Ana miraba de reojo hacia la puerta que llevaba a la sala de eventos con ansiedad. Henriette Osbourne había empezado una especie de acto o reunión o, la verdad, no quería saberlo, y podía notar que habría problemas. Además, tenía que distraer a Nad cuando llegase y viese el enorme cartel de "Biotecnología médica" de la reunión, ya que sabía que le interesaría.
La reunión estaba empezando cuando de repente alguien entró por la puerta. Tendría la edad de Nad, y llevaba su pelo rubio recogido en una enorme coleta. Sus gafas dejaban ver sus ojos verdes y su tez estaba algo quemada por el sol. Concretamente, Ana pudo reconocer la piel quemada típica de extranjeros que llegaban a Sevilla y no tenían ni idea del clima veraniego. A veces pensaba que el "color especial" de Sevilla se refería a la quemadura del sol. La persona se acercó a la mesa y preguntó por la reunión, a lo que Ana tuvo que pedirle sus datos para poder entrar.
De repente, se quedó inmóvil. Ana podía ver una expresión que conocía de Nad: el debate interno de decir algo. Masculló por lo bajo un nombre, y Ana lo busco en la base de datos. Sí, tenía la invitación.
— De acuerdo. La reunión está pasando por aquella puerta. - dijo Ana, señalando a la dichosa puerta.
— De acuerdo, gracias. - dijo mientras se alejaba.
— Disculpe. - dijo Ana, mientras la persona se giraba a mirarla. - He notado que dudaba sobre el nombre que dar. ¿Necesita que apuntemos otro nombre para otra reunión? En este hotel podemos poner dos nombres si el cliente lo requiere, no solo el del DNI.
Ana pudo ver un leve brillo de vida en sus ojos. Estuvo unos instantes pensando, tal y como había hecho hace años Nad.
— Gabby. - dijo casi susurrando. - Si pudiera estar registrado con otro nombre, preferiría ese.
— Sin problema. - dijo Ana, rápidamente adjuntando el nombre. - Si necesita cualquier cosa, aquí estoy a su disposición, Gabby.
El chico asintió nervioso pero con una leve sonrisa, y entró por la puerta. Ana, por su parte, no pudo evitar sonreír y gritar internamente de alegría. Acaba de ayudar a alguien como Nad, quizás una persona de género fluido como Nad, un chico trans, o persona no binaria. Por fin todas las noches informándose y su insistencia con la empresa (que al fin estaba cambiando en el buen rumbo) habían dado sus frutos.
— Gabby, que bonito nombre. - dijo mientras admiraba el registro. Tenía pinta por su muy leve acento de Estados Unidos, aunque su español era muy bueno.
De repente, pudo ver por el rabillo del ojo un gorro lleno de pines de colores que reconocía perfectamente. Levantó la cabeza del ordenador y vió a su alegría en la vida. Salió un poco de la recepción y abrazó a Nad con todas sus fuerzas, quién intentó estrujar de vuelta a su madre.
— ¿Todo bien por casa, cariño? - preguntó Ana, soltando a su hije del abrazo.
— Sí, todo bien. - dijo con tranquilidad, mientras Ana volvía a su puesto y Nad se medio dejaba caer en el mostrador. - He venido a verte para preguntarte una cosa y contarte otra...y hablar de otra. - La última parte sonó rápida y algo baja. Retomo el volumen y miró a Ana a los ojos. - ¿Vamos bien de dinero?
Ana se cruzó de brazos, sonriendo con picardía. Sabía lo que eso significaba.
— Cuántos. - preguntó.
— Dos. Uno para Bella. Es un "regalo". - dijo Nad, manteniendo la mirada como si de un regateo se tratase. - El otro está medio hecho porque tengo cosas que puedo reutilizar de otros años o conseguir fácil. Y hay rebajas.
— Cuantó.
— No más que el anterior Mangafest. - dijo Nad. Ya ni recordaba cuanto había sido y le daba miedo mirar los carritos de sus apps. Pero iba a costar menos. O eso esperaba. - Y si se pasa tiro para atrás cosas o las revendo por ahí sin problema.
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Neón-Spider
Science FictionVenga, hagamos esto una 17th vez... probablemente. Mi nombre es Nad Arias. Hace menos de 24 horas me mordió una preciosísima araña radioactiva, en concreto una Segestria Florentina. Desde entonces, soy otra Spider-Persona como el gringo de Spiderman...