O7.

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Desperté sobresaltada ante el ruido descomunal, mi primer pensamiento fue que el infierno estaba tocando mi puerta a esta hora; hasta que recordé que Noa estaba durmiendo en la otra habitación.

Me levanté de la cama y caminé a través del piso de madera crujiendo hacia el pasillo. Pude ver a Noa arrugado en el piso de la sala, golpeando sus puños en el suelo.

Me hundí en el suelo junto a él y pasé mis manos arriba y abajo por su espalda.

- Está bien, estoy aquí.

Respondió a mi presencia sujetando mi mano, sus nudillos estaban rojos e hinchados donde había golpeado el piso, levantó la vista a mí con una expresión de dolor y el corazón se ciño en mi pecho

-No quiero estar solo. -murmuró, llevando mi mano a sus labios- Ven aquí.

Me acurruqué sobre mi costado, metiéndome en su cuerpo. Se acurrucó conmigo como si su vida dependiera de ello, aferrándose a mí para estar a salvo, frotó su mejilla contra el tope de mi cabeza, alisando mi cabello antes de establecerse y encontrar un sitio cómodo. Pronto su respiración se vuelve profunda y estable, supe que se había quedado dormido, estaba feliz con mi presencia, parecía consolarlo.

Saqué de un tirón una manta del sofá para cubrirnos a ambos y cerré mis ojos, concentrándome en su profunda y constante respiración.

Al amanecer, la luz nos despertó, eso o los dolores por dormir en el piso de madera, me di la vuelta y froté mi cadera adolorida

—No tenías que quedarte conmigo anoche. la voz de Noa estaba cargada de sueño, e incluso más profunda de lo normal, admito que me gustó.

—Quería. —sentí una especie de responsabilidad hacia Noa, quería ser la única para estar allí para él y ayudarlo a través de todo esto.

Sin otra palabra, me levantó del piso y me llevó a mi cama, dejándome cuidadosamente en el centro. Ofreció una pequeña sonrisa somnolienta mientras aún estaba a los pies de la cama.

—Quédate. extiendo una mano hacia él, mira mi mano y luego a mí, con curiosidad. Un momento más tarde, aceptó mi invitación, había estado allí para él anoche, y ahora él estaba eligiendo acercarse a mí, darme el consuelo que asociaba con estar cerca de él. Se acostó a mi lado y me tiró más cerca, sosteniéndome contra su pecho.

Más tarde esa mañana, desperté por segunda vez y me arrastré fuera de la cama, sin querer despertar a Noa. Quedó tendido sobre mi cama, todavía vistiendo sus vaqueros, lo admiré por un segundo, silenciosamente leyendo las palabras tatuadas en su costado "Aut viam inveniam aut faciam tibi" Salí de puntillas de la habitación y me senté en la mesa abarrotada del comedor, localizando mi portátil debajo de una pila de papeles.

AMNESIA ❥ S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora