Recuperaste la conciencia, pero aún no encontrabas la fuerza para abrir los ojos. Querías mantenerte la idea de que todo eso había sido solo una pesadilla causada porque la cena te hubiera caído mal al estómago, y una de las peores que habías tenido en los últimos meses; que el trozo de tecnología seguía seguro en la bóveda de Alchemex protegido por claves y sistemas de seguridad de millones de dólares. Querías creer que tu cuerpo estaba bien y tu récord de misiones completadas exitosamente seguía intacto. Pero fue cuando moviste tu brazo para intentar tallarte los ojos que te diste cuenta que si se trataba de una pesadilla, seguías dentro de ella.
En tu muñeca ahora había un brazalete tecnológico, que por las uniones era evidente que estaba atornillado a tu brazo, pero cuando intentaste quitarlo fue que lo corroboraste. No podías moverte y cuando volteaste a tus piernas fue que las viste enyesadas desde tus tobillos hasta donde comenzaba tu rodilla.
Podías tener el brazalete. Podías tener ambas piernas rotas... Pero tus preguntas iban en dirección a "¿Dónde demonios estabas?" Y a "¿Quién te ha visto sin tu mascara?" Después de todo, era el único gran secreto que tenías aún con las personas a las que amabas más porque sabias que si alguien sabía tu identidad, no solo te ponías en peligro tú, sino también todas las personas que te rodeaban. Y después de la perdida que habían tenido en la familia y que te había guiado a tomar ese manto intentando proteger lo que aún te importaba, no sabías si podrían tolerar perder a alguien más.
—Familia...—se te salió de entre los labios como un susurro junto con una lagrimita
Escuchaste una puerta abriéndose en el mismo cuarto en donde estabas, así que como pudiste fue que volteaste.
Era increíble e incluso gracioso el cómo el Doctor Octopus podía ocultar tan bien sus 4 brazos mecánicos ya que en la presentación de los mismos se había dicho que estaban unidos al traje que portaba. Ahora lo veías y era perfectamente capaz de pasar desapercibido por cualquier sitio que no tuviera un detector de metales.
—Vaya vaya, miren quien decide unirse a los vivos— dijo, aunque lo sentiste como si se estuviera burlando de ti.
—¿Dónde diablos estoy? — musitaste con debilidad todavía
—Universo 4 1 2 7. No sé si los insectos como tú tienen alguna manera de comunicarse, pero antes de que lo intentes, la persona con el manto de este universo murió hace unos años—recapituló
—¿Universo?
—Sabía que mentes como la tuya no lo podrían comprender. Pero la verdad es que no necesito que lo comprendas
Era mucha información que tenías que procesar en pocas frases. ¿No eres la única persona con el manto? ¿Cuántas arañas radioactivas escaparon de ese laboratorio? Pensándolo bien, no eran las preguntas correctas para ese momento, ni lo que deberías estar haciendo.
Intentaste moverte con la fuerza que tenías, solo consiguiendo que cayeras del sitio en donde reposabas y acabaras en el suelo. El golpe en la cara había sido duro, pero te pusiste sobre tus antebrazos y comenzaste a hacer fuerza para ponerte de pie; tus piernas enyesadas seguro podrían soportarte estando de pie.
—No comprendo lo que intentas y solo veo como si quisieras hacerte daño— mencionó el doctor
—No debí esperar que una mente como la tuya lo comprendiera— te burlaste usando sus propias palabras —No importa las veces que me derriben, yo siempre me levanto. Y te voy a...
No pudiste terminar tu amenaza dado que un poderoso choque eléctrico comenzó a recorrerte toda la columna y expandirse hacia tus músculos, haciendo que cayeras de nuevo al suelo. Se detuvo muy cerca de que tú cuerpo llegara a su límite de que tu corazón se detuviera.
—He estudiado mucho a las arañitas de varios universos. Siempre con su "No importa cuánto me derriben, yo siempre me levanto" así que tomé ciertas precauciones contigo— era casi como si siguiera burlándose de ti
—¿Qué quieres? — dijiste entre dientes
—Dimitri Smerdyakov puede ser comida para gusanos hoy en día, pero detrás suyo dejó una excelente tecnología de cambio de aspecto que ahora tú tienes en tu columna y a la que solo yo puedo acceder para cambiar tu cara. Tú y yo haremos un pequeño viaje por el multiverso y me vas a ayudar con lo pendientes que tengo por aquí y por allá
—Si crees que voy a ayudarte, estas más dañado de lo que pensé
—Esta es la cuestión, insecto. Eso que sentiste es apenas una de muchas cosas que tengo preparadas si te resistes. Además, no querrás conocer lo que puede pasar si de repente lo que tienes en la muñeca deja de funcionar
—No sé si pueda ser peor que esto— susurraste por lo bajo, casi entre dientes. Era más para ti que para la otra persona en la habitación
—¿Quieres apostar?
Miraste a tu muñeca con terror. La luz que tenia se apagó y... No sabías como describir lo que sentiste; era como si tu cuerpo implosionara o como si parte de tu cuerpo se desprendieran sin romperse. Debieron ser los segundos más largos de tu vida antes de que vieras la luz del brazalete volver a brillar.
—Y si valoras la vida de todas las personas de éste y de nuestro universo, no quieres que lo desactive otra vez— dijo mirándote —Mucho tiempo de eso y ambos desaparecerían
Intentaste ponerte de pie de nuevo, pero tanto tus piernas como el resto de tu cuerpo dejaron de responder a cualquier orden que les dieras.
Desde tu posición en el suelo solo comenzaste a pensar con la máscara del dolor aun cubriendo tu lado más razonable; tu cuerpo no estaba en condiciones de escapar, y aunque lo lograras, no sabías ni dónde estabas ni como podrías volver a casa. Y si tu universo tenía un número igual al que te había dicho el doctor, era desconocido para ti.
—Está bien. Está bien— dijiste ya cediendo y antes de que aplicara algún truco más contigo —Pero... Usted y yo sabemos que con estas piernas no podía hacer... Lo que sea que quiere que haga... ¿Qué es lo que debo de hacer, por cierto?
El doctor Octopus sonrío de una manera malévola mientras que tú solo dejaste caer tu cara y quedaste con la mejilla en el suelo. Por supuesto que no querías ayudar a lo que sea que estuviera planeando, pero tampoco querías morir ni sufrir más de lo que ya lo habías hecho, en realidad, en ese momento no parecías tener alguna otra manera de salir de esa.
Escuchaste el sonido metálico que acompañaba a la aparición de los 4 brazos mecánicos del doctor. Lo sentiste tomarte con algo más de delicadeza de lo que lo había hecho durante su batalla y te volvió a colocar en aquel sitio en donde habías despertado.
Sabías que estaba revisando tus piernas y tu herida por ese cristal para determinar cómo tratarte, pero tú solo llorabas en silencio ante la idea de que serias secuaz de tu primera gran amenaza.
![](https://img.wattpad.com/cover/345594861-288-k496165.jpg)
ESTÁS LEYENDO
"¡Tú me salvaste!" | Miguel O'Hara Fanfic
Hayran KurguLos ultimos 8 meses desde que te mordio esa araña radioactiva habian sido tranquilos; apenas deteniendo fechorias menores. Pero ese día te diste cuenta de que Otto Octavius se convertiría en tu primera gran amenaza. Pero con ello te llegarían una se...