¿Versa?

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Ahora ambos amantes se fundían en un mismo sentimiento, el chapoteo de sus cuerpos de lograba percibir fuera de aquel cuarto.

Aquellos zafiros que tanto amaba Horacio en demasía estaban cerrados, los labios rusos se abrían deliciosamente soltando gemidos mientras se aferraba a los hombros del menor.

-joder... Horacio...- jadeaba Volkov al sentir como su punto g era golpeado una y otra vez, haciéndole ver puntos negros producto de la excitación.

El moreno tomaba con fuerza las caderas del mayor y comenzaba a profundizar las estocadas, escuchando los gimoteos del ruso, besándolo con ímpetu, sintiéndose colapsar plácidamente.

-Horacio voy a correrme... huh

La semilla blanquecina salió disparada del pene ruso, jadeante, Horacio salió de el rápidamente y se sentó arriba del ruso que jadeaba notoriamente.

-vamos, mueve ese pene ruso, que me toca Viktor-decía lascivamente, Volkov automáticamente levanto las caderas morenas y comenzó a hundir su pene en el pequeño anillo rosado de este.

-mgh... Si si -jadeaba Horacio, sintiendo como se llenaba completamente, comenzó a dar saltitos una y otra vez, mientras besaba al mayor.

Los nuevos gemidos comenzaban a resonar, perdidos en el dulce sabor de sus voces gritando el nombre del otro, jadeantes de saber que complacían perfectamente al otro.

Viktor se levantó y dejó el cuerpo de Horacio bajo el, poniéndolo en cuatro, dando un golpe en sus glúteos.

-¿acaso te gusta que te folle de esta manera?-decía Volkov jugueteando con el anillo carnoso del menor, que palpitaba exigiendo más.

Horacio gimoteaba, tomando las sábanas fuertemente, necesitado del miembro ruso que tenía allí mismo,

-pídemelo Horacio, pídemelo como cuando me pediste que cerrara la puerta de aquel baño en el hospital, recuérdalo.

Y joder que lo recordaba, si gracias a eso ahora estaban ansiosos esperando la respuesta del cresta.

Aún recordaba cómo había entrado el ruso al baño, mirándolo, devorándole cada fibra de su cuerpo con la mirada, recordando como aquellos zafiros se oscurecían al pasar los segundos.

Pero llegó otro paciente a la habitación y se arruinó su momento.

Vaya mierda.

Pero ahora, ahora estaban devorándose mutuamente, jadeantes exigiendo más.

Volkov metía una y otra vez su miembro, golpeando salvajemente el punto dulce del menor, tomándole con fuerza su pene y masturbandolo al mismo ritmo con el que le profanaba.

Se sentía jodidamente bien.

Y ambos lo disfrutaban.

-Vik...Vik me corro

-vamos soltsne, córrete.

Y eso fue suficiente para derramar su líquido sobre el colchón, sintiendo prontamente cómo salía de el Volkov y se corria sobre el.

Suspirando cansados, el ruso tomó una toalla y comenzó a limpiar al francés y a él mismo, dándole un beso en los labios suavemente.

-deberíamos de hacer esto seguido

Hablaba el menor sintiendo como el mayor retiraba el blanquecino líquido de el.

-si deberíamos...

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