí muy emocionada, esperaba las horas del reloj para poder verla otra vez y continuar platicando, yo me sentía muy feliz de haber conocido a alguien que, digamos tenía los mismos pensamientos, las mismas inseguridades y los mismos retos y problemas que yo.Continuará
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Del nacimiento de la mujer que siempre fui.
De TodoANTECEDENTES Mucho se a dicho y escrito en sitios como este, relatos e historias muy bien descritos y otros no tanto, lo que yo les voy a contar en 100% real, es cierto y representa la historia de mi vida, lo que fui y soy, pero de lo que seré, no m...