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—Me gustas Nico, y mucho -no supo ni cómo tuvo la valentía de confesar esos sentimientos que él sentía como erróneos y equivocados, por el solo hecho de recordar que los dos son hombres.

Recibió una leve sonrisa por parte del mayor mientras le revolvía los cabellos con su mano. —Checo, no llevamos ni dos semanas conociéndonos -le recordó para después regresar su vista al bonito atardecer frente a ellos.

—Solo quería contárselo. -admitió suspirando mientras sus pies colgaban por la banqueta, se había sacado un gran peso de encima después de confesar sus sentimientos.

—¿Por que te gusto Sergio? -preguntó con interés, siendo así que la pregunta tomó desprevenido al contrario.

¿Por qué le preguntaba eso? ¿No podía simplemente aceptar sus sentimientos? O, ¿rechazarlo sin más? Todavía no sabía la razón del porque le gustaba el mayor, y mucho menos supo en qué momento comenzó a tener sentimientos por él. Tampoco sabía lo que era sentirse atraído por alguien o hasta llegar a amar a alguien, era la primera vez que experimentaba ese sentimiento ya que siempre había sido una persona cerrada sin poder demostrar cómo de verdad se sentía. Pero de lo que sí estaba completamente seguro era de que quería estar cerca suyo todo el tiempo posible, y estar así por siempre. 

—¿Esta mal que usted me guste? -preguntó con curiosidad a lo que él fuera a responderle, cambiando el tema ya que no podía decir las palabras exactas para demostrar que de verdad le gustaba.

Rosberg río bajo poniendo toda su atención en el menor, su mirada le había causado una nueva sensación desde que lo vio por primera vez, esa mirada llena de brillo muy en el fondo, con anhelo de tener un gran futuro. Sentía miedo por el menor, no quería decirle que debía alejarse de él lo antes posible para no asustarlo, pero simplemente no podía alejarse de él ya que era la única persona que podía ayudarlo en sus peores momentos, en donde no pudiera contenerse ni lo más mínimo. Pero de lo que más temía era asustarlo por su comportamiento en esos días y de llegarlo a lastimar, era lo que menos quería, no cuando se había convertido en alguien tan importante en su vida en tan poco tiempo. No había tenido una recaída desde hace tiempo, pero temía que en cualquier momento sucediera, y no le gustaría que fuera estando junto al menor.

—¿Por que preguntas si esta mal? -aunque sufriera de un trastorno, parecía una persona normal y corriente como todas las demás, pero eso era lo que él quería que pensaran, nunca había estado en sus cabales lastimar a alguien, pero el hecho de que podía hacerlo sin querer hacerlo estaba más que confirmado. Es por eso que cuando sentía que todo se destrozaría pronto en su vida se alejaba lo más pronto de sus seres queridos para no causarles estrés ni preocupación.

Checo se alzó de hombros. —Es que...

El mayor lo miró expectante esperando a que continuara.

—¿Es porque los dos somos hombres? -preguntó de golpe el rubio.

El menor abrió los ojos de par en par sorprendido al escuchar la pregunta directa del mayor, pero terminó asintiendo repetitivamente mientras miraba hacia otro lado. Sintió las manos del contrario tomando su rostro para alzarlo y hacer que lo mirara con atención. —No tiene nada de malo Sergio -le sonrió con suavidad. Sintió una emoción invadirlo, si su mayor decía eso, ¿era acaso porque tambien tenía sentimientos hacia el? —Trata de ser siempre tu mismo no importando el qué dirán ni las expectativas que los demás tengan sobre ti, solo sobrepasa las tuyas y se feliz.

El menor sintió miedo en ese instante, sonaba como si el mayor se estuviera despidiendo de él, eso lo asustaba demasiado, pensar en el hecho de que terminaría abandonándolo como la mayoría de personas que había ido conociendo en su vida, sentía que siempre arruinaba todo. No lo pensó más de dos veces porque sino terminaría deteniéndose en sus pensamientos nuevamente y luego se arrepentiría de no hacerlo así que terminó atrayéndolo hacía el después de tomarlo por el cuello y lo hizo, unió sus labios en lo que no fue nada al principio, ya que el mayor se había quedado en shock en ese momento, sentir los suaves labios del menor junto a los suyos lo era todo, y mucho más de lo que había imaginado. Aunque su conciencia le decía que debía alejarse, sus pensamientos y lo que él quería era seguir allí, así que no se fue, se quedó allí viviendo ese increíble momento. Lo tomó por la cintura besándolo con suavidad y ternura, algo que no recordaba haber hecho antes, se separó de golpe cuando se le vino uno de los peores recuerdos que él mismo había creado.

Broken; chewis. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora