Capítulo 12

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Nos subimos al coche y esperé a que Alexis arrancara. La residencia no estaba tan lejos, pero el camino se me hizo largo por lo cansada que me encontraba.

Me quedé mirando fijamente por la ventanilla y Alexis giró por un instante su mirada hacia mí.

—¿En qué piensas?

Giré la cabeza para mirarle.

—Nada. Estaba solo... observando —volví a mirar hacia delante. Él hizo lo mismo.

Nos quedamos callados por un momento, hasta que volvió a hablar.

—Lea me contó que vivías en España —me dijo, supuse que, para sacar algún tema de conversación —. Y que tienes una hermana pequeña. Noah, creo que se llamaba.

Fruncí el ceño y sonreí, sorprendida.

—¿Debería asustarme el hecho de que sepas los nombres de mi familia? —sonreí.

Soltó una ligera risa y agarró el volante con su mano derecha.

—Tener hermanos pequeños puede ser divertido, o un castigo —asentí en cuanto acabó la frase, pensando en Noah.

Hacía días que no sabía nada de ella, ya que apenas me respondía a los mensajes.
Alexis me observó con detalle, volviendo a guardar silencio e intentando no apartar la vista de la carretera, hasta que se quedó mirando una zona de mi cuerpo.

—¿Qué significa? —le miré confusa —. El tatuaje —aclaró y señaló mi antebrazo.

Bajé la mirada y rocé la tinta con mis dedos. Aún recordaba aquel día en el que Valeria y yo decidimos hacernos un tatuaje que significara algo para nosotras. Ella quiso una luna y yo, una frase.

—Fools in love, de...

—Orgullo y Prejuicio —terminó por mí en ese mismo instante. Asentí y le sonreí.

Siempre que la gente veía mi tatuaje me preguntaba por el significado, y después de aclararlo, ponían una expresión rara en su rostro.

Alexis abrió los ojos y sonrió ampliamente, emocionado. Se remangó el brazo izquierdo y dejó a la vista dos palabras que llevaba tatuadas en el lateral de su muñeca.

—Most ardently... —dije en un susurro. Levanté la mirada y le miré a los ojos —. Darcy.

Él asintió y volvió a colocar las manos en el volante. Me quedé sin habla ante aquella pequeña casualidad.
Seguí mirándole con la misma expresión de sorpresa.

—No me lo puedo creer —solté una risa de asombro. Él seguía teniendo aquella sonrisa —. Nunca coincidí con alguien en algo así. ¿No te parece mucha casualidad?

—Hubiese sido más impactante si tuviésemos tatuadas las mismas palabras.

—Tú quitándole emoción al asunto —rodeé los ojos falsamente sorprendida —. Empieza a no sorprenderme.

Soltó una leve risa, mirando hacia el otro lado de la carretera.

—Eso es porque estás empezando a conocerme —dijo, sin apenas mirarme.

—Estoy segura de que esta coincidencia nunca te había pasado —bajé la mirada y vi el resto de sus tatuajes. Él abrió la boca para contestarme cuando vio que miraba todos los demás, pero le callé —. No respondas.

Llegamos a la residencia pocos minutos después. Abrí la puerta del coche y salí, abrazándome a mí misma para quitarme el frío. Alexis salió del coche y se paró a mi lado. Di varios pasos para ir adentro, agarré la puerta y al girarme vi que él se quedó esperando apoyado en el coche.

Si pudiera decirte 'te quiero'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora