Capítulo 15

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Tras aquella noche donde ambos nos encontramos quise enviarle un mensaje. Tardé varios días en hacerlo, porque no sabía qué decirle, y tampoco quería parecer idiota.

El típico hola era muy básico. Y ya ni hablar del saludo con otro mensaje aclarando mi nombre por si no sabía quién era.

Al final, acababa dejando el móvil a un lado y me ponía a hacer cualquier otra cosa.

Esa mañana, nada más terminar mis clases, volví a la habitación y me tumbé en la cama pensando en otro mensaje que fuese menos ridículo. Al menos, que a mí no me lo pareciera. Si no me decidía, le mandaría cualquier cosa y podría hacer aún más el ridículo.

Suspiré y me llevé una mano a la cabeza. Llevaba quince minutos intentando pensar en algo, pero no encontraba nada mejor. Al poco tiempo me harté y le escribí lo que primero me vino a la cabeza.

"¿Aún piensas que estaba haciéndome la interesante?".

Apagué la pantalla de inmediato y dejé el móvil a un lado. No quería ver su respuesta porque, segundos después de enviarlo, ya me había arrepentido. Hubiese sido mejor mandarle el hola y dejarlo así.

Minutos después, noté una vibración y agarré el móvil lentamente. No quería verlo pero, no me quedaba otra. Encendí la pantalla y leí:

"O no encontrabas las palabras adecuadas".

Me reí, porque tenía razón. Golpeé con mis dedos suavemente la parte trasera del móvil pensando qué decirle. Tecleé y respondí:

"Vas a llevarme la contraria en todo, ¿verdad?".

Apagué la pantalla y Lea apareció por la puerta.

—Llevo un día de mierda —dijo, dejando sus cosas a un lado y tumbándose de mala gana en su cama.

—¿Día largo? —me interesé.

Ella asintió y volvió a hablar.

—Me han suspendido un examen —resopló —. Con lo mucho que estudié.

—¿Por qué?

Se incorporó y me miró fijamente.

—Por manía.

Reí. Volvió a la posición en la que estaba y me contó todo lo que se le pasaba por la cabeza. Nada sangriento. Intenté quitarle aquellos pensamientos extremistas de la cabeza, pero no hubo manera.

Nos quedamos hablando hasta que Lea decidió salir y comprar algo para picar. Habíamos comido, pero con su disgusto, quisimos llenarnos el estómago un poco más.

Esperé a que volviera mientras contestaba los mensajes de Valeria. Hacía un tiempo que no nos llamábamos porque ambas estábamos muy ocupadas, pero de vez en cuando intercambiábamos mensajes para ponernos al día la una de la otra.

Levanté la mirada cuando tocaron a la puerta. Fui hasta allí para abrirla.

—¿Te has dejado las lla..., Oh —me interrumpí al ver que no era Lea.

—Hola —saludó Alexis desde el pasillo.

—Hola —le devolví el saludo —. ¿Qué haces aquí?

—¿Está mi hermana?

Negué con la cabeza y le invité a pasar. Él entró inspeccionando mi lado de la habitación. Dejó unos papeles encima de la mesa y se tumbó en la cama de Lea.

—¿Qué son esos papeles?

Se quedó en silencio durante unos segundos. Esperé su respuesta, mirándole fijamente con los ojos bien abiertos, repiqueteando mis dedos en la mesa.

Si pudiera decirte 'te quiero'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora