Aquellos Viernes por la noche era lo que más añoraba el moreno cada que despertaba con una nueva melodía.
Los bicolores ojos que proclamaban atención de aquel chico de nacionalidad rusa, su elegancia al portar aquel traje que le quedaba a la perfección con su grisácea cabellera.
Aquellos zafiros concentrándose en las teclas de aquel piano que lograba hacerle jadear con tan gloriosas melodías, acunando cada sueño en cada tenue caricia.
Sintiendo aquellas mágicas melodías envolver su corazón, logrando hacer derramar algunas lágrimas de satisfacción por tan preciado evento en aquella sala en la oscuridad que les abrazaba con fuerza.
Anhelando y proclamando aquellas melodías como suyas cuando aquel pianista tocaba de manera perfecta sin llegar a verle por lo menos alguna vez,
Derramándose junto con la suave armonía, citando cada frase nunca antes dicha por aquellos labios que se cerraban sin ninguna curvatura, amándole desde el otro lado de aquel salón musical.
-Siempre me observas desde allí, ven con tu guitarra y ponte a tocar algo conmigo
La voz de aquel ruso logró hacer estremecer al moreno, aspirando con fuerza mientras tomaba su guitarra von un pequeño temblor y caminaba hacia allí.
¿Le había visto todo ese tiempo?
¿No se escondía bien?
Los murmullos en su mente comenzaron a revolver sus pensamientos, llegando por fin junto a este, observando cómo se levantaba y extendía su mano.
-меня зовут Виктор Волков (mi nombre es Viktor Volkov)
Aquello hizo jadear al contrario, tomando su mano firmemente mientras conectaban sus ojos.
-y tú eres Horacio Pérez, el chico que siempre viene a verme por la noche
Y del cual me e enamorado sin conocerle...
.............
-Vik, hoy por fin me toca descansar de los ensayos con mi banda, Gustabo estará comprando algunas partes para su batería y...
Los labios del contrario sobre los suyos eran su perdición.
Sublime y armonioso era el toque entre sus belfos, sintiéndose y llegando hasta lo más profundos de aquellos órganos que palpitaban con fuerza cada que aquella pareja se veía.
¿Como era posible que aquel pianista se haya enamorado del guitarrista de aquella banda?
-te extrañe солнце- la mirada azulada que le entregaba aquella tarde su pareja era una obra de arte, como aquellas melodías que lograba componer cada viernes.
Como aquel primer viernes que lo escucho y observo
-yo también te extrañe Vik... tanto que ahora mismo podría...-comenzó a decir el moreno mientras pequeñas lamidas eran dadas al cuello de su pareja.
Dejando caer la suave melodía de aquello jadeos que tanto le gustaba escuchar, sintiéndole tensarse cada que llegaba a tocar los dedos de este mientras le observaba gustoso.
-eres el culpable de que siempre este tan caliente, más aún cuando tú te sientas frente a ese piano y tocas tan vehemente aquellas melodías
Aquellas palabras hacían galopar el corazón ruso que, tomando con fuerza las caderas de este lo atrajo hacia el y lo besó con ferocidad, sin contenerse.
Como aquellos amantes que eran, aquellos jóvenes que solo buscaban el contacto tan melodioso que les era otorgado por el contrario.
Desvistiéndose por fin en aquella cama al llegar al dormitorio de uno de ellos, sintiendo las calientes pieles con cada toque que se les era dado.
Aquel majestuoso elixir en sus labios mientras se besaban con lujuria, afianzando sus manos en la cintura del moreno que jadeaba bajo el, buscando más de aquel toque.
-te deseo demasiado Vik, déjame tocarte-la voz de aquel francés golpeaba con ímpetu los oídos rusos, drogandole mientras asentía dejándose caer en la cama.
-vamos Horacio...
La sonrisa de aquel moreno más la traviesa mirada bicolor al bajar hasta su abdomen, besando y admirando cada parte de este, solo hacía sentir más vivo al contrario que acaricia aquella cresta con cariño, soltando un jadeo cuando aquellos labios besaron su glande.
Proyectándole una majestuosa obra de arte, allí abajo, Horacio Pérez haciéndole una felación, sintiendo como aquellos labios calientes hacían un perfecto vaivén.
-Horacio... aghh...
Los gruñidos de Volkov sólo eran perfectas melodías para el contrario que se levantó rápidamente, tomando un condón y un bote de lubricante, poniéndole con cuidado al mayor.
-vamos rusito, guía tus manos hacia mi, tócame como lo haces con aquel piano que tanto amas...
La sedosa voz del contrario hacia delirar al peligris que le tomaba con suavidad de las caderas, bajándolo con suavidad hasta su erección, dejando que entre por completo.
Todo mientras ambos se miraban a los ojos.
Aquel deleite en sus miradas les hacía delirar
Comenzando con un vaivén de arriba hacia abajo mientras se besaban con fogosidad, amándose en aquellas cuatro paredes en las que ambos amantes habían compartido más de una noche juntos.
Sintiendo como aquellas carnes le llamaban una y otra vez, volviendo aquellos choques más rápidos mientras miraba cómo los labios del contrario se abrían en busca de aire, deteniéndose mientras se separaban y dejaba al contrario sobre la cama.
-te quiero Horacio...
Los belfos de Volkov chocando contra los del menor con fuerza, dejando el romanticismo a un lado, entrando de golpe al cuerpo moreno, escuchando los jadeos y gemidos que salían de aquella boca que tanto amaban mimar con besos.
Tomándolo con fuerza de las caderas, incrementando una y otra vez aquellos movimientos, besando y marcando el cuerpo moreno a cada embestida.
-Vik... voy a llegar ya...
La voz tan desastrosa en aquel momento del contrario hizo palpitar con fuerza el miembro del ruso que jadeo, incrementando sus movimientos a la par que masturbaba el miembro del guitarrista.
-vamos Hache, Termina lo que empezaste...
Aquellas palabras fueron el detonante para que el menor se corriera sobre la mano contraria, apretando sus paredes haciendo correarse al ruso que le besaba con fuerza, sintiendo sus corazones galopar con fuerza.
Derritiendo aquellos zafiros con solo el toque del moreno guitarrista que siempre le observaba en silencio en aquella sala.
Dejándose limpiar por aquel pianista que le volvía loco de todas las maneras posibles, deleitándose con Yam armoniosa melodía de su voz.
Más aún cuando esta iba dirigida a él.