No volviste a intentar nada relacionado con escapar o salir del edificio. A partir de esa promesa que te hizo Miguel sellada con un reloj en tu muñeca supiste que no iba a ser necesario; no sabías explicarlo, quizás era la manera en que te habló, quizás era simplemente por el puesto que tenía dentro de la Sociedad Arácnida, pero tenías confianza de que te irías a casa.
Eso fue lo que hizo que someterte a las pruebas de sangre y de ADN durante varios días fuera más sencillo; de alguna manera te sentías como parte de una especie de prueba o experimento, pero de una manera no peligrosa. Los comentarios de Lyla respecto a Miguel te dejaron ver que antes de ser el Spiderman de su dimensión había sido un brillante genetista, eso solo te hizo confiar aún más en él; si alguien sabia como jugar con el ADN de algo debía de ser alguien que con ello se ganara el pan cada día.
Al principio se esperaba que con unos cuantos días que esa tecnología no tuviera acceso a tu aspecto ni a tu , este se arreglaría por su cuenta cuando tu cuerpo comenzara a sanarse a sí mismo, pero cuando compararon los resultados del primer día con los que te habían hecho recientemente sin haber activado la tecnología del Camaleón en tanto tiempo y arrojaron que eso no estaba pasando fue que decidieron que era mejor tomar otro camino y era una señal de que el daño era más profundo que una herida.
Estabas pensando en eso mientras comías algo escondiéndote en una de las vigas del techo; no era que te desagradan la gran cantidad de Spider-Personas que habías conocido en los últimos días, sino que tu soledad era la manera en que ponías tus pensamientos en orden. Mientras comías era que, por la curiosidad, comenzaste a leer los expedientes del catálogo de chicos malos y la frecuencia de la que aparecían respecto al número de universos. Al parecer los distintos Spidermans de cada dimensión parecían haberse enfrentado a todo; tipos con alas, mujeres en trajes negros de espandex, alienígenas, y una multitud de doctores más.
Leyendo el expediente del hombre rinoceronte que habías visto el día que llegaste fue que una pequeña figura de Lyla apareció de tu reloj.
—Te tengo buenas noticias— mencionó ella —Miguel me mandó decirte que cree tener una manera en la que restaurará tu ADN y te enviará a casa
—¿¡En serio!?— mencionaste con emoción
—Dijo que necesitaba verte para comprobar la teoría. No te apresures, termina tu desayuno con cal...
Ni siquiera la dejaste terminar ya que con la emoción fue que te terminaste tu bocadillo a atracones y saliste corriendo a la oficina de Miguel, quitándote las migajas de tu ropa y de tu cara mientras corrías.
Si la puerta no fuera automática y si no tuvieras a Lyla persiguiéndote a cada uno de tus pasos seguro habrías chocado con la puerta ya que tus sentidos se habían visto nublados con la emoción de irte a casa después de... ¿Semanas? ¿Meses? Ya lo sabrías en cuanto estuvieras en casa y vieras la fecha que era en tu dimensión.
Miguel tenia una expresión con una pequeña sonrisa en su rostro cuando le preguntaste lo que era tan importante para que te mandara llamar de esa manera tan rapida.
—Te encontré— te dijo de una manera directa
—Emm... No me estaba escondiendo así que no se si cuenta como "encontrarme"
—Hablo, de que encontré tu versión de este universo
Eso te hizo poner una cara de confusión, y por la expresión que él puso es que se dio cuenta.
—Al parecer, tu universo y el mío no son tan diferentes, solo que aquí desarrollamos más tecnología más rápido— te explicó mientras se te acercaba a sacarte una muestra de sangre y arrancarte un cabello—Tú, bueno, una versión de ti, vivió su vida aquí hace poco más de 70 años y una parte de su ADN se quedó en registros de la nube. Usando eso para encontrar el tuyo entre los 14 que la maquina detectó, las directrices que hacen de tu ADN perteneciente a tu universo que puedo sacar de Octavius y algunas partículas del ADN de una Spider-Persona para asegurar tus poderes, puedo hacer un rompecabezas genético para enviarte a casa
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"¡Tú me salvaste!" | Miguel O'Hara Fanfic
FanfictionLos ultimos 8 meses desde que te mordio esa araña radioactiva habian sido tranquilos; apenas deteniendo fechorias menores. Pero ese día te diste cuenta de que Otto Octavius se convertiría en tu primera gran amenaza. Pero con ello te llegarían una se...