El Legado De Poseidón ᕯ Bounprem ᕯ

04

Después de la gran reunión por así decirlo, La Reina Atlanteana pidió verme en el jardín principal.
Ella siempre había sido buena conmigo y me ha tratado como a otro de sus hijos, la verdad en agradecimiento a todo, si ella no me hubiera pedido buscar a su hijo de igual manera me ofrecería.

Ahora nos encontrábamos nadando por una parte del jardín que nunca había mirado, era extraño  ya que se suponía que yo conocía todo, pero no, al parecer no era así ya que cuando llegamos al final del recorrido por la zona desconocida, La Reina me sonrió para luego posar su mano derecha en una de las paredes del jardín.

— solo La Reina tiene acceso a este lugar — dijo La Reina, para luego ver cómo las paredes se abren dando paso a otra sección del jardín —

Mi cuerpo no podía con la sorpresa al entrar al lugar. El jardín se veía distinto y justo en el medio se encontraba un gran árbol que parecía ser el centro del lugar.

Mi corazón latía rápido al mirar ese gran árbol y lentamente me acercaba a el, mientras sentía como la adrenalina corría por mi cuerpo.

— él es el Sabio — dijo La Reina nadando a mi lado — es el núcleo de nuestro mundo y esta conectado a cada uno de nosotros.

— esto es sorprendente — dije sin poder apartar mi vista del gran árbol —

— lo es y por eso es muy importante mantenerlo a salvó — dijo La Reina y en cuestión de segundos hizo aparecer su tridente — el tridente de Poseidón es lo único que lo puede proteger, por eso es muy importante que traigas a mi hijo y tome su puesto como Rey.

Era bastante claro y sabía cual era mi misión.

Debía de encontrar al príncipe y traerlo de vuelta, aun no sabía cómo y tampoco sabía cómo encontrarlo.
El mundo es bastante grande y aunque el príncipe fuera importante, era como buscar una hormiga entre millones de ellas.

La desicion ya estaba tomada y ahora me encontraba empacado mis cosas con la ayuda de Noeul.

Mañana sería el día en que iniciaría a buscar al príncipe heredero, ya que entre más rápido hiciera las cosas, sería mejor.
En el interior de mi corazón podía sentir como algo malo iba a pasar y no quería esperar y ver cómo mi hogar era destruido.

— oye Prem, tengo hambre — dijo Noeul y yo lo mire con una ceja levantada — y si mejor terminamos de empacar luego, ahora quiero comer algo.

Noeul conocía todas mis debilidades y por eso sabia que si ponía sus ojitos de un cachorro marino, accedería a cualquier cosa que él quisiese.

— contigo no se puede Noeul — dije dejando mi bolso de lado, para nadar hacia mi primo — veamos que hay en la cocina.

Con una gran sonrisa cuadrada él asintió y ambos nos dirigimos nadando a la cocina, donde muy seguramente nos encontraríamos asaltando a las pobres cocineras, que como yo, no se resistían a los tiernos encantos de Noeul.

Sinceramente todos en Atlantis tenían una gran vida, y por eso quería arriesgarme para que esa felicidad continuará y perdurará por todo el Océano Atlántico, sin importar el costo de las cosas.

Después de todo yo era el guardián.

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La noche ya estaba llegando en él Océano Atlántico y como era de costumbre la Reina Atlanta se encontraba viendo todo su Reino, desde la parte más alta del Castillo.

Ella sabia que algo malo estaba por suceder y también sabia que era inevitable.

Esa noche era diferente y las aguas se sentían demasiado calmadas dejándole el mal sabor de bocas, de que su ciclo de vida había llegado a su fin y por más que le doliera dejar a su hijo sin una madre, ella tenía que partir junto a los demás Dioses.