Los constantes cambios de actitud del menor era lo que hacían estresar a el peligris que solo quería ver bien a su pequeño.
No solo se trataba del estrés en sus trabajos, no, también llevar aquel trabajo a sus aposentos, llenándolos de documentos por todos lados.
El estrés que le causaba al menor era en demasía, solo llegar y ver aquel destrozo en su sala de estar lo agobiaba.
-solntse... no te agobies, ¿te ayudo?-decía el mayor al ver cómo el menor comenzaba a subir las escaleras, directo a su pequeño salón de entrenamiento.
-acompáñame a ejercitarme, que estás bastante oxidado y no te quiero así...
El peligris camino hacia donde el menor había ido, percatándose de que no estaba en aquel salón.
-¿Horacio?, ¿donde estás cariño?-decía comenzando a buscar en la habitación de este, no encontrándolo en lo absoluto.
-acá estoy Viktor, en tu habitación!-decía el menor desde la habitación del ruso, quitándose la ropa que portaba y cambiándola por uno short del mayor y camisa del mismo, siendo observado por el mayor.
Acercándose poco a poco a este, besando su cresta bien peinada, acariciando con su mano la cintura ajena, mirándolo tranquilamente y besando suavemente desde la oreja hasta el cuello del menor, escuchando leves jadeos que salían de la boca del francés.
-tal vez te desestreses un poco con algo diferente solntse... ven anda-decía el mayor tomando de la mano al de mirada bicolor.
La sonrisa que portaba el menor en aquel momento era de retratar, aquella sonrisa ladina y mirada resplandeciente hacía sentir cálido al mayor, perforándole hasta el corazón y cuidadosamente dejando cada trazo y curva de su cara y cuerpo en su mente.
-te haré sentir mejor cariño, lo necesitas demasiado.
Decía el mayor mientras acomodaba al chico en la cama de este, quitándole nuevamente el short y bóxer que traía, besando las mejillas sonrojadas de este.
-Se trata de disfrutar ambos...
-disfrutó escuchando tus pequeños jadeos y gemidos solntse
El mayor retiro la camisa del menor, comenzando a dar besos por toda la cara ajena, llegando a sus labios y comenzando con unos leves roces, siendo después pequeños mordiscos que hacían jadear al menor bajo el.
Sintiendo la lengua del mayor entrar en su boca, acató a tomar algunas hebras del cabello ajeno, sintiendo como una mano comenzaba a bajar hacia su pene.
-Vik...agh...-artículo el menor al sentir como comenzaban a darle atención a su pene, tomándolo delicadamente y haciendo pequeños movimientos de arriba hacia abajo.
Volkov besaba delicadamente al menor, bajando poco a poco por su cuello, lamiendo este y dejando algunas marcas que durarían algunos días.
Horacio jadeaba, sintiendo como cada parte de su cuerpo le pedía a gritos ser devorado por el mayor, jalando suavemente el cabello ajeno, sintiendo como los labios ajenos trazaban con cada beso el cuerpo ajeno.
Volkov no dudaba en sus movimientos, por el contrario, quería darle el máximo placer a su pareja, obteniendo gustoso cada gota del elixir del menor.
El mayor besaba anhelante los pezones del chico que se retorcía de placer, conteniendo los gemidos que querían salir de su boca una y otra vez.
Dando pequeños tirones a las hebras grises del mayor, Horacio acató a besar la boca ajena con pasión, juntando sus lenguas en un beso que solo lograba calentarlos de sobremanera.
Volkov mimaba la erección del contrario, mientras besaba una y otra vez los labios de este mismo, sintiendo una presión sobre sus pantalones.
Horacio abrió los ojos al sentir como lo ponían a cuatro sobre la cama, sintiendo los labios ajenos recorrer desde su cabeza a su espalda, poco a poco bajando cada vez mas.
-mierda Viktor!
Había dado un lengüetazo a la entrada del menor, viendo desde allí como este se aferraba a las sábanas.
-vamos pequeño, déjame hacerte sentir bien-decía mientras volvía a lamer la entrada del menor mientras masturbaba el miembro de ese mismo con su mano.
Horacio soltó un gemido, siendo seguido por otro, y otro mas.
La melodía que desprendía el menor al gemir solo hacía sentir más excitado al ruso que devoraba aquella entrada, volteando al menor nuevamente, dejando la espalda de este sobre las sábanas.
-eres jodidamente perfecto Horacio
Y vaya que lo era, en aquel momento, era una obra de arte digna de admirar por su fiel seguidor, aquella mirada lujuriosa que tenía mientras mordía su labio y el carmín cubría sus mejillas era un jodido espectáculo.
Y todo para Viktor Volkov
Las manos rusas apresaron la cintura del menor mientras se agachaba a lamer la gota de lubricante que salía del pene del ajeno, escuchando un tenue gemido.
-shhh cariño... no e hechos nada aún-decía mientras se acercaba al miembro de este y posaba su mirada a la contraria que lo veía con sus pupilas dilatadas.
Aquellos orbes bicolores miraban los ajenos de color gris con lujuria inyectada en ellos, deseosos de ver el próximo movimiento.
Horacio miro el momento en el que su pene fue engullido por la boca del mayor.
Soltando un grito de placer al sentir la vibración de la boca ajena al haber metido aquel pedazo de carne completo a su boca.Sacando y volviendo a meter a su boca, engullendo como si de una paleta se tratase.
Los pantalones mojados del ruso denotaban la excitación que forjaba con cada lamida al pene ajeno.
Horacio se retorcía, sintiendo como el nudo bajo su estómago le anunciaba el pronto orgasmo, jadeante al sentir como el mayor no quería separarse de allí.
-mierda Viktor... voy a correrme...
Fue lo único que dijo, para después soltar un gemido al sentir como el ruso volvía a meter solo la punta a su boca y lamía una y otra vez, metiéndolo hasta la garganta, cada vez haciéndolo con rapidez.
Volkov acató a mirar al ajeno, como cerraba los ojos, lagrimeantes de placer, gimiendo el nombre del chico que tragaba todo el líquido seminal que salía de el.
Horacio tapó su cara con su mano, intentando recuperar su respiración, sintiendo una corriente eléctrica recorrer su cuerpo al sentir como besaban la punta de su pene nuevamente.
-¿estás mejor?-dijo el mayor, acercándose al menor y viendo cómo quitaba su mano y le miraba fijamente.
-no
-¿como?-dijo el ruso al pensar que no había hecho lo correcto.
-falta que me folles aquí, en el sofa, en el baño, en la cocina y en cada puto lugar de esta casa.
-no se diga más...ahora vamos al sillón
Dijo el mayor tomando a su pareja y besarlo tiernamente mientras otra ronda daba inicio.