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Capitulo 30: Hermione Granger III

Descargo de responsabilidad: no soy dueño de la serie de Harry Potter.

OTRO descargo de responsabilidad: no soy dueño de esta historia, pertenece a Err Ann de fanfiction.net, ¡yo solo traduzco por amor al arte!

Ahora, ¡ve y disfruta, amor! (¡Y por Merlin, comenta!)

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Si James no le hubiera recordado ayer que era el Día de San Valentín, se habría sorprendido por la cantidad de corazones rojos que flotaban en los pasillos y los elfos domésticos que se habían disfrazado de cupido y le entregaban cartas de amor, flores y chocolates a los estudiantes. Todos parecían ignorar las reglas sobre mostrar afecto públicamente, ya que los estudiantes de izquierda a derecha colmaban a sus novias o novios y los enamoramientos ocasionales con regalos.

Alice estaba particularmente mareada y le confió que Frank había planeado algo para los dos ese día. Era, como parecía, su tercer aniversario y Alice pensó que él finalmente le iba a proponer matrimonio. Eso había sorprendido a Hermione, considerando que solo tenían entre dieciséis y diecisiete años, pero recordaba que los sangre pura tendían a casarse jóvenes y generalmente cuando terminaban su educación.

—Serás mi dama de honor. —le dijo Alice con un guiño mientras bajaban al Gran Comedor.

Hermione sonrió ante la pura felicidad en el rostro de Alice. —¿En serio? Qué... honor.

Alice se rió y le dio una palmada en el brazo. —Sígueme el rollo.

Hermione sonrió. —No puedo esperar.

Habían llegado al Gran Comedor donde inmediatamente se dirigieron hacia la mesa de Ravenclaw. De vez en cuando, las lechuzas volaban y dejaban caer cartas, tarjetas y paquetes de sus admiradores a sus destinatarios. Alice había recibido una docena, lo cual no era sorprendente ya que era una de las chicas más hermosas de la escuela, y Hermione se sorprendió cuando recibió una.

—¿De quién es? —Alice cuestionó mientras se servía unos huevos.

—Peter Pettigrew. —respondió mientras escaneaba la tarjeta. —Uno de los amigos de James. Es muy dulce.

Alice resopló. —El chico está enamorado de ti.

Hermione negó con la cabeza, metiendo la tarjeta en su mochila. —¿No puede ser porque soy la novia de su amigo que me ha dado uno?

—Él te mira fijamente, Hermione.

—No les gusto a todos los que me miran, Alice.

—Este sí. —Alice estaba engreída. —Y deberías escucharme porque fui yo quien te dijo que le gustas a James. De todos modos, hablando de él, este es tu primer San Valentín con James, ¿verdad?

—Sí. —Hermione sonrió ante la sonrisa burlona en los labios de su amiga. —¿Qué es para ti?

—¿Cómo se siente? —Alice cuestionó casi controversialmente.

—Nervioso. Emocionado. —Vertió jugo de calabaza dentro de su taza. —Le dije que me sorprendiera. Entonces, no sé qué había planeado hoy.

—Espera, ¿le diste tu consentimiento para sorprenderte? —Alice parecía divertida además de grave. —Oh, lo hiciste ahora, Hermione.

—¿Qué? ¿Qué hice? —preguntó, desconcertada.

—Es, solo, prepárate. —Alice sonrió. —James es muy dramático además de romántico. Podría haberse preparado para cualquier cosa, especialmente Hermione, porque lo alentaste. Confía en mí. Un James Potter alentado es un Potter muy peligroso.