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Checo había estado llamándole al mayor desde la mañana, ya era tarde y este seguía sin responderle ni viendo sus mensajes. Aunque comenzó a preocuparse supuso que había visto lo qué pasó entre su mejor amigo y el, y seguro debería encontrarse enojado con el, tal vez por eso ignoraba todas sus llamadas y mensajes. Hasta terminó apagando su móvil al final ya que Checo nunca paro de hablarle, el menor lo supuso en cuanto lo mandó a buzón.

—Al carajo. -espetó lanzando el móvil hacia la pared. Se levantó de la cama y salió con rapidez de su habitación para bajar las escaleras corriendo. Tomar las llaves de su auto, e irse.

-

No recordaba muy bien la dirección del mayor, después de todo solo había ido una vez, y no recordaba nada de cuando llegó allí, maldijo mentalmente. Intentó llamarlo nuevamente, y cuando el otro respondió se emocionó muchísimo.

Lewis!

-¿Que pasa Checo?

-Bueno yo, emm, salí de casa y quería preguntarle si le gustaría salir a algún lugar.

Lewis no respondió, se quedó callado por unos minutos. -No tengo ganas de salir hoy -admitió.

Checo suspiró decepcionado agachando su mirada por inercia.

Después lo único que sintió fue el impacto repentino que hubo contra su vehículo, el dolor intenso después de el golpe que recibió cuando su cabeza se estampó contra el vidrio de la ventanilla, su cabeza sangrando y después solo vio todo tornándose en negro.

-¡Checo! ¡Ey Checo! ¿¡Que ocurrió!? -empezó a desesperarse después de escuchar el fuerte ruido que hubo en la línea de el menor. Comenzó a preocuparse, no pensó que estuviera conduciendo mientras hablaban, se maldijo a sí mismo. —Sergio por favor quédate conmigo, Checo respóndeme, te lo pido -suplicó mientras con una mano sostenía su móvil y con la otra se colocaba su chaqueta, tomó las llaves de su automóvil y salió de su departamento con rapidez. —Cariño respóndeme, por favor resiste.

Al subirse al automóvil colocó la dirección del menor, ya que había una app donde podía ver su ubicación en tiempo real, se agradeció mentalmente de llegar a esos extremos con el menor, sino quizás y no lo encontraría. Escuchó por la línea del contrario la sirena de la ambulancia aproximarse. Sentía su corazón doler a cada segundo, no podía permitir que Checo también se fuera, no ahora que lo encontró y supo que el era la única razón por la que quería superar su pasado y mejorar.

Llegó al lugar del incidente después de casi cuarenta minutos por el maldito tráfico a esa hora. No había nada allí, más que los automóviles dañados del impacto.

Apretó con fuerza el volante, notando que el automóvil que vio en el estacionamiento del hospital era ese, ósea que el de Checo había recibido todo el fuerte impacto. No notó ni cuando sus lágrimas comenzaron a recorrer rápidamente por sus mejillas.

Condujo velozmente hasta el hospital más cercano, pidiendo al Dios de arriba que salvará a su pequeño, le suplicaba llorando a mares. Al llegar se estacionó y bajo rápidamente del automóvil para correr hacia la recepción preguntando por el menor.

—El llegó por emergencias hace un rato, debe estar en el quirófano todavía, realmente se veía mal -le respondió la enfermera. Lewis sintió su pecho oprimirse. No quería ni pensar en el estado en que se debía encontrar, lo único que quería era verlo, y darle un fuerte abrazo. ¿Cómo pudo causar todo eso solo por unos simples celos? ¿Que ocurría con el? Lastimar a la persona que quiere, jamás se le vino a la cabeza esa posibilidad viniendo de él.

...

Después de dos semanas del accidente Checo no había sufrido tantos daños graves, simplemente un leve golpe en la cabeza, su brazo izquierdo fracturado y algunos moretones y rasguños por los vidrios al quebrarse en el impacto.

Lo bueno de todo eso, fue que así Lewis decidió decirle a Checo sin rodeos lo que de verdad sentía hacia el. Le mencionó que iba rápido porque no quería esperar más tiempo a que empezaran a salir, no después de saber que la vida puede cambiar repentinamente, no quería esperar a hacerlo feliz y a que pudieran superar juntos el pasado. El menor aceptó titubeando, pero lo hizo porque sabía que eso era lo que él también quería.

Ya llevaban más de ocho, casi nueve meses de relación. Tenían citas cada cuanto tenían tiempo libre, Checo era el más ocupado gracias a la universidad. La carrera de medicina no era ninguna broma. Aún mantenían su relación en secreto, ya que todavía no estaba preparado para contarle a sus padres, todavía tenía miedo pero sabía que algún día lograría confesarse. Sus citas se basaban en idas al cine, a comer en algún restaurante, a columpiarse en los columpios del parque, a caminar paseando sus mascotas, a tardes enteras de películas en casa del mayor, caricias, abrazos y besos muy buenos a la vez que tranquilos. Su relación era muy tranquila y suave, no había pensamiento de querer algo más, o eso era lo que creían del contrario.

Simplemente teniéndose el uno al otro era lo único que necesitaban. Superar cada día, era bueno mientras lo lograran juntos.

...

—¡Hey Checo espérame! -le gritó Carlos corriendo detrás de él para después pasarle un brazo por el hombro.

Checo se detuvo y le pegó justo en la frente con su dedo para alejarlo.
—Auch. -se quejó el menor.

—¿Que haces aquí? -preguntó con diversión el mayor mientras se trataba de aflojar su corbata negra, se sentía asfixiante después de horas continuas de estudio, aunque fuera complicado esa carrera amaba lo que hacía, es por eso que no se daría por vencido.

—Pues que más, ¡vine por ti! -le sonrió con suavidad.

Checo suspiró, al parecer todo el mundo había olvidado su cumpleaños, hasta sus padres ya que en la mañana antes de salir hacia la universidad ni los había encontrado en casa.

—Gracias -sonrió sin más. Tomando por enésima vez su móvil para ver si tenía alguna notificación proveniente de su mayor, nada. Como los dos días anteriores.

Caminaron hacia la salida uno junto al otro mientras el más alto seguía con su brazo sobre el hombro del mayor. Sonriéndole a cada que este volteaba a verlo de mala gana.

Se detuvieron de golpe justo en la entrada, en cuanto Checo lo vio allí mismo parado con un enorme globo que decía 'Happy birthday' y una sonrisa maravillosa. Lo que más amó el menor en ese momento fue verlo vestido con ese traje elegante. Eso le emocionaba ya que al mayor no le gustaba la idea de que Checo lo viera con ese tipo de trajes, y por eso siempre viste de otra manera, simplemente en ese momento llegó así porque no había tenido tiempo de vestirse distinto después de salir corriendo de la universidad en cuanto terminó su última clase.

Una lágrima rebelde cayó por su mejilla, su novio si había recordado su cumpleaños. Se sentía más que feliz por ese simple hecho. Inhaló el aire de primavera y después corrió hacia el más alto, se abalanzó contra él para envolverlo en un fuerte y cálido abrazo. Sin importarles la atención de las personas fisgonas que pasaban por allí. Simplemente era un momento de ellos dos, solo ellos sin más. Nadie más. Nada más.

Broken; chewis. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora