una chica que intenta parecer profesional, pero
ante aquel hombre se le hace imposible aquello,
descubre quién es aquel hombre con sus tatuajes
enigmáticos y su oscuro pasado.
𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐃𝐀, 𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐄𝐋 𝐂𝐑𝐄́-
𝐃𝐈𝐓𝐎 𝐀 𝐒𝐔 𝐄𝐒𝐂𝐑𝐈𝐓...
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Su ritmo aumentó y su respiración se hizo más pesada. Mi mandíbula dolía, pero no me atreví a detenerme ahora. De repente, él se retiró de mi boca causando un sonido de succión fuerte ante el movimiento inesperado. Levanté la vista hacia él, su polla dura y húmeda con mi saliva.
—Ven aquí. —gruñó, arrastrándome sobre mis pies.
Repetidas veces chocó sus belfos sobre los míos que ya se encontraban hinchados por la presión que ejercía en cada beso y en cómo mordisqueaba mi belfo inferior de manera juguetona, al concluir con esas acciones chocaba la punta de su nariz contra la mía. Le sonreí de manera coqueta mordiendo mi labio sintiendo mi respiración agitada de la emoción. Metió la mano detrás de mí para desabrochar mi vestido, y me ayudó a tirar de él hacia abajo para estar expuesta completamente ante él.
Me paré frente suyo en un par de bragas de encaje negro y un sujetador a juego. Sus manos se deslizaron por mis lados, más allá de mis caderas y agarró firmemente mis glúteos apretándolos deliciosamente, tirando de mi cuerpo hacia el suyo.
Dejó mi anatomía para subirse los pantalones ante lo cuál estaba a punto de protestar, hasta que tomó mi mano y me llevó al dormitorio. La imagen mental de él tratando de caminar a mi habitación con sus pantalones en los tobillos me hizo reír a sus espaldas.
Cuando llegamos a la cama, me desabrochó el sujetador y lo puso sobre mis hombros, acariciándome amorosamente con sus dedos mientras lo hacía. Luego se inclinó y bajó mis bragas hasta que cayeran al suelo y pudiese salir de ellas.
Era espectadora de cómo besaba mi cuello y lo apretaba con su mano cuál collar, depositaba pequeños mordiscos haciendo que jadeara ansiosa. Le di unos suaves besos por unos minutos más, y luego tiré de él más cerca de la cama. Lo atraje hacía mi hasta que su cuerpo se cernía sobre el mío, envolviendo mis piernas alrededor de su espalda, cerré mis tobillos y tiré de él estrechamente.
Me aferré contra él mientras intentaba tirar de sus pantalones abajo. Su respiración se aceleró y su boca se cernía justo sobre la mía.
—¿Estás segura, Danae?
—Te deseo, Noa. —Lo besé otra vez con cierta dureza. Una declaración rota cayó de sus labios.
—Porque si tienes alguna duda... tenemos que parar ahora.
—Por favor, no. —le dije. Él se quedó quieto.—No te detengas ahora, Noa.
Eso tuvo un efecto profundo en él. Empujó sus pantalones hacia abajo sobre sus caderas, su miembro se liberó fuertemente apoyada en mi vientre. Deslicé la mano entre nuestros cuerpos hasta llegar a ese lugar, mis manos hacían un "O" acariciando su falo de vez en cuánto apretando lo largo de su pene. Él gimió y me miró con asombro mientras yo seguía con mis movimientos, finalicé con mi dedo pulgar haciendo presión sobre el glande viendo como entrecerraba sus ojos del placer.
