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Lewis tomó su móvil después de haberlo escuchado sonar por más de quince minutos en el baño. Mientras veía desde ahí a Checo aún comiendo lo que le había preparado.

-Maldito seas Lewis Hamilton -recibió por respuesta justo al tomar la llamada de su mejor amigo. -¿como puedes preocuparme de esa forma?

-Sebastian, solo estaba duchándome.

-Te dejé un millón de mensajes desde ayer, porque sabía que sería un día difícil para ti y por eso desapareciste, no sabes cuanto miedo sentí al pensar lo peor Lew, por que si, yo sí pensé lo peor -admitió.

-Sebas, ya lo superé sabes, solo que era un día para estar encerrado y pensar por unos minutos en lo que fue del pasado.

-Estar solo no mejora tu salud.

-No estuve solo -contó.

-Estoy fuera, ábreme ahora mismo. -terminó colgando sin esperar respuesta. Lewis rió, sabría lo que su amigo pensaría de meter a un completo desconocido a su departamento, pero un regaño no le vendría para nada mal en ese momento.

...

Sebastian miraba fijamente al menor que seguía comiendo como sino hubiera un mañana, aunque pareciera una persona dulce no podía confiar tan pronto en el. Todavía estaba molesto por el hecho de que Lewis lo haya dejado dormir allí en su departamento, y mucho más porque lo dejó dormir en su habitación, ni él había dormido nunca en su habitación.

—¿Que edad tienes? -preguntó Sebastian sin cuidado. Lewis golpeó su pierna con suavidad en forma de reclamo.

Checo alzó la vista de su comida aún con la boca llena. Masticó unas cuantas veces más, tomó del jugo de naranja que le había preparado el mayor y después se limpió con la servilleta los labios. —Veintiuno -respondió para seguir comiendo lo que le faltaba.

—¿De donde eres?

—Continúa comiendo Checo, no te preocupes por este chico -el británico tomó al alemán por el brazo para jalarlo con el e irse a un lugar más privado para conversar sin el menor.

—Ash, ¿ahora que hice mal? -preguntó Sebastian cruzado de brazos.

—Déjalo comer en paz, además no sabes el hecho del porque lo traje aquí.

—No lo sabré hasta que me lo cuenten -enarcó una ceja mirándolo expectante.

—Lo encontré ayer en el Millenium Bridge  -contó.

Sebastian abrió los ojos de par en par haciéndose una idea de lo que posiblemente habría ocurrido.

—Lo salvé antes de que se dejara caer por el puente -continuó.

—Mierda, no pensé que ese chico dulce podría ser así de débil como para querer quitarse la vida -comentó viéndolo desde lejos. No parecía un chico que tuviera problemas, al contrario de eso, parecía un chico con la vida resuelta.

—Volvamos con el, pero no tratemos de ponerlo más nervioso, debe ser difícil para él sentirse cómodo en un lugar completamente desconocido.

El rubio asintió. Volvieron a sentarse junto a él. El menor les dedicó una de las falsas sonrisas que les mostraba a todos, esa sonrisa que fingía para que no se dieran cuenta que en realidad sufría. —Soy de México, y estoy estudiando mi segundo año de medicina -comentó.

—Que genial, yo soy médico recién graduado, estoy en mi primer año ejerciendo la carrera -le contó Sebastian. Queriendo contar más, pero su móvil lo interrumpió y tuvo que irse ya que era una emergencia en el hospital.

Broken; chewis. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora