7

81 5 0
                                    

Estaba empezando a sentirme frustrada, enojada y algo vacía nuevamente por mi decisión, así que decidí tararear una canción para mi misma intentando distraerme. Empecé con una alegre, pero esta gradualmente se transformó en una triste a medida que pasaban las canciones que se me venían a la cabeza. Sin darme cuenta, ya estaba cantando (Promise de Laufey) mientras pensaba en Miguel.

-Cantas bastante bien.- Pego un grito al escuchar la voz de Miguel. Miro a mi al rededor buscandolo, hasta que lo veo parado en la puerta por la que salí. El se rió al ver mi reacción y abrió la puerta nuevamente.- Las pruebas ya están listas, baja cuando quieras.- Dijo y se fue, cerrando la puerta detrás de él. Me cubro mi cara avergonzada, ni siquiera había escuchado la puerta cuando llegó.

Me quedé unos minutos tratando de quitar el calor de mi rostro, tirandome aire rápido con mis manos para enfriarla. Respiré sonriendo un poco, recordando lo que dijo. Era la primera persona que me escuchaba cantar y me sentía un poco feliz por eso. Aún algo apenada pero más tranquila, me levanté, entrando en la casa para ir al sótano de Miguel.

Al llegar al sótano abrí la puerta y la cerré con cuidado para no hacer mucho ruido. Pude ver a Miguel dado vuelta por el sótano mientras analizaba algunos hologramas y tocaba algunas cosas en sus máquinas. Una sonrisa maliciosa se forma en mi rostro. Me subo en la pared y empiezo a caminar por esta, tratando de hacer el menor ruido posible. Empiezo a gatear por el techo hasta quedar cerca de Miguel, quien justo está muy concentrado mirando sus aparatos.

Me levanto un poco y le toco el hombro, volviendo a agacharme en el techo para que no me vea. Miguel mira detrás de él, pero no hay nadie ahí, comencé a reirme. Miguel confundido al escuchar mi risa voltea su rostro y se sorprende un poco al verme en el techo. Me empiezo a reír más y el niega con la cabeza mientras tiene una pequeña sonrisa en sus labios.

-Aún puedes pegarte a las paredes, así qué nos ahorramos esa prueba.- Me bajo del techo y veo a Miguel mover unas cosas en sus hologramas.- Bien, vamos a empezar con las pruebas. Empecemos con tu sentido arácnido.

Asiento con la cabeza y veo como Miguel empieza a vendarme los ojos.

-¿Tengo que hacerlo sin mirar?- Pregunto nerviosa, no sabía con qué me iba a atacar, así que sentía un poco de miedo. Ojalá no sea con algo filoso.

-Sí, quiero ver si funciona aunque no veas nada.- Dice ajustando el pañuelo para que no se caiga.- Bien, empezamos.- Trago duro, siento como mis sentidos se vuelven aún más agudos ahora que no veo nada. Puedo sentir el olor de Miguel caminando por mi al rededor.

Escuché un ruido y sentí un cosquilleo en mi nuca, rápidamente esquivo el olor que se acerca a mi, agachandome. Aún seguía algo desorientada, así que estaba intentando tener cuidado para no chocar con nada. Escucho como algo rebota al caerse, así que lo tomo al poder olerlo. Es como si el olor materialice lo que no puedo ver, es increíble. Pensé al tomar la pelota que me había lanzado antes Miguel.

-Puedo verte.- Le digo viendo como se materializa una silueta con el aroma de Miguel en mis ojos tapados. Saco la venda de mis ojos, viendo efectivamente que si era él a lo que estába mirando.

-Wow, eso es nuevo.- Menciona escribiendo lo que pasó en sus hologramas.- ¿Puedes describir exactamente que viste?

-En un inicio no veía nada, pero a medida que sentí que algo me iba a golpear, pude sentir tu olor en el objeto que esquivé, y fue entonces que de repente pude ver una silueta que se movía a mi al rededor. La pude ubicar con el olor.- Respondo. Miguel me escucha atento, asintiendo con su cabeza. - Creo que no me expliqué bien, pero eso fue lo que vi.

-¿Osea qué por mi olor me podías ubicar y ver?- Asentí, Miguel siguió escribiendo.

-Si, pero tuve que concentrarme más.- Respondi desatando el pañuelo que me puso Miguel.

Déjame ayudarte, Miguel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora