Nad se aferraba al terrario mientras el coche pasaba cerca de la enorme torre de metal que algunos llamaban "El Pintalabios". Miraba de vez en cuando a su madre, la cual la miraba de vuelta con sus ojos verdes. Las ojeras empezaban a asomar, debido a las largas horas que echaba en su puesto del hotel.
Nad miró hacia otro lado rápidamente. Era la décimo tercera vez en todo el viaje de casi 2 horas, y estaba empezando a ser incómodo. La madre de Nad cogió aire y dijo, con voz calmada:
— Nad, ¿no será esa la araña que te picó anoche, no?
— Ofendes a Nerscy. - dijo Nad mirando por la ventana.
— ¿Nerscy? ¿Es la hija espiritual de Ners?
— ¡Exacto! - dijo Nad, mirando a su madre ilusionade. - Puede que Ners fuese pequeño, pero su hija ha sacado los genes de ser enorme. Además, es una hembra.
— Y tiene une buene...adre. ¿Se decía así? - dijo la madre, mirándo a Nad sonriendo.
— Exacto. - admirando a la araña, Nad empezó a mover las piernas de arriba a abajo, todo lo que el espacio entre los sillones le dejaba. - Encima es súper dócil. Cuando la encontré y me pico pensé que sería super agresiva, pero es un amor. Y adora hasta las moscas.
En ese momento, Nad supo que la había cagado. La madre paro en un semáforo en rojo, se dio la vuelta, con su pelo marrón rizado y despeinado cayéndole sobre su tez blanca, y miró a Nad sonriendo.
— ¿Cuándo qué?
— ...No diré nada hasta que hable con mi abogado, señora Ana.
Ana suspiro y miro al frente, avanzando ahora que el semáforo estaba en verde.
— Solo quiero saber qué tan venenosa y peligrosa es esa araña. No es la primera vez que te pica una, y me preocupa tu salud, cariño.
— Su veneno solo te deja mal cuerpo, y es algo agresiva, pero no peor que Ners. - dijo Nad con confianza. - Además, la picadura fue mi culpa. Me dejé llevar por la emoción de cómo le brillaban las fauces y me lleve una merecidísima picadura.
Ana dejó salir un suspiro de alivio y río por lo bajo. Confiaba en el conocimiento de Nad, y sabía lo torpe que podía llegar a ser, por lo que no le extrañaba que le pasasen esas cosas.
— ¿Y por qué me lo ocultaste? Tanto el hecho de que la tenías como la razón. - sabía que su hije era bastante propense a ocultar cosas. Quizás por su padre.
— Es que...ya van dos veces en un mes. No quería preocuparte. Y pensé que solo me picaría y ya. - Nad intentaba no soltar que la primera mordida solo le picaba la mano. Pero la segunda ya hizo un mayor efecto.
— Da igual cuántas veces hayan sido, Nad. Soy tu madre, así que puedes contarme lo que sea.
Esas palabras pesaron en la consciencia de Nad. No es que quisiera ocultarselo a su madre, pero sabía que no era buena idea. Su abuelo materno había sido científico, y sabía que era bastante tabú hablar con ella sobre experimentos y cosas como poder disparar telarañas por las muñecas. Quizá sí su abuelo siguiese con vida, podría contarle lo de la picadura. Nad asintió sonriendo, intentando que no se le notase el malestar, y miro de nuevo a Nerscy.
Tenía planes, cómo probar el prototipo de traje, y dar un paseo por la torre o la Giralda. Pero todo dependía de su madre...
— Por cierto, esta noche trabajaré. ¿Quieres una pizza para cenar? - dijo Ana, de repente.
Las plegarias de Nad habían sido escuchadas, y en su cabeza estaba formando la imagen mental de "Alabar al Sol", del juego que Bella tanto hablaba por las noches. Alma Oscura o algo así. Dio las gracias a quién fuese que controlará su vida, fuese una Deidad, Satanás o une jugadore de los Sims 4.
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Neón-Spider
Ciencia FicciónVenga, hagamos esto una 17th vez... probablemente. Mi nombre es Nad Arias. Hace menos de 24 horas me mordió una preciosísima araña radioactiva, en concreto una Segestria Florentina. Desde entonces, soy otra Spider-Persona como el gringo de Spiderman...