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Se detuvo de golpe al ver a donde llegaron, Checo lo soltó y después se dejó caer de rodillas en la lápida gris que tenía ese nombre familiar, conocido para Lewis.

"Nico Rosberg
1996-2017"

Su corazón sintió estrujarse solo al leer ese nombre, volteó hacia otro lado de inmediato, escuchando detrás de sí los sollozos del menor. No estaba entendiendo nada, ¿en que se relacionaban Checo y Nico?

El menor volteó su vista hacia el mayor que mantenía su mirada perdida, se levantó y tomó su mano para acariciarla con suavidad y después lo jaló con él hasta sentarse juntos en una banca cerca de la lápida del fallecido.

El menor suspiró. —Fue una persona importante para mí, aunque solo estuvimos un año juntos, para mi fue el mejor tiempo vivido aunque él fuera así de cerrado, trató de abrirse a mi, aunque se le dificultaba mucho -comenzó a contar. Lewis escuchaba con atención, quería saber la versión que Checo tenía sobre Nico.

—El día en que nos conocimos él me tiró su bebida encima por accidente, yo estuve por gritarle pero ver su mirada decaída y moretones en el rostro, junto a marcas en su brazo me hizo no decir nada. -sonrió al recordar ese momento.

...

—¡Ey! ¿¡Eres- lo tomó por el cuello de su camisa, sin importarle que el contrario fuera más alto. La patineta en la que andaba se había ido rodando hacia otro lado después de haber chocado.

El mayor se encontraba disculpándose varias veces frente a él mientras le extendía un pañuelo. Checo tomó su brazo donde notó las cortadas en su muñeca, Nico se quejó y rápidamente se zafó del agarre para volver a bajar la manga de su suéter.

—No hay problema, como quiera yo no lavo mi ropa -bromeó el menor.

Nico simplemente fingió una sonrisa leve, ese era su primer día después de volver de su recaída, se sentía inestable aún, pero no era para tanto. Su universidad quedaba cerca de una preparatoria, de hecho estaba frente a esta ya que eran los mismos dueños de su universidad que de la preparatoria, tenían pase directo los niños ricos que estudiarán en esa preparatoria. Debía cruzar la calle para llegar a su universidad, y cómo iba tarde ya a su primera clase iba corriendo por la banqueta fijándose en la hora de su reloj, y fue allí cuando chocó con el rubio.

Checo aceptó tomar el pañuelo agradeciendo al instante para limpiarse su ahora empapada camisa escolar. Se quitó la corbata ya que también se había estropeado.

Nico seguía tensó, sabiendo que llegaría mucho más tarde de lo que había pensado por ese inconveniente que él mismo había causado.

Checo se guardó el pañuelo en el bolsillo de su pantalón. Nico lo miró confundido. —Te lo devolveré al salir de clase, debo limpiarlo -le mencionó.

El mayor negó. No quería entablar más conversación con ese chico, por miedo a cometer un error o varios más, solo por el hecho de haberse sentido un poco atraído físicamente por ese chico, aunque debía admitir que se sintió demasiado atraído por el, pero esfumó esos pensamientos de su cabeza cuando recordó el rostro destrozado emocionalmente de su exnovio. No quería volver a cometer un mismo error, o algo peor. Todavía no se lo había perdonado ni así mismo aunque Lewis lo hubiera estado intentando contactar desde que se fue de allí.

—Quédatelo, no lo necesito -fue lo primero que él mayor dijo. Checo sonrió como estupido sin notarlo, si el amor a primera vista existía, estaba viviendo esa experiencia en ese mismo instante. Aunque el haya sido de esas personas que pensaban que esa sólo era una completa ridiculez. Si le hubieran dicho que se enamoraría a primera vista él se hubiera reído a carcajadas.

—Insisto, además -se detuvo para acercarse un poco más a este, mientras este se alejaba a cada paso que daba el menor para acercarse.
—te debo una malteada refrescante de fresa -le sonrió con suavidad mientras acariciaba con suavidad su pecho, sin importarle lo que fueran a pensar a su alrededor por esa escena. Nico sonrió por inercia con sinceridad y no forzadamente, arrepintiéndose de haberlo hecho, pero daba igual si ya lo había notado el menor.

Nico suspiró, pero después accedió, no se arrepintió de haber aceptado ya que después de eso se hicieron amigos y aún mucho más cercanos, pero no podía aceptar que Checo le gustaba y mucho, ya que no quería acercarse demasiado para no lastimarlo, pero al ultimo terminó dejándose vencer por sus impulsos y empezaron a salir. Nico no quería cometer su mismo error que en el pasado, así que le contó a Checo de su condición y este entendió al instante y siempre estuvo para él apoyándolo en todo momento.

Aunque Nico también llegó a abusar de él, Checo no lo culpó ni se traumó al respecto, porque sabía que la intención del mayor jamás fue hacerle daño, no se iría de su vida fácilmente, nunca le contó todas las veces que llegó a abusar de él, porque no permitiría que él lo supiera ya que estaba más que seguro que eso haría que él quisiera alejarse, muy apenas habían sido cinco o seis meses para que el mayor se abriera por lo menos un poco a él, confiando y cuando lo hizo decidieron dar un sí, una oportunidad a su relación. Checo vivió una primera vez como lo esperó desde el principio, el mayor fue tan delicado y suave con el que se sintió en el cielo y aunque al principio hubiera sido doloroso después fue solo placer y más placer.

Pero los abusos que vivió seguían allí en su mente, había sido tan doloroso esas veces y el mayor era completamente distinto cuando recaía, pero después de cada una de ellas jamás lo dejaba irse de su lado, no permitiría que tuviera recuerdos como de que lo había abusado sexualmente, sino que al despertar los viera juntos abrazados después de haber pasado una noche increíble. Aunque para él era difícil sobrellevar esos momentos, lo hacía por el mayor. Porque no quería separarse de él, ni mucho menos que él se menospreciara mucho más de lo que ya.

Lo más doloroso para él en su relación de menos de un año, fue las cicatrices que permanecían en sus brazos, y los nuevos cortes a cada semana. Los golpes que recibía las paredes cerca del mayor, sus nudillos hechos trizas, morados, rojizos y ensangrentados, las peleas en que se metía, lo delgado que podía volverse después de sus recaídas, los llantos desgarradores que pegaba todas las noches en esas semanas difíciles, las palabras que se decía a si mismo menospreciándose y bajándose su autoestima. Una de las cosas que el mayor le mencionó y que jamás se le olvidarían fueron estas palabras.

"Soy un monstruo Checo, no quiero hacerte daño, aléjate antes de que sea demasiado tarde como en el pasado y esto sea irreparable e irreversible, por favor. Te amo demasiado que no quiero que me conozcas por completo, no quiero asustarte y hacer que huyas, pero es lo que debo hacer sino quiero lastimarte". "Me arrepiento de demasiadas cosas de mi pasado, de verdad pequeño, lastimé a alguien muchísimo, a alguien que no se lo merecía, y le dejé un gran trauma, me alejé por su propio bienestar, pero cada día qué pasa no hago más que extrañarlo y extrañarlo mucho más, pero desde que te conocí pude encontrarme a mi mismo y así poder superar día a día lo que cometí en el pasado, aunque jamás podré reparar lo que hice, me encantaría tener una maquina del tiempo en la que viajar para que él no haya vivido esa terrible experiencia".

Broken; chewis. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora