Capitulo 11: Astronave

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Al llegar a Atlas se comenzaron a reparar, completar y capacitar al personal y maquinaria que había sido dañada o destruida en la que se denomino la guerra de liberación. Los artastes se presentaron con Domicia en Fénix, ellos estaban asombrados del nivel tecnológico que tenían. los habían sometidos a exámenes médicos para ver sus estructuras y comprender el funcionamiento de sus órganos implantados, incluso el mismo triarca Olmakri había supervisado todo y luego de unos meses había descifrado todo el potencial  que tenían los artastes. También quedó maravillado con la tecnología genética que se había usado, era muy avanzada y la estudiaría a fondo y prometió a los artastes buscar la forma de reproducir sus semillas genéticas de una forma más rápida y efectiva y mejorar el proceso de implantación.
Cuando llegaron con Domicia, ella los estaba esperando.
Bienvenidos mis queridos artastes, los estaba esperando- Dijo Domicia con una sonrisa- les tengo muy buenas noticias. Ya tengo listas sus nuevas armaduras y son mucho más sencillas de usar, más ligeras y proporcionan mucha más fuerza que las antiguas, además tienen muchas funciones extras como el soporte vital mejorado, ya que ahora conocemos su fisiología y también mecanismos de apoyo táctico en batalla, y como si eso fuera poco las nuevas armaduras son por lejos más resistentes.
Los marines quedaron asombrados, acaso era eso posible, de por si sus antiguas servo-armaduras eran muy eficaces, así que se mantuvieron reticentes.
Alexius se dirigió a Domicia- te agradezco mucho a ti y a tu gente lo han hecho por nosotros.
No agradezcas -dijo Domicia - acá todos trabajamos para que nuestros hombres tengan la mejor tecnología que les permita volver vivos de los inevitables enfrentamientos, pero te equivocas en una cosa y ustedes ya son parte de nosotros y no somos mi gente y tu gente, en la Federación solo hay nuestra gente.
Alexius asintió, tienes razón, pero gracias a ustedes volvemos a ser lo que un día fuimos.
Eso es- dijo Domicia- ahora solo les quería preguntar si quería agregar algún distintivo a sus armaduras, el nombre de su unidad o algo.
Alexius la miro muy serio, con sus hombres habían hablado de la posibilidad de volver a usar un nombre y un emblema, si iban a resurgir lo harían como debían.
Sí-respondió Alexius- puedes agregar un emblema de una luna sobre un mar plateado y que diga hijos lunares.
Dalo por hecho -dijo Domicia.
Con sus nuevas armaduras y sus semillas genéticas mejoradas, volvieron a crecer en número ya no eran un puñado de antiguos guerreros destinados a ser olvidados en vergüenza, ahora que habían recuperado su honor y su propósito estaban recuperando sus números.

Año 45 DF. la FUG había continuado con su expansión por el sector y gracias a la información que le había proporcionado Sirax, habían evitado sistemas demasiado cercanos al imperio de la humanidad, querían aplazar el contacto el máximo tiempo posible, cuando llegara el momento querían tener el poder suficiente para poder negociar en igualdad de condiciones o que fuera demasiado costoso tratar de conquistar a la FUG.

La guerra contra los Orkoz trajo muchas lecciones para la FUG y con ellas se fabricaron nuevas unidades para mejorar el combate contra enemigos que fueran fuertes físicamente y que tuvieran grandes números.

Se fabricaron los Taurus, moles de 30 metros de altura con un blindaje muy grueso, un cañón gauss que usaba un proyectil de adamita, y por el tamaño del cañón el proyectil era lanzado a una velocidad nunca antes vista, además cargaban con 50 misil...

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Se fabricaron los Taurus, moles de 30 metros de altura con un blindaje muy grueso, un cañón gauss que usaba un proyectil de adamita, y por el tamaño del cañón el proyectil era lanzado a una velocidad nunca antes vista, además cargaban con 50 misiles, que pueden ser de fragmentación o perforantes y para combate cuerpo a cuerpo tenían una espada de adamita.

Camino a la desolaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora