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Han pasado varias semanas desde que me uní a Miguel como equipo. Hemos vivido varias aventuras durante ese tiempo, y siento que cada día me enamoro más de ese hombre, pero empiezo a pensar que debería dejar mis sentimientos a un lado. Últimamente siento que me distraigo mucho en las persecuciones cuando él está cerca. ¿Debería buscar a alguien más de forma romántica? Es obvio que Miguel nunca saldría conmigo, soy una Spider-Woman sin relevancia después de todo.

Bueno, Miguel no se ve interesado en relaciones por ahora. Quizás si sea buena opción buscar a alguien más, pero él es tan... Ugh! Quizás si tenga que olvidarlo de apoco, por el bien de nuestro equipo. No quiero que se aleje de mi si llega a saberlo, tengo que evitar eso por ahora. Empecé a sentirme triste por mis pensamientos, pero era verdad, no hay espacio para emociones tontas por ahora. Sentí como mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Negué con la cabeza y me limpié los ojos, necesitaba despejarme.

Me puse mi traje y salí de mi departamento para despejar mi mente. Ya era de tarde, así que el atardecer me seguía mientras caminaba por los edificios. Estaba tratando de no pensar en nada, pero me era muy difícil. Cada que miraba a un lado podía ver la cara de Miguel, como si la tuviera tatuada en mi retina. Solté un gruñido de desesperación, no estaban funcionando para nada mis intentos de no pensar en él. Me senté en una esquina de un edificio, pasando mis manos por mi rostro frustrada.

Llevaba casi un año enamorada de Miguel. Desde que lo empece a ver desde lejos pude ver todo sobre él. Esa faceta que nadie conoce detrás de esa máscara... Me enamoró su forma de ser, y su rostro no ayudaba para nada tampoco. Su actitud fría, su desinterés y su valentía a la hora de luchar fueron cosas que me atrajeron mucho de él. Supongo que me gustan mucho los hombres así.

No pido que me juzguen, solo que me comprendan.

Abracé mis piernas mirando el atardecer frente a mi, sintiendo algo de tristeza en mi corazón. Me sentía como si me hubiera rechazado, aunque él ni siquiera estaba enterado de mis sentimientos. Suspiro hundiendo mi rostro en mis brazos, tenía que olvidarlo. Me sentía tan triste.

¡Me dan ganas de golpear su hermoso rostro contra una pared! ¡AHH! ¡ESTUPIDO AMOR! ¡ESTUPIDO MIGUEL!

...

Pero él fue tan dulce conmigo... Me cuidó, me dejó quedarme en su casa, me hizo de comer y desayunar cuando ni siquiera se lo pedí. Lo único que hace es que me enamoré cada día más. No hay nadie que se compare con él, no podré encontrar a nadie que sea com-

—¿Todo bien?— Me asusto por la repentina voz que interrumpe mis pensamientos. Al pegar un pequeño salto de la sorpresa me resbalé de la orilla del edificio, haciéndome caer de ella. Por suerte logré sostenerme con mi poder arácnido, que me hacía poder pegarme en las paredes.

Vi como Miguel se asomaba por la orilla viéndome colgada. Me sonrojé apenas lo vi. Agradecía tener la máscara puesta, si no ya me hubiera dejado caer de la pura vergüenza. Me asusté al sentir como Miguel me ayudaba a subir tomandome del brazo, haciendo que suba por fin a la azotea donde estaba sentada hace unos segundos.

—¿Estás bien? No quería asustarte así.— Preguntó con un tono preocupado, aún sosteniendo mi brazo. Mierda ¿Por qué tenía que aparecer ahora?

—E-Eh, si. No te preocupes.— Dije tocando mi pecho, sintiendo como latía rápido mi corazón.

—¿Qué tanto pensabas para asustaste de esa manera?— Preguntó soltando mi brazo, pero aún podía sentir el calor de su mano sobre él.

—Nada... Estaba pensando en cosas sin sentido, nada relevante.— Dije suspirando, desviando la mirada para volver a sentarme donde estaba. Miguel me miró y se sentó a mi lado.

Déjame ayudarte, Miguel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora