YoonGi despertó gracias a la alarma de su celular, había olvidado desactivarla anoche.
-Déjame dormir-soltó un gruñido y apagó la alarma.
Volvió a acurrucarse como un bebé entre esas sábanas, cuando estaba consiliando el sueño nuevamente, sintió un peso sobre el junto a una melosa voz.
-YoonGi, mi amor.
Lia comenzó a besar su rostro para luego besar sus labios, se aferró a él como un koala.
-¿Que haces aquí, Lia?-preguntó con su voz ronca.
-Quería pasar todo el día contigo.
-Son las seis y cuarenta, ¿debía ser tan temprano?-la menor asintió.
-Si quieres puedo dormir contigo-YoonGi asintió y volvió a cerrar los ojos.
Lia sonrió feliz y se acostó junto al rubio, abrazándolo.
-A las seis iré a la casa de un amigo, así que no podrá ser todo el día.
Dijo para luego caer en un profundo sueño que por sus ronquidos, decían que despertaría a las once de la mañana. Lia hizo una mueca de desacuerdo al escuchar, eso. Sabía que ese amigo era Jimin, no había duda, y eso le molestaba mucho, ya que no le gustaba ese chico.
Y como fue predicho, YoonGi se despertó a las once y poco, no quiera levantarse de su cama, pero tuvo que levantarse porque tenía hambre. Fue al baño, lavó sus dientes y su rostro para luego bajar a la cocina, donde se encontró a Lia tomando agua.
-Amor, al fin despiertas-la menor de acercó a él y lo abrazo-Tu madre dejo el desayuno en la mesa.
YoonGi asintió aún somnoliento, dormir casi doce horas no era suficiente para el. Al terminar si desayuno, lavó su plato y se sentó en la sala junto a Lia, la cual ya estaba ahí viendo una película.
-Yoon, ¿a donde me dijiste que ibas hoy?-preguntó tomando su mano.
-A la casa de Jimin, es una cena de bienvenida por la recuperación de su madre.
-¿Estaba en el hospital?-el pálido asintió-¿Y por qué?
-No te contaré eso, es algo personal de Jimin, y no insistas.
-Bueno, igual no lo iba a hacer.
La castaña soltó la mano de YoonGi y se cruzó de brazos con una expresión indiferente, YoonGi le restó importancia y siguió viendo la película, la cual se había puesto interesante.
──・──・・✧ ・・──・──
Ya eran las cinco y Jimin andaba de allá para acá acomodando las cosas, todo tenía que estar perfecto, quería que todo se viera bien. Su madre estaba en la cocina junto a su abuela haciendo la comida, al principio no quería que su madre cocinara, pero ella insistió y no se pudo negar.
Terminó de acomodar la mesa y justo el timbre sonó, sabía que era TaeHyung ya que este siempre llegaba temprano, al abrir la puerta, se sorprendió al ver tremendo oso de peluche en vez de al peliazul.
-TaeHyung, por dios.
Al escuchar la risa del mayor, sonrió. Tomó el peluche como pudo y lo dejo en la sala.