Aquella noche dormí como un bebé abrazando las mantas blancas de la cama de Miguel, su olor estaba impregnado en ellas, el cual me hacía sentir tan relajada. Estaba en el mismo cielo con mi rostro hundido en esas mantas.
"¿A Miguel no le importara si me las llevo también? JAJAJA". Me reí al pensar eso, aunque las ganas no me faltaban... Por Dios, ¿Que perfume usa este hombre? Es demasiado adictivo...
Estaba tranquila aferrándome al adicto perfume, restregando mi rostro entre las mantas mientras tenía una sonrisa tonta tatuada en mi boca. Estaba en mi mundo cuando el sonido de la puerta me asusta, haciendo que de un pequeño salto asustada. Miro a Miguel con los ojos muy abiertos, con el pulso acelerado. Dios, ¿No le han enseñado a tocar la puerta?
—¿Sucede algo?— Pregunta confundido al ver como me asusté.
—Dios ¿No sabes tocar la puerta? Que susto me diste.— Suspiro relajando mis músculos.
—No estoy acostumbrado a tocar la puerta en mi propia casa. Vivo solo.— Me había olvidado de eso por completo.
—A si, es verdad.— Le doy la razón levantándome de la cama como si nada, me sorprendo al no sentir ningún dolor.— ¿Ah? Ya no me duele nada.
—Recuerda que tenemos regeneración acelerada, dejame ver tus heridas.— Asiento con la cabeza y levanto mi camisa hasta dejar un poco de mi estómago expuesto. Miguel comenzó a sacar las vendas que tenía en esa zona, solo tenía cicatrices bajo las vendas.
—Quitate la camisa.— Ordenó poniendo su manos en mis hombros, haciendo que me de la vuelta. Me sorprendí por su petición.
—Primero un café ¿No?— Digo mirándole por encima de mi hombro mientras me rio, el me miró con cara de "¿Enserio?".— Solo bromeaba, que amargado eres.— Dije riéndome un poco, sacandome mi camisa, dejando expuesto un gran parche que tenía entre mi hombro y espalda. Miguel movió un poco el tirante de mi sostén que pasaba por arriba de él para que no moleste.
—Esta herida también sanó.— Dijo sacandome por completo el parche y acomodando el tirante de mi sostén a donde estaba. Me volví a poner mi camisa. Miguel me ayudó a sacar algunas vendas que estaban en mis piernas, todas las heridas en mi cuerpo ya habían sanado por completo, era increíble.
—Gracias por curarme y dejarme quedarme en tu casa. No eres tan frío después de todo.— Bromeo sonriendole. Miguel niega con la cabeza y sale de la habitación, vuelve a entrar unos segundos después con mi traje de Spider-Woman en sus manos.
—Toma, ya está más limpio y seco.— Lo tomo y le sonrio.
—Muchas gracias, has hecho mucho por mí. — Quería abrazarlo, pero no sé si se sienta en tanta confianza como para que lo haga de nuevo.— Te prometo que daré lo mejor de mi para ayudarte.— Miguel asintió. No lo pienso defraudar, aunque me cueste la vida.
—El desayuno ya está listo, baja cuando estés lista.— Me sorprendí por lo que dijo, no tenía planeado quedarme a desayunar. Ya me sentía como una molestia por estar tanto rato en su casa. Iba a negarme, pero él ya se había ido de la habitación. Miré el traje en mis manos, sonriendo como tonta por su detalle.
Cuando bajé, un café y un sándwich me esperaban en la mesa central de mármol que tenía su cocina. Miguel estaba sentado en uno de los bancos mientras tomaba un café y comía un sándwich también, moviendo cosas en sus hologramas.
—¿Ni para comer te tomas un descanso del trabajo?— Digo sentandome en otro banco, en el lugar donde estaba mi café y mi sándwich.
—Solo estaba revisando las cámaras de mis drones. Quería saber si algo estaba pasando en la cuidad, pero se ve bastante tranquila.— Responde mordiendo su sándwich. Miro mi café y sonrio, hace mucho nadie me hacía el desayuno.
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Déjame ayudarte, Miguel.
General FictionPortada: Prawnm33. Resumen: Sara White es una Spider-Woman Chilena. Ella quiere ser equipo con Miguel O'Hara, el Spider-Man que cuida a New York del mal, y de quien ella lleva enamorada durante mucho tiempo. POR FAVOR LEER LAS ADVERTENCIAS DENTRO...