Capítulo 6: Problemas

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Elektro pegó un puñetazo a la pared de la habitación, solo causándole más dolor que alivio. Pegó un berrido y pateó una de las sillas de la sala gris. Gabby se estremeció ante el sonido, con ya suficientes migrañas como para aguantar más ruido.

— Un grito, golpe o chillido más y te rompo la puta nariz, James. - Gabby se agarró la cabeza, haciendo presión en la parte superior. Intentaba paliar el dolor de la migraña provocada por la mordedura de Neón.

— Oh, perdone, princesita, no quería molestarla. No es como, no sé, ¡si hubiésemos perdido dos veces a la puta araña! - James le pegó otro golpe a la silla. - ¡Una puta cría de los cojones, sin apenas experiencia y con una máscara cutre! ¡Y encima con un moco alien!

— ¡James! - la cabeza de Gabby estaba a punto de explotar.

— ¡Y claro, tú tan tranquila! ¡Tú no tienes que cumplir un contrato! ¡Tú puedes volver con tu madre falsa y todo arreglado! ¡Le llorarás un poco y ya está!

Gabby se levantó rápidamente y estampó a Elektro contra la pared. El chico intentó resistirse, pero Gabby era más alto y más fuerte que él. Este acercó su cara a la de James, mirándole fijamente a los ojos.

— Escúchame, soplapollas. - la voz de Gabby sonaba llena de ira, y mucho más grave de lo habitual. - Me juego tanto o más que tú en esta situación. Podríamos haberla reducido de no ser porque tienes más ego que polla y decidiste huir. Así que deja de golpear cosas como un animal y hazme el favor de callarte la puta boca por media hora.

Elektro le miró a los ojos, y sin mediar palabra, le escupió en la cara, y seguidamente propinándole una patada en la pierna. Gabby se mantuvo impasible, mientras Elektro seguía intentando tirar a aquel titán. La paciencia de Gabby llegó a su límite, le soltó y con una velocidad de espanto le dio un derechazo en la cabeza, mandando a James al otro lado de la sala. Milagrosamente, el chico pudo soportar el golpe, y le lanzó varios rayos a su contrincante.

Merodeador gritó pero siguió avanzando, ante el terror de Elektro, que empezaba a incorporarse con dificultad. Antes de que llegase, James paró los rayos y le asestó un gancho a Gabby. Este se tambaleó levemente, más por la electricidad que el golpe, pero aprovechó la cercanía y cogió el brazo de Elektro. Apretó con fuerza, escuchando el crujir de los huesos. James intentó zafarse, entre gritos de dolor, y siguió pateando y electrocutando a Merodeador, pero eso solo hizo que los músculos de la mano se tensasen más. Gabby se abalanzó sobre él, cayendo sobre el chico y preparando su otro puño. Sus músculos estaban tensos por la electricidad, y su conciencia iba y venía.

James, en un intento desesperado, paró los rayos y le pegó un puñetazo en la cara, sin apenas fuerzas. Gabby tan solo le miró con ira en su mirada, y bajó rápidamente su puño.

— Qué está pasando. - dijo una potente voz femenina, retumbando en la sala.

Gabby solo acertó en la nariz, rompiéndole el puente al imbécil debajo de él. Elektro le electrocutó una última vez, entre gritos y lloros de dolor, alejándolo de él lo suficiente para quitárselo de encima. Gabby se levantó aturdido, y la vio. Kingpin era una mujer enorme, de piel blanca y pelo negro ondulado. Vestía un traje a medida blanco, y su mirada infundía terror en los adolescentes.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Gabby, quien tan solo bajó la mirada en señal de respeto. Elektro, por su parte, se reincorporó a duras penas, sangrando por la nariz, pero aguantando el dolor en presencia de su jefa.

— Lo sentimos mucho, Jefa. Solo ha habido una pequeña disputa. - Gabby intentó sonar todo lo formal posible.

— ¿Pequeña? - Kingpin dijo el nombre de Gabby, con cierta ira. - Le acabas de partir la nariz a uno de mis empleados.

Neón-SpiderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora