°Capitulo 4:°

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Despertar sin saber en dónde estás, aunque te era familiar, sabías que no era una buena señal. Tu cabeza daba mil vueltas y aún sin abrir los ojos solo podías distinguir el sonido de una máquina que monitoreaba el latir de tu corazón y la frecuencia de tu respiración.

Después de quien sabe cuánto tiempo así fue que encontraste el valor de abrir los ojos y comenzar a escuchar a tus músculos moviéndote poco a poco.

Probaste con mover tu brazo hasta donde pudieras verlo y fue cuando escuchaste a la máquina de tu corazón acelerarse, pero tenía su razón. Después de quien sabe cuánto, viste tu muñeca libre de ese maldito brazalete que había condicionado tu vida en más de una ocasión y en su lugar había solo una venda con unas pequeñas manchas de sangre. Y a combinación con lo que Spiderman había puesto en tu muñeca contraria era que comenzaste a lagrimear un poco. Era incluso un poco gracioso, parecía una simple pulsera de plástico como aquella que te regalaron una vez pasando por una tienda recién inaugurada, pero te transmitía la sensación de la libertad.

—Vaya, me alegra que despertaras— mencionó una voz en medio de tu propio trance

Te incorporaste rápidamente en la cama, buscando en el cuarto quien había sido tan ágil para evadir tu sentido arácnido

—¿Quién está ahí? — dijiste, con la respiración alterada

—No te asustes— escuchaste

En la mesita de la noche que había junto a la cama apareció el holograma de una pequeña señorita de abrigo blanco

—Mi nombre es Lyla, no voy a lastimarte. Solo tengo que proceder con algunas pruebas médicas antes de que hables con el jefe

—¿Jefe?... ¿Dónde diablos estoy? ¿Puedes decirme?

—Estas en la Sociedad Arácnida. Te trajeron aquí después de que te encontraran pixeleandote en un edificio abandonado.

—¿Sociedad Arácnida? — mencionaste con confusión

Lyla te miró y solo colocó una sonrisa en su rostro.

—¿Puedes caminar? — te preguntó

—Eso creo, pero no sé si pueda ir muy rápido

—Entonces, terminaremos las pruebas y tenemos que ir con el jefe. En su momento te contestaré todas tus dudas

Eso fue suficiente para ti, así qué no pusiste ningún tipo de resistencia con las pruebas. No te habías hecho un chequeo médico en quien sabe cuánto tiempo, así que matarías dos pájaros de un tiro.

[...]

Lyla se había sorprendido, a pesar del estado en el que te habían encontrado, tu salud era perfecta fuera del leve desajuste que tuviste por el pixeleo. No se lo mencionaste en su momento, pero a pesar de que estabas en cautiverio el doc siempre se había asegurado de cuidar de ti, dándote de comer y curando tus heridas cuando hubieran sido inevitables. Aunque no pudiste ignorar la cara con la que te miró cuando uno de los escaneos que te hicieron revelaron la tecnología que tenías en tu columna y que no habían podido retirarte, aunque preferiste no preguntar.

Aquella mujer holográfica había sido amable contigo, había sido con eso que se había ganado algo de tu aprecio; además, ya te había visto sin tu mascara, ya era de su conocimiento el que siempre habías conservado como tu mayor secreto.

Fue cuando pasaste las pruebas para determinar tu condición física que Lyla te pidió de favor que te pusieras de pie, porque te daría una leve introducción de donde estabas y lo que hacían en ese lugar mientras caminaban a la oficina del jefe. A diferencia del tiempo que pasaste bajo las reglas del doctor viajando de universo en universo, aquel que estabas pasando en la sociedad arácnida solo te transmitía una sensación de seguridad que te recorría el cuerpo de una manera casi alegre.

"¡Tú me salvaste!" | Miguel O'Hara FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora