V! Bottom
Ese sentimiento de juntar la palma de tu mano con la de la persona que te gusta no tiene explicación.
El de bicolor mirada amaba juntarlas con su amado mientras permanecían en soledad, alejados de toda la gente que en el día y algunas noches les rodeaban.
—Hache...
Se detuvo cuando los labios del nombrado se posaron suavemente contra los suyos, suspirando entre medio de aquel beso mientras tomaba la cintura del menor y lo llevaba a su regazo.
Sus lenguas jugueteando, subiendo ese nivel que les había costado, más vergüenza por parte del peligris que otra cosa
Amándose lentamente mientras sus ojos vacilaban en abrirse o volverse a cerrar, disfrutando de aquel contacto que solo el contrario podía otorgarle.
Terminando con una mordida en los belfos del menor, viendo el rostro sonrojado y su boca entreabierta por la falta de aire.
Era mucho para Volkov
—Joder Horacio...
El menor puso su mano en la boca de este, sonriendo antes de inclinarse a dar un beso en la mejilla de este antes de arrodillarse en medio de las piernas del mayor.
—Horacio no... no es necesario que lo hagas
Sintiendo su pantalón ser abierto y cuidadosamente bajado hasta las rodillas junto a su bóxer levemente mojado por el líquido preseminal.
—Disfruta cariño, a veces es bueno que te relajes.—hablaba cerca del miembro del mayor, mirando hacia arriba y sonreír cuando Volkov le miró con un rastro de sonrojo en sus mejillas.
Abriendo su boca y comenzando a lamer el glande ahora rojizo, sintiendo como su cresta era acariciada con suavidad.
—ha-hache
El menor solo adentró el miembro a su boca, escuchando el gemido que el mayor le ofrecía, su respiración agitada y las manos ajenas ahora jaloneando sutilmente la cresta del menor, indicando que continuará con aquello.
Sus manos viajaron hasta la cadera del mayor, apretando sin llegarle a lastimar mientras subía y bajaba su cabeza de aquel pedazo de carne, escuchando algunos gruñidos de satisfacción por parte de su pareja.
Era el momento que esperaba para levantarse, dejando al mayor con un rostro de confusión, sonriéndole antes de correr a uno de sus cajones y sacar de el un bote de lubricante y un dildo gris, algo pequeño para su gusto, pero debía ser cuidadoso.
Después de todo, Volkov aun no se acostumbraba a eso.
—acuéstate anda.—demandó el menor mientras observaba al peligris obedecer, retirándose por completo los pantalones y acostarse con la espalda en el colchón y su mano cubriendo su rostro.
Para Horacio, aquella imagen era demasiado, sintiendo su propio miembro demandar un poco de atención, negándose aquello cuando subió a la cama y abrió el bote de lubricante, derramando un poco en sus dedos.
—vamos subdirector, abra sus piernas para el director
Volkov aturdido, solo obedeció, jadeando cuando sintió los dedos del moreno acariciar su entrada
Le daba vergüenza, pero también disfrutaba que el menor hiciera aquello
—dime si te duele.—susurró el menor antes de adentrar una de sus falanges en el peligris, escuchándole soltar un jadeo de satisfacción, adentrándose los segundos otro más y después otro.
—Ho-Horacio...
—¿qué pasa? ¿Acaso quieres más?
Una sonrisa se plasmó en su rostro cuando el mayor asintió con vergüenza, retirando la mano de su rostro y ahora la sábana era magullada entre sus manos.
—Entonces no dejes de mirarme ruso
Y con eso, un poco de lubricante en aquel dildo y otro más en la entrada del mayor antes de adentrarlo poco a poco, observando como el peligris le obedecía.
Sus grises ahora dilatados, lagrimeantes ante tal placer mientras sus mejillas decoradas con un carmín que parecía haber sido pintado en ellas, su boca entreabierta soltando algunas palabras en ruso que no lograba entender.
Se dejó llevar cuando el mayor jadeo, moviendo el dildo una y otra vez, dentro y fuera hasta que un gemido salió de los labios rusos.
—con que es aquí rusito
Golpeando vehemente aquel punto de placer mientras llevaba su rostro al contrario, besando los finos labios que el ruso tenía, soltando jadeos entre ellos.
La pasión lograba traspasar la recámara principal, era un alivio que en aquel momento no tenían vecinos en las casas continuas.
—Horacio... espera voy a...
El menor siguió con su tarea, adentrando su lengua a la boca contraria, callando el gemido ahogado que el peligris había soltado cuando el líquido blanquecino salió disparado de su miembro, salpicando su propio pecho y un poco de las ropas que el moreno portaba.
Siendo aquello lo que hizo al moreno detenerse, sacando el dildo y arrojándolo por algún lado de la cama, tomándose el tiempo de limpiar al mayor mientras este continuaba con la respiración agitada.
—ha quedado buena noche
Volkov soltó una risa antes de atraer al menor a su pecho.
—¿a que te refieres con eso? Querido, la noche aún no acaba
Sonrió coqueto antes de besar los labios del menor
Aquel juego volvería a comenzar, después de todo, la noche era joven