—Voy a buscar agua, no te duermas. —YoonGi río cuando Jimin dijo eso.
El castaño salió de la habitación y bajo las escaleras para ir a la cocina. Al estar abajo, pudo sentir un esquisito olor, era realmente delicioso, entro a la cocina y se quedó paralizado al ver a YooHyun sin camisa mientras cocinaba, tapó sus ojos.
—¿Puedes ponerte una camisa?—reclamó. El mayor lo miró y soltó una risa nasal. —Es enserio.
—Estoy en mi casa, bonito. —se alzó de hombros.
Jimin solo se quejó, con los ojos cubiertos aún, entro a la cocina y comenzó a buscar un vaso, cuando iba a abrir la nevera, YooHyun se apresuró y la abrió, haciendo que ambos queden cerca y el rostro de Jimin se volviera rojo en menos de un instante.
—Pareces tomate. —YooHyun saco la jarra de agua y sirvió en el vaso de Jimin, sin despegar la mirada del castaño. —Très beau.
—¿Que?—Jimin lo miró y lo encontró muy cerca de su rostro. —¡Aléjate!
Jimin lo empujó.
—Eres fuerte.
—¿Que quieres, YooHyun?
El mayor se acercó nuevamente, haciendo que jImin retroceda.
—A ti. Desde que te vi, se me hace imposible no pensar en ti.
—No es problema mío, eres mi cuñado, ¿Escuchaste? Mi cuñado.
—Tu no amas a YoonGi realmente. —torció los labios. —Deja de fingir.
—Cállate, porque tú no sabes nada, acabas de llegar y crees saber todo. Eres tonto, ¿cierto?
Jimin pensaba irse, pero YooHyun lo tomo del brazo y lo acerco a el, quedando cara a fara nuevamente.
—Tu seras à moi, ma douce.
Jimin se zafó del agarre y se fue del lugar sin el agua, estaba realmente molesto por el estúpido comportamiento de YooHyun. El castaño volvió a la habitación, se sentó junto a YoonGi son decir nada, solo mirando a un punto fijo.
—Jimin, ¿que pasa?—YoonGi tomó el rostro de Jimin e hizo que lo mirara, ya que este tenía la mirada baja. —Amor.
—No pasa nada, bebé. —Jimin sonrió. —¿Que decías?
—¿Te gustaría dormir conmigo?—YoonGi acarició la mejilla del menor con su pulgar.
—¿Enserio quieres seguir durmiendo?—el rubio hizo una mueca. —Vine a visitarte.
—Ya sé, pero tengo sueño. —abrazó a Jimin y se recostó en su pecho. —Mucho.
Jimin iba a decir algo, pero la puerta se abrió, interrumpiendolo.
—YoonGi, voy a salir un momento, dejaré la casa cerrada. Dejé comida servida en la cocina, cuídate. —aviso el mayor, y sin esperar alguna respuesta del rubio, se fue.
YoonGi hizo una mueca nada más. Subió un poco más y hundió su rostro en el cuello del castaño.
—Estas muy meloso hoy. —Jimin rió tiernamente. YoonGi subió su mirada y se encontró con esos dulces labios y hermosos ojos de los que estaba tan enamorado.